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31 julio 2012

Una visión que parece mía de EL ORIGEN


http://fabricaldreams.files.wordpress.com/2010/08/inception-no1.jpeg


El texto que les presento, salió publicado hace un par de años en el periódico en linea "Diario de Yucatán" cuando recién se estrenaba "Inception" (aka. El Origen) de Christopher Nolan. Me gustó mucho lo que leí sobre esa obra porque personalmente coincidí con el autor:  "Inception" no me gustó por muy deslumbrante que fuese el ejercicio visual y hubiesen multitudes diciendo que se trataba de una obra maestra (ejercicio muy común y ligero en estos días). 

Recientemente vi 'Batman, El Caballero de la Noche Asciende'  y concluí que Christopher Nolan adolece del mismo problema que con "Inception": Mucha parafernalia, monumental maquinaria que complacerá más a los fans del comic que a cinéfilos que busquen sustancia o alma en este tipo de cine.

No me malinterpreten: Nolan crea momentos deslumbrantes y sostengo que de los directores actuales, es el único que puede manejar presupuestos de esta envergadura y apreciar el dinero en pantalla; simplemente en lo personal prefiero al Nolan de 'Following' o 'Memento'...ese que aparentemente (espero equivocarme), no volverá.

Sea pues.

“El origen”, clamoroso vacío filosófico
La pifia oculta tras la gran perfección narrativa de Nolan

MADRID (EFE).— Reinando todavía en la taquilla estadounidense y sonando ya las campanas de Oscar, “El origen” (Inception) es un nuevo mecanismo de precisión creado por Christopher Nolan que, pese al apoyo de Leonardo DiCaprio y Marion Cotillard, oculta tras su perfección narrativa un clamoroso vacío filosófico.

Después de arrasar en todo el mundo con “El caballero de la noche” barnizando a los héroes de cómic de tragedia shakespeariana, el realizador británico Christopher Nolan ha querido rizar con su nueva entrega un rizo que ya comenzó con “Amnesia”.

Fundiendo la acción con una suerte de excursión espeleológica por la mente humana, la película propone un sugerente planteamiento: la posibilidad de que, mediante el psicoanálisis, se pueda, no descubrir, sino alterar la verdad de una persona.

Hitchcock demostró que Freud y cine podían funcionar. “Matrix” sugirió con convicción y rentabilidad que la realidad no es el mundo en que vivimos. Pero Nolan quiere dar un paso más allá y acaba devorado por su impúdica ambición de hacer una obra maestra.

En tiempos del cine en tres dimensiones, “El origen” busca hasta cuatro niveles narrativos que, esos sí, quedan empastados en una espectacular pirueta de guión llegado el momento del desenlace.

Para aquellos que no sufren si la forma suplanta al fondo, “El origen” será un filme irreprochable. Pero los que necesiten un alma que rellene la estructura, descubrirán que la pirotecnia no ha sido capaz de insuflarle vida a tan sofisticado alambique.

El conflicto dramático del protagonista, encarnado por Leonardo DiCaprio y tentado por un subconsciente en el que todavía existe aquello que perdió, reclamaba un aliento poético más sutil y, aunque el guión se basa en horadar los personajes, lo cierto es que sólo consigue dar algunos rasguños en su superficie.

En consecuencia, la intensidad de las interpretaciones del otrora ídolo juvenil y de la oscarizada Marion está por encima del enganche real de sus personajes. Y el resto —Ken Watanabe, Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Cillian Murphy y Michael Caine— son sólo esbozos al servicio de escenas apabullantes pero sin emoción.

Y es que ni siquiera el baile de escenarios oníricos, siendo precisamente un sueño para cualquier director artístico, acaban de distinguir la diferencia entre elegancia y ostentación.

Por tanto, “El origen”, pese a sus dos horas y media infatigables y sin duda entretenidas, puede crear incomodidad en el espectador debido a que el tono de importancia que la película se da a sí misma choca violentamente con la resolución más bien simplona que subyace bajo el brillante juego de espejos.

