07 enero 2010

Regaderazo Prodigioso Vol. 2

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Veo felizmente que el padre de Mafalda tiene las mismas preocupaciones que yo jajaja. Esta imagen debió adornar el post que relataba mi 'crisis' de los 30 pues no puede ser mas ad hoc para todo lo que les comenté en su momento. Y créanme, las respuestas plasmadas ahí por ustedes, las he compartido muchas veces con amistades que padecen estos 'violentos, preocupantes y acongojantes' pensamientos con espléndidos resultados. Gracias por ello.
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Puedo pues descansar tranquilo, mis pesares son universales.
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02 enero 2010

Hoy me sentí un nómada

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Me despedí de mi hermana en el aeropuerto diciéndole que me encanta su familia, que la quiero y que cuenta conmigo. Es la primera vez que se lo digo con tal apasionamiento que se me quebró la voz y se me hizo un nudo en la garganta. El tiempo pasa y ya no me es posible verla con la frecuencia de antes. Si bien me va, esto sucederá cada año, pero el tiempo, insisto, continúa pasando y ¿por qué no decirlo? haciendo mella en nosotros, empezando por el físico que ya no es el de antes pues por mínimo que sea el cambio, tener 37 y ella 36 por supuesto que en algo nos afecta.

Pero me sentí nómada porque dentro de todo me sentí solo. Un simple observador que ve como la vida brota y toma curso a su alrededor, con su familia, como mirando algo que me fue negado o tal vez que me he autoimpuesto estúpidamente: una suerte de soledad de la que he dotado a mi vida y que me condena (a veces pienso que como un vampiro) a ser, repito, un observador pasivo de eventos, personas y sus lazos.
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La abracé muy fuerte en la despedida y mientras caminaba hacia la sala de espera, rogué por ser notado, rogué porque alguien me viera y que tuviera el ánimo y ganas de acercárseme para darse cuenta que soy un ser extraordinario y con una necesidad imperiosa de amar y ser amado.
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Pero nada de eso sucede.
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La gente a mi alrededor abraza a su familia, niños jugando videojuegos, un joven que duerme plácidamente como si no le importara perder el avión, pero dentro de todo, vida, mucha vida y compañías.
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Y volteo a ver el teclado y por primera vez me siento un limosnero de amor, por cursi, triste y exagerado que se escuche.
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Y mientras pienso en el cada vez más lejano “ya llegará” trato de hacer planes de regreso a la escuela, al trabajo, a casa y posiblemente pensar en el nuevo viaje que haré en fechas santas, sólo para sentirme de nuevo el nómada entre personas que me quieren y de las que me despediré llegado el momento.
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Creo que si me concientizo de esta forma de vida, tal vez no me duela tanto…como ahorita. Debo hacerlo. Tengo que...
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Mientras tanto, el maldito nudo en la garganta no se va (malditas fechas).