
Siempre me había preciado de ser un gran fan de Lucía. Siempre pensé que yo había sido–en su momento- el mejor fan que el mundo podría darle. Pero estas dos últimas semanas, mucha gente me ha hecho ver de lo que realmente están hechos los fans y yo no soy ni por mucho, el mejor.
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Entrar al foro de Lucía Méndez en Univisión.com es como entrar a un santuario en donde me encuentro con imágenes que invariablemente me remiten a mi juventud: los 80. Fotos, videoclips, presentaciones, telenovelas y discusiones que mantienen viva la llama del cariño por ella.
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Entrar al foro de Lucía Méndez en Univisión.com es como entrar a un santuario en donde me encuentro con imágenes que invariablemente me remiten a mi juventud: los 80. Fotos, videoclips, presentaciones, telenovelas y discusiones que mantienen viva la llama del cariño por ella.
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Entrar ahí me hizo recordar y recordé mucho. Recuerdo que en casa teníamos una tele Philco, blanco & negro como de 20” que funcionaba a base bulbos. La única señal que llegaba al pueblo era la del canal 2. Por las noches, la comunidad parecía un lugar fantasma. Poca gente en la calle y todo mundo –mis padres en primera fila, claro!-viendo la telenovela ‘Tú o Nadie’.
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Yo tendría alrededor de 12 años. Y todas las noches escuchaba su tema “Corazón de Piedra” acompañar ese magnético rostro que me hacía fruncir el ceño por la belleza sin par que mi cabecita no lograba asimilar del todo, era demasiada la emoción. Era Lucía y yo llegué incluso a soñar con casarme con ella algún día.
Yo tendría alrededor de 12 años. Y todas las noches escuchaba su tema “Corazón de Piedra” acompañar ese magnético rostro que me hacía fruncir el ceño por la belleza sin par que mi cabecita no lograba asimilar del todo, era demasiada la emoción. Era Lucía y yo llegué incluso a soñar con casarme con ella algún día.
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No pasó mucho tiempo para empezar a experimentar envidia ante quien se 'le aproximara'. Una familia, vecinos nuestros, se encargo de producirme ese sentimiento cuando, mientras jugaba en el patio de casa, comencé a escuchar los acordes de la canción de los créditos de la novela a una hora inusual: mediodía; pensé que se trataba de una horrible jugarreta pues yo debía tener esa grabación a como diera lugar y no ellos, los vecinos.
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No pasó mucho tiempo para empezar a experimentar envidia ante quien se 'le aproximara'. Una familia, vecinos nuestros, se encargo de producirme ese sentimiento cuando, mientras jugaba en el patio de casa, comencé a escuchar los acordes de la canción de los créditos de la novela a una hora inusual: mediodía; pensé que se trataba de una horrible jugarreta pues yo debía tener esa grabación a como diera lugar y no ellos, los vecinos.
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La situación se complicaba pues escuchaba hasta la saciedad ‘Corazón de Piedra’ por cortesía de aquella familia a todas horas del día. A mis escasos 12 años no se tiene dinero para comprar un kct (ellos tenían el LP y yo debía conformarme con las mini fotos en las que viniera la cinta magnética pues en casa apenas llegábamos a una grabadora Panasonic) y menos un material que sólo se conseguía en una población más grande que quedaba a una hora de camino en automóvil y a la que llegaban toda clase de mercancías de ‘ciudad capital’: el DF.
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Con mucho esfuerzo que se traducía en ruegos a mi señor padre, le pedía que cuando fuera a Pinotepa (Nacional) me comprara el casete y que a cambio yo sacaría buenas calificaciones y que cuidaría la cinta mucho para que no se dañara (era común que se enredara, que le tuviésemos que dar golpecitos para que los rollos de la cinta se reacomodaran, etc.)...tiempos aquellos. Y la recompensa fue mayúscula. Cuando lo tuve en mis manos no pude dejar de admirar a Lucía. Se me hacía preciosa y yo fui el tipo más feliz durante mucho tiempo con mi casete oyéndolo a todas horas (todavía lo conservo).
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Lo demás es historia.
: .La seguí en ‘Siempre en Domingo’, casi siempre de figura estelar. Su canción sonando en primeros lugares de popularidad. ‘Don Corazón’ en segundo sitio y ella siempre con una presencia que me hacía latir el corazón a mil por hora.