21 marzo 2012

Prometheus, lo nuevo de Ridley Scott

Al parecer, lo nuevo de Ridley Scott estará en las pantallas mexicanas el 15 de junio de este año. Los fans de cintas como Alien y Blade Runner, cruzan los dedos porque Scott regrese a las glorias de antaño cuando su nombre era sinónimo de obras maestras. No sabemos si lo logrará, pero si la película tiene el mínimo de gloria que el trailer, podemos guardar ciertas esperanzas.



24 diciembre 2011

Habló el Grinch: '13 Asesinos' de Takashi Miike


Que Takashi Miike hace buenas cosas, sin duda. Su talento no está en duda. Hoy viendo '13 Asesinos', corroboré que sabe lo que hace. Hay muchos detalles en el film que dan cuenta de un cineasta que tenía en mente una película medida y calibrada, aunque en lo personal el tema me quedó lejos.

'13 Asesinos' no deja de ser cine de entretenimiento y esa es una de sus mayores virtudes porque con Miike, es entretenimiento bien manufacturado. Igualmente lo es que aquí no vamos a ver –en los combates- destellos del género wuxia…todo es tan elemental que asombra. No veremos a los samurái volar como en 'El Tigre y El Dragón' o los grandes despliegues visuales de 'Héroe' o 'La Casa de las Dagas Voladoras' de Zhang Yimou. Miike opta por ‘lo humanamente posible’ y ello brinda la posibilidad de disfrutar su película en un plano mas terrenal y al mismo tiempo, más limitado pero no carente de ingenio para armar la trama y plasmarla visualmente.

Pero hurgando un poco lo que me mantuvo distante empecé con mi mala costumbre de relacionar los films que veo; así encontré que la anécdota es similar a la de '300' de Zack Snyder pero versión samurái, que de los 13 guerreros uno tendría que ser el cómico, que el final debía contemplar el enfrentamiento de los pesos pesados (que me supo a tan poco, quizá porque el villano es un tanto acartonado) y que son distinguibles fácilmente dos partes del film: la primera mitad con lentitud que amenaza con ponernos a dormir y la segunda con ciertos (para mi gusto) excesos y especialmente de metraje.

Se nota un poco lejos el Miike de 'Audition' pero en buen sentido. Como realizador ha crecido, es solo que a '13 Asesinos' no hay que exigirle una trama profunda, aunque a ratos hay pinceladas de ella. La idea más polémica que se me atravesó al verla es que, seguramente, en otros tiempos, (tiempos pasados) '13 Asesinos' seguramente sería mejor apreciada por un servidor que ahora, porque sin duda tiene elementos sobresalientes, pero…insisto: ya son otros tiempos. Lo que sí puedo afirmar es que Kurosawa la habría aplaudido hasta llorar, como todos los críticos que se nombran en el póster.


04 noviembre 2010

Y se hizo el Cineclub...


