08 marzo 2007

Querido Amigo:


Desde hace tiempo he querido, como tu amigo que soy, conscientizarte de muchas cosas; es sólo que me preocupa la delgadez de la línea que separa tus momentos de felicidad y los de tristeza. Sé que has estado solo mucho tiempo, que ocurrieron sucesos en tu vida que han resultado en una soledad no deseada.

Te confieso que te observé detenidamente en tu última visita a esta tu casa. Descubrí detalles de tu personalidad en los que no había reparado y que son relevantes. Me angustié porque no pude hacer gran cosa por ayudarte, en parte por mi desconocimiento sobre qué hacer y por otro lado porque hay algo en ti que me impide acercarme demasiado. Tal vez sea que tengo miedo a involucrarme más de lo que mi sensibilidad permite y que en lugar de apoyarte, terminemos siendo dos los afectados.

Pero me doy cuenta de que algo se puede hacer y de momento no se me ocurre más que escribir aquí lo que siento y que en persona te he dicho en un par de ocasiones:

Sal de ese pueblo. Necesitas convivir con gente nueva. Abrir posibilidades. He visto como te acercas a las personas y consigues lo que yo no he podido: una cita, aunque sea para ir a bailar. No te desanimes si alguien te batea. Es posible que ese aura de pesimismo que te rodea, sea un punto a atacar para que la gente te vea de otra forma y se anime a acercarse en otro plano. Te noté particularmente molesto en varias ocasiones. En los restaurantes; en el auto al no abrirse la puerta, aún con mi petición de esperar a que yo abriera. A veces sueltas comentarios ásperos, que desestabilizan el ambiente y lo peor, lo contagia, poniendo de malas a todos.

Y si decides no salirte de ese lugar, al menos vende tu casa. ¡Hazlo ya! Utiliza el dinero para comprar algo nuevo, un apartamento, aunque sea pequeño, pero nuevo. Que entre la luz por todos lados, que huela a nuevo, que puedas decorar a gusto, que te sea confortable, que en lugar de hundirte, te levante el ánimo, que te sientas orgulloso de compartir con tus seres queridos, amigos y familiares que lleguen a visitarte.

Yo mismo he imaginado como debes sentirte en esa casa en la que apenas entra la luz y en la que el polvo todo lo inunda. Te imagino recostado mucho tiempo viendo las horas pasar y pienso que eso puede cambiar. Tu cuerpo a ratos te da muestras de que es necesario un cambio de vida con esos malestares que hacen presencia de la nada y que se esfuman en un cerrar y abrir de ojos.

Necesitas ocuparte. Sé que el estado de ánimo no es satisfactorio, que te baja las armas, demasiado tiempo libre no es lo mejor para una persona solitaria. Busca un empleo que te ocupe entre semana, tal vez estudiar cómputo ó una carrera técnica que te permita mejorar tus ingresos y nivel de vida posteriormente.

Habla con tu familia, del apoyo que necesitas, que no sólo te vean con signo de pesos. Es importante que ellos se conscienticen de que al menos en estos momentos, tú también necesitas de su cariño y compañía. Si los amigos están lejos, hay que acercarse a la familia. El lazo es indisoluble y siento que al menos tus hermanos reaccionarían si se dieran perfecta cuenta de lo que te pasa… Me ha cruzado la idea de contactarlos para hacerles ver que necesitas sus cariños y abrazos, pero no quiero entorpecer algo que por propia naturaleza debiese ocurrir.

Siento, mi amigo, que es hora de que actúes. No dejes pasar más el tiempo. Saca fuerza y ánimo de donde sea necesario y toma cartas en el asunto. Sé que estás consciente de que este movimiento lo tienes que hacer tú, nadie más. Nada me dará más gusto que ver que tu vida da un giro, al menos de inicio modificando el ambiente en el que vives. Por lo demás, la persona llegará cuando menos te lo esperes…no te obsesiones con la idea, sólo sé paciente. Habemos muchos que te queremos y sabes que si en cualquier etapa de este cambio requieres nuestro apoyo, ahí estaremos.

Sé que te das cuenta, pero por si quedaba la duda, nos preocupas y queremos verte feliz.

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