. .Compraba el Tele Guía, Notitas Musicales, Vanidades y Cosmopolitan y cuanta publicación me encontrara con su rostro adornando las páginas sólo por verla a ella. Me emocionaba ver las fotografías con lo que mi sensación de ansiedad quedaba satisfecha pues con cada ‘aparición’, la Méndez nunca me decepcionaba.
Ella fue mi estandarte durante mucho tiempo. La estrella que me enorgullecía decir que era mi artista favorita, ‘mi ídola’ (sic) y se los hacía ver a todos sabiendo que era la mujer más hermosa y talentosa, que no tenía par y que no podría venir nadie a imponerme a otra como superior. ‘¡Toma esta, Verónica Castro!’ pensaba cuando las publicaciones insistían en que eran rivales y que el trono de reina de las telenovelas estaba en disputa y la Méndez hacía alguna espectacular aparición en portadas.
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Así las cosas, me llené de discos, de cajas con recortes de revistas (hoy ya no se qué ocurrió con todo ello, tanta mudanza en mi vida causó estragos a mis fetiches) y en un par de ocasiones acudí a verla en vivo a una obra teatral y a sus ya casi míticas ‘Noches de Cabaret’, proeza lograda si tomamos en cuenta que yo vivía en una ciudad distinta al D.F.
. . .Mi orgullo por ella se mantuvo prácticamente intacto hasta su telenovela ‘Marielena’ (verla enfundada en rojo en los créditos iniciales con su magnífico rostro llenando la pantalla no hizo más que confirmarme lo que siempre pensé sobre quién era la verdadera reina de la tele). Años después, mi ánimo sólo vivió del recuerdo de aquellas épocas doradas.
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Me negaba a creer lo que le había hecho a su rostro. Pensaba que tenía que dejar el curso natural de su físico y conservaba la esperanza de que sin cirugías y con mayor edad luciera como Helena Rojo (por ejemplo) o alguna otra actriz madura que, seguramente se había tocado la cara pero de forma más afortunada.
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Así, había venido guardando un bajo perfil que no significa que mi cariño por esta mujer se haya disminuido. Eso no puedo hacerlo. La Méndez está y estará ligada a mis recuerdos y a mi vida. Por eso he seguido de cerca lo que hace y especialmente en los últimos meses. Sus canciones (todas) están en mi reproductor de musica (mi tema favorito es ‘Mi Amor, Amor’ primer sitio de las canciones más escuchadas en mi Ipod), conozco los productos que vende (la señora sigue vendiendo, tanto sus discos -lo sabe perfectamente Sony, su más reciente disco anda ya en el lugar 18 de Amprofon- como los artículos de belleza que ha lanzado); los reconocimientos que le han dado, tanto empresariales como de tantas otras organizaciones (metida en asuntos de inmigrantes, de apoyo a la comunidad homosexual y hasta con su fundación ‘Don Corazón’ para sordos; al tiempo que apoya al talento joven de la moda) y claro, los foros en donde se le idolatra hasta la saciedad.
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Me negaba a creer lo que le había hecho a su rostro. Pensaba que tenía que dejar el curso natural de su físico y conservaba la esperanza de que sin cirugías y con mayor edad luciera como Helena Rojo (por ejemplo) o alguna otra actriz madura que, seguramente se había tocado la cara pero de forma más afortunada.
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Así, había venido guardando un bajo perfil que no significa que mi cariño por esta mujer se haya disminuido. Eso no puedo hacerlo. La Méndez está y estará ligada a mis recuerdos y a mi vida. Por eso he seguido de cerca lo que hace y especialmente en los últimos meses. Sus canciones (todas) están en mi reproductor de musica (mi tema favorito es ‘Mi Amor, Amor’ primer sitio de las canciones más escuchadas en mi Ipod), conozco los productos que vende (la señora sigue vendiendo, tanto sus discos -lo sabe perfectamente Sony, su más reciente disco anda ya en el lugar 18 de Amprofon- como los artículos de belleza que ha lanzado); los reconocimientos que le han dado, tanto empresariales como de tantas otras organizaciones (metida en asuntos de inmigrantes, de apoyo a la comunidad homosexual y hasta con su fundación ‘Don Corazón’ para sordos; al tiempo que apoya al talento joven de la moda) y claro, los foros en donde se le idolatra hasta la saciedad.