La idea surgió casi al acercarse el final de la Maestría, cuando la mayoría externó que serían cada vez menos las ocasiones que nos encontraríamos. Sugerí entonces que nos reuniéramos a ver películas al menos una vez a la semana y estuvieron de acuerdo. Así nació uno de los proyectos que me tiene entretenido todos los miércoles seleccionando un film que considere importante deban ver, cuidando sólo una condición: que nadie lo haya visto (sólo quien esto les narra). Así, el miércoles 24 de marzo de 2010 inició la odisea de tratar de acercar a mis amigos (una media de 7 personas) al cine interesante, al cine alejado de la taquilla y con más valores artísticos que de dinero; pero sobre todo al Cine de Autor. He enfatizado esa máxima de “El Director es la Estrella” armando pósters-invitación que ante todo llevan el nombre del realizador remarcado.
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Pero… ¿por dónde empezar? Estaba claro que tenía un grupo heterogéneo enfrente y al menos uno de ellos traía un bagaje interesante de películas. Los demás estaban más interesados en ‘la reunión’ que en ver ‘qué se le va a ocurrir proyectarnos a David Guzmán?’. Pero eso no causó mella en mí y me propuse ser riguroso, llevándolos de la mano de films accesibles primero para después ir incrementando el nivel con temáticas u obsesiones más complicadas de asimilar y con ello conseguir que los nombres de los Directores empezaran a retumbar en sus cabecitas creando una referencia de calidad, de temas o estilos de ver la vida y sus obsesiones.
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¡Vaya labor! A la par de ser el organizador principal, de seleccionar entre el montón de películas que tengo tratando –en un inicio- de agradar a todos y que no huyeran despavoridos ante las rarezas que podría seleccionar, de enviar invitaciones por correo, de cazarlos vía telefónica solicitando confirmación, ahora también -por cuestiones técnicas- me encargo de llevar la pantalla, el proyector y hasta el reproductor a la casa elegida…
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Mi pequeño público está formado por profesionales de la Ingeniería, de la Administración, Mercadólogos, Contadores y Financieros; uno de ellos viaja todos los miércoles desde Playa del Carmen a Cancún exclusivamente al Cineclub; un Cineclub que ahora puedo decir, me llena de satisfacción y aunque los pasos que estoy dando con ellos son pequeños (salvo en una ocasión hasta ahorita, soy yo quién provee los títulos), comienzan a aparecer tímidas conversaciones al final de la proyección alrededor de la cinta que se convierten en el postrecito que corona la noche.
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A veces somos pocos, a veces muchos los reunidos; no ha faltado quién dice ‘No quiero pelis de terror, eh?’ u ‘Oye, para la otra tráete una romántica’ o ‘Por qué no vemos alguna de Jennifer Aniston?´ (gulp!) o mi obsesivo amigo de Playa del Carmen que sólo desea ver cosas retorcidas, complejas u obscuras que puedan escandalizar al respetable. A todos he complacido de alguna forma y en su momento, atendiendo lo que piden (a veces bajando el nivel, como lo verán más adelante, también hay que descansar de tanta rigurosidad) pero siempre llevando películas que sé no olvidarán fácilmente y que tienen un mínimo de calidad que provoque una experiencia distinta a la comercial.
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Con este breve antecedente quiero iniciar una serie de posts (etiqueta nueva incluida) que les mostrarán lo que hemos visto, les contaré lo que recuerdo generó el film en su momento y echaré mano de la memoria para rescatar alguna anécdota que haya surgido a propósito de esas proyecciones.
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El primer director elegido fue el británico Mike Leigh, regreso y les cuento.

02 noviembre 2010

8 ideas sueltas sobre Los Cronocrímenes


Para @sabbasbo, por pedirme opinión.
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¿Cómo criticar una película que a todas luces está hecha con más amor al arte que con dinero? Tarea difícil, porque si parto de las buenas intenciones con las que está realizada, la película es casi perfecta y bajo este esquema no hay mucho que señalar o criticar.
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Alabar lo original de su argumento no tendría nada de novedoso dado los premios que el film alcanzó en su corrida por el mundo y posiblemente me metería en problemas con los adeptos a la película de Nacho Vigalondo si señalara sus defectos.
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Pero una charla con Miguel Cane me dio la pauta para intentar al menos comentar lo que podría mejorarse (desde mi humilde punto de vista) de contar con un mayor presupuesto; situación que ya es una realidad derivado del interés de Tom Cruise y Steven Zaillian de hollywoodizar el film español en una nueva versión cuyo estreno se espera para el 2012.

Así que, si el dinero para producirla sobra, ojalá los nuevos realizadores consideren (claro! seguramente me están leyendo) los siguientes detalles nimios susceptibles de revisar:
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1. Los Cronocrímenes (2007) tiene todos los elementos para lograr algo que se llama atmósfera. Sí, esa ‘atmósfera’ que puede marcar la diferencia entre un film y otro aun partiendo de la misma historia. Las tomas en el bosque, ganarían más si la profundidad de campo fuese más amplia. Las imágenes fuera de foco que se observan a través del binocular de Héctor enchinan la piel pero es notorio que el trabajo fotográfico no es precisamente el fuerte de la película, esto supongo derivado ‘del presupuesto’.


La a ratos lograda atmósfera de Los Cronocrímenes

2. El personaje principal, tiene pinta de poder colocarse en la galería de personajes oscuros más icónicos del séptimo arte. Su sola presencia y motivos son el principal gancho del film, después por supuesto, los viajes en el tiempo que siempre resultan atractivos a los seguidores de la ciencia ficción. La degradación del rostro del protagonista proyecta perfectamente la transformación y la ansiedad que experimenta Héctor por “desaparecer” al doble que ocupa su lugar. Hay sin embargo cierta ambigüedad en la emoción del espectador, pues el miedo que genera el ‘enmascarado’ en las secuencias iniciales se diluye cuando nos enteramos de quién es; sin embargo, si partimos de esa evolución de desesperación de la que está siendo presa, podrían conseguir proyectarlo más inquietante.

Héctor (Karra Elejalde)

3. La selección de actores. Es obvio que ante la falta de recursos el director tuvo que entrarle a la actuación y Vigalondo podrá ser un talento comprobado como creador/realizador pero ‘actor’ no es. Su actuación es acartonada, sin matices y uno siente que se está viendo un trabajo de tésis. A la par de esto, siento que le hace falta una afinada al guión, hay ciertas incongruencias en la actitud de los personajes; por ejemplo: el exceso de confianza de la chica en bicicleta (Bárbara Goenaga) ante los “extraños” con los que se topa, no suena lógica. Mayores elementos narrativos tendrían que contemplarse para lograr que ella ‘haga’ lo que debe en la historia sin que pensemos: “¿quién hace eso en su sano juicio?”
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4. Parte de los méritos que los fans del film le encuentran es que con poco dinero y mucho ingenio, la máquina del tiempo que vemos en pantalla cumple su cometido. Yo en cambio, desearía que en el remake que ya se prepara, la composición sea más sofisticada y las instalaciones científicas menos accesibles o con mayor misterio; todo con miras a que no se sienta una peli de serie B como en ciertos momentos percibí.

5. Todos los hilos, acertijos, bucles y misterios de la historia de alguna forma nos son resueltos, excepto uno: ¿cómo se genera el Héctor del primer viaje en el tiempo que nunca vemos? El film inicia con uno que ya está en el bosque atemorizando a una chica y otro que lo observa. Esta suerte de círculo sin fin, debe tener un inicio y no es precisamente con el que lo hace el film.

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6. Más lana para reclutar a un buen compositor que elabore una banda sonora ad hoc y no se note lo precario que sí escuché en algunas secuencias. Consiguiendo al idóneo, la película puede tomar un aire de superioridad que marque la diferencia.

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7. Que Tom Cruise no tome el papel principal y que se quede atrás poniendo el dinero. Ya antes desgració Abre los Ojos de Alejandro Amenábar cuando Cameron Crowe la refriteó con el título de Vanilla Sky. Está claro que al ex de la Kidman le gusta el cine español pero hay cosas que se deben enaltecer y una es el inteligente guión de Vigalondo.

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8. Que Los Cronocrímenes conserve su título original o Timecrimes, que a mi me encanta. Algún día un ser superior juzgará al osado que en México tituló esta obra como “Rewind” (en clara alusión a REC de Jaumé Balagueró), que no hace más que entorpecer su identificación en las tiendas y videoclubes.

Los Cronocrímenes (a.k.a Rewind)

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Sea pues, que Los Cronocrímenes alcance un nivel superior en la re-hechura; la historia se lo merece y estoy seguro que los fans de esta obra, así como Héctor -el protagonista de esta insólita película-, se multiplicarán.

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...soñar no cuesta nada.