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Pero últimamente y especialmente desde hace algunas días, he visitado con más frecuencia estos sitios y he sido partícipe de una esperanzadora bocanada de vida que sus más acérrimos y fieles fans le pedían. Lucía se está reinventando. Algo ocurre con su rostro que se ve mucho mejor que el que lucía hace algunos meses. Está delgadísima y acaba de lanzar una reelaboración de algunos de sus mejores temas en un disco que gana con cada escucha aunque uno perciba ya que la voz no es el de la joven que nos embelesaba tiempo ha.
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Algo pasa con ella que mi corazón da un vuelco y comienza a profesarle otra vez el cariño del fan incondicional, pero es un cariño distinto, maduro…una suerte de reconocimiento a la mujer luchona, a la que no se deja vencer, a la que ha sabido sortear escándalos con una actitud discreta y que le da la categoría ganada a pulso de Diva. Sí, con ella, con Lucía, la palabra adquiere una connotación distinta pues nunca la veremos con desplantes a lo María Félix o Garbo. Lucía se cuece aparte y para mi es Diva por lo que ha logrado, por el profesionalismo que transmite en todo lo que hace y por la sencillez con la que trata a sus fans. Casi se me salieron las lágrimas cuando en un mini homenaje que le hicieron en un programa de televisión hicieron un repaso en imágenes de su carrera al tiempo que ella exclamaba: “¡Cuánto he trabajado…!” es cierto y me congratulé cuando vi todo el recorrido y me di cuenta que yo había sido fiel observador y acompañante de todo ello.
Algo pasa con ella que mi corazón da un vuelco y comienza a profesarle otra vez el cariño del fan incondicional, pero es un cariño distinto, maduro…una suerte de reconocimiento a la mujer luchona, a la que no se deja vencer, a la que ha sabido sortear escándalos con una actitud discreta y que le da la categoría ganada a pulso de Diva. Sí, con ella, con Lucía, la palabra adquiere una connotación distinta pues nunca la veremos con desplantes a lo María Félix o Garbo. Lucía se cuece aparte y para mi es Diva por lo que ha logrado, por el profesionalismo que transmite en todo lo que hace y por la sencillez con la que trata a sus fans. Casi se me salieron las lágrimas cuando en un mini homenaje que le hicieron en un programa de televisión hicieron un repaso en imágenes de su carrera al tiempo que ella exclamaba: “¡Cuánto he trabajado…!” es cierto y me congratulé cuando vi todo el recorrido y me di cuenta que yo había sido fiel observador y acompañante de todo ello.
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Para muchos, la Méndez no es perfecta (que si no canta, que si actúa mal, que si su rostro, etc)pero para mí alcanza, dentro de sus posibilidades, un estatus tal que me produce orgullo y es un orgullo con bases pues ha resistido el paso del tiempo.
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Los fans lo saben y el apoyo leal, fiel y ‘a ciegas’ que noto en los foros está justificado. La orientan con suavidad, le sugieren con anhelos que guardan, la defienden con uñas y dientes cuando alguien osa ‘tocarla’ y le aplauden todo o casi todo con una emoción que contagia. Es un ser humano que nos ha dado tanto (de entrada a sus fans) con todo lo que ha hecho, que lo menos que uno puede hacer es apoyarla siempre y bajo cualquier circunstancia.
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.He recibido pues la mejor lección de lo que ES un verdadero fan: un ser incondicional, que se mantiene en guardia siempre, vigilando, monitoreando y publicitando sus presentaciones; que compra pero sobre todo, promueve todo lo que su artista hace, sea o no de su total agrado; que sigue a su ídolo desde su nacimiento, su plenitud y más aún en su decadencia (y no es todavía el caso de Lucía). Es pues una especie de nexo que el tiempo no elimina y que pareciera una marca de nacimiento. Hacerse fan de la Méndez es para siempre y uno no la idolatra hoy y mañana la cambia por Thalías o Paulinas. Con ella, eso no sucede.
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‘Renovarse o morir’ y somos muchos los que la empujamos –porque así lo deseamos- a renovarse y ver su esfuerzo actual nos hace quererla más y desear protegerla. Vienes fuerte Lucía y me está pudiendo encantar reencontrarme contigo en esta etapa de mi vida y en esta etapa de tu vida. Hoy vuelvo a refrendar que me siento orgulloso de ti, de pertenecer al fiel, selecto y exclusivo grupo de fans tuyos y de pertenecer a la generación en la que vives.
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La lección ha sido aprendida.
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