25 octubre 2010

Los defectos de Actividad Paranormal 2


Está claro que el cine se rompe en gustos y este post no pretende convencerlos de que los míos deban seguirse como Biblia. Si acaso es presentarles un punto de vista que a la larga deberá asignársele su dosis de escepticismo y que en el mejor de los casos podría verse como una opción o mera opinión adicional de la que se puede echar mano para complementar un visionado.

Esto viene a colación porque en días pasados, Paxton -un cuate que tengo en alto grado de confianza por su amplio bagaje de Cine- depositó grandes cantidades de alabanzas a la cinta que nos ocupa. Conservadoramente, al notarme interesado en ver el film derivado de sus apreciaciones, concluyó diciéndome “Yo no recomiendo películas, si la ves es bajo tu propio riesgo”

Y así lo hice.

Al terminar de ver Actividad Paranormal 2 empecé a twittear que la cinta no me había gustado y que al menos un par de ocasiones estuve a un paso de salirme de la sala, cosa que no hice por una extraña costumbre que tengo de “respeto” al séptimo arte en general, chutándome cada bodrio –no necesariamente digo que éste lo sea- hasta sus últimas consecuencias y últimos minutos casi como una manda.
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Ante mi comentario, Paxton me pidió que al menos señalara los errores que había encontrado; las virtudes -que sí tiene, lo acepto aunque no siento que al grado que él señala- las pueden leer ampliamente en su texto; de mi parte intentaré plasmar un poco lo malo que encontré para no redundar:
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  • Perdí la cuenta de los minutos que NO PASA NADA en el film. Es peligrosísimo jugar con la paciencia del espectador, corres el riesgo de perderlo o que minimice su interés. Revisé mi reloj al menos tres veces y creo que es hasta la hora cuando empiezan las ‘señales de vida’. La sensación que experimenté es más una ansiedad de hartazgo que de nervio porque la entidad maligna se manifestara de una buena vez.
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  • Hay algo en el “falso documental” que están intentando venderme y que no me deja del todo convencido. Jamás me creí que estaba basado en hechos reales como intentaron hacerlo. ¿Falta de congruencia? La sensación es de “la gente ya sabe que esto es falso, así que no es necesario tratar de hacérselos creíble con más datos”. Craso error, hay que llevar la mentira a niveles donde la duda no encuentre cabida y especialmente por el formato elegido para contarnos esto. Casi salía del cine cuando medio leí lo que sucedió con el nene y la tía; simplemente me perdieron como espectador.

  • Es estúpido el comportamiento de los personajes. No es posible que ante tantas anécdotas y detalles ocurridos en todas esas noches NADIE revise enseguida lo que está aconteciendo y verificar las grabaciones de las cámaras de seguridad, y aunque hay momentos que lo hacen, esto ocurre totalmente a destiempo. Que alguien me explique si este es un artificio para provocar intencionalmente la duración de la película porque casi no me doy cuenta.
    ¿Qué se le cerró la puerta a la niña y ella alega que es un demonio y no le creen? Acceso de inmediato a la grabación y nos evitamos el pancho que se armó. ¿Qué la mamá está catatónica y nadie sabe por qué? Acceso a la grabación que se está pagando y vemos que ocurrió, pero duh! esto NO ocurre de inmediato, estimados lectores.

  • ¿Qué es esto? ¿Poseídos con Denzel Washington? , dejando de lado la forma del “traspaso”, ¿esa posesión “sutil” se vuelve violenta -al grado de matar- cuando está en el cuerpo de la hermana de la protagonista pero con Kristi no?
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  • Tampoco les creí todo el cuento del pacto con el demonio ancestral y la pobre verborrea del primogénito, motivo por el cual la entidad se quiere llevar al pequeño. Desconozco si era necesario ver la parte 1 para comprenderlo pero en lo personal este argumento lo compro en una película de Sam Raimi (por ejemplo), no en una que se maneja como –falso- documental ubicado en la época actual.
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  • La sensación permanente de “esto ya lo ví” está presente todo el tiempo: desde el estilo de La Bruja de Blair, el jueguito de la ouija para contactar al ente, la investigación en google de pactos demoniacos con precio de por medio, los ataques tipo Barbara Hershey en The Entity (al menos ahí eran más gráficos) y hasta el escéptico que echa a perder la paciencia del espectador.
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Hay pues problemas de coherencia en todo el entramado. Me ofrecen una historia con tintes reales pero el patinazo sobreviene con la actitud idiota de los involucrados y las leyendas urbanas que adolecen de fuerza argumental en pantalla (aún tratándose de una reconstrucción de grabaciones) de los familiares de la protagonista. Repito, cerca de una hora sin ver nada relevante.

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Más allá de todo esto y aludiendo a una frase que mi amigo y mentor Paco Peña alguna vez me dijo: “uno no va por la vida siempre justificando porqué le gustan o no las cosas” la sensación casi inconsciente de “damn, quiero salirme de la sala” (y no precisamente por miedo) hizo acto de presencia y ante ella, no hay mucho para donde hacerse, justificada o no.
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Así que parafraseando al buen Paxton, véanla bajo su propio riesgo y si por primera vez coinciden con Roger Ebert, no se sientan culpables o disminuidos intelectualmente.

24 octubre 2010

Pequeña obra maestra: Kick Ass

Para mi amigo Rodrigo

Sonrío mientras intento recordar lo que me atrapó de Kick Ass. La frase publicitaria debería ser “También en el entretenimiento hay obras maestras…ésta es una” y es que cuando se entra a ver Kick Ass uno va con la idea de eso, de ver una película palomera, dominguera, que te saque del tedio y de las preocupaciones y casi te has concientizado de que vas expresamente a tirar el dinero, pero no y en ese sentido el film funciona perfecto cuando estás con ganas de ver algo distinto al cine de arte o cualquier preocupación metafísica fumada por los directores de culto de cualquiera de nosotros.


Y es que hasta antes de ver esta cinta de Matthew Vaughn yo tenía muy bien catalogado lo que veía: las pelis de arte y todo lo demás, así de sencillo. Obviamente el cine de arte es fácilmente delimitable pues las obras que encajan ahí no brillan precisamente por su cantidad, pero en el cine de entretenimiento -la otra clasificación- entra de todo: desde Adam Sandler, magos y hechiceros Potterianos, los Transformers y ¿por qué no decirlo? algunas bazofias que firman directores de culto con actores reconocidos.

Kick Ass entra en este segundo apartado, pero ya me doy cuenta que ‘hay niveles’. Es una obra que no firmaría Sergio Leone, Tarantino o Luc Besson (en sus mejores tiempos) pero que sorpresivamente se nutre magníficamente de las ideas de todos ellos. Y es que a Kick Ass, que es entretenimiento puro, su director se la ha tomado tan en serio, que termina dándole a su película aires de rigurosidad que difícilmente se pueden ver en los blockbusters veraniegos.


Todo empieza con Dave Lizewski, un estudiante de prepa aficionado a los cómics que se pregunta por qué no existe realmente un superhéroe (aun sin súper poderes) que haga el bien a la humanidad. Ante semejante vacío y con más ánimo que capacidad y fuerza, decide comprarse un traje, elegir su nombre y empezar a librar a la ciudad de cuánto malandro se encuentre haciendo de las suyas y las carcajadas, como es de esperarse cuando se planta en la calle, no se hacen esperar.

A la par de él, otra historia se ejecuta: la de Big Daddy (encarnado por un espléndido Nicholas Cage) y la maravillosa Hit Girl, una pequeña de 11 años entrenada por su padre para matar. Chloe Moretz, actricita que antes vimos en 500 días con Ella, se roba la película aún cuando muchos encontrarán reprobable ver que una niña asesine con tal maestría y lujo de violencia en su afán de venganza. Ella es simplemente fantástica.


Es obvio que hay inconsistencias de forma en la cinta; los más rigurosos le encontrarán muchas, de entrada el cambio de tono inicial pues partimos de la idea de que no hay súper poderes o habilidades extraordinarias, sin embargo algunas coreografías realizadas por Moretz hacia la segunda parte del film, serían fácilmente envidiadas por el mismísimo Batman o algún otro héroe de cómic. Pero más allá de eso, el deleite y placer en su estado puro, llegan de la mano de esta pequeña y cuando el director se toma todo tan en serio uno termina boquiabierto ante las múltiples referencias cinematográficas que es posible detectar con alusiones a Nikita, Kill Bill, remembranzas a famosas secuencias con visión nocturna (El Silencio de los Inocentes) en la escena climática y para cereza del pastel, Ennio Morricone dando el toque con su legendaria música.



Basada en un exitoso cómic de Mark Millar (la tragedia familiar de Big Daddy narrada en flashback da cuenta de ello), con actuaciones convincentes y efectos visuales ingeniosos, Kick Ass sobresale en la cartelera como una estupenda opción de diversión de gran nivel. Casi olvido decir que el soundtrack es inmejorable pero sin duda, la sensación de que el cine todavía puede ofrecernos sorpresas agradables, es mucho mejor. Corran a verla sin niños, que es diversión garantizada sólo para adultos.

30 marzo 2010

'Te doy mis Ojos' de Icíar Bollaín


A Nancy, ella sabe por qué.

Hay ciertos temas a los que siempre rehuyo en el Cine, tal vez bajo la nada oculta intención de no sufrir con situaciones que seguramente veo de forma repetida en las noticias o incluso entre mis allegados. Situaciones en las que la realidad supera a la ficción, sin duda. Y uno de los temas que particularmente rehuyo es ver el maltrato hacia los indefensos, sean niños o mujeres.
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Es el caso de 'Te doy mis ojos', película española de 2003 dirigida con rigor pero también con sensibilidad por Icíar Bollaín, una directora y actriz que traía un par de largometrajes bajo el brazo (actualmente dirige a Gael García Bernal en su nuevo film) pero siendo sin duda éste el que la dio a conocer internacionalmente. La premisa, sencilla en su anécdota pero con tratamiento interesante trata sobre Pilar, una mujer que una noche decide abandonar con su hijo, a su esposo Antonio. No sabemos los motivos, pero algo anda mal donde decide irse sin revisar siquiera el calzado que lleva puesto. Pilar acude al apoyo de su hermana, una restauradora de arte próxima a casarse que la recibe inquieta, pues desconoce lo que ocurre. La causa es develada posteriormente: Antonio es violento y tiene a Pilar atrapada en una especie de montaña rusa de celos, deseo, golpes y dependencia.
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El mosaico de situaciones está servido y uno pensaría que todo el asunto tiene tintes casi didácticos pues aparecen todas las aristas que uno desearía tener para estudiar una conducta así: por un lado, el enojo de la hermana que no tolera ver el maltrato que sufre Pilar; en otro el pequeño, que empieza a generar miedo ante su padre al verlo estallar en esas crisis; la madre de Pilar como presencia de las costumbres y tradiciones ‘la mujer tiene que estar siempre al lado del esposo’ etc.; en otra arista, toda la preparación de una boda que nos recuerda lo bonito que puede ser el inicio de una vida en pareja; por supuesto Antonio, que ha empezado a buscar ayuda asistiendo a terapia grupal entendiendo lentamente el daño que provoca y por último, la parte más afectada: Pilar misma, padeciendo el terror que le infunde su esposo cuando la violencia se apodera de él. Especial atención a ella, a Pilar pues no carece de culpa en la maraña (si de buscar culpables se tratara), su actitud es la de una mujer que parece no quererse a sí misma, aunque su miedo no le permite percatarse de ello.
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Hay que tener capacidad narrativa para lograr que lo planteado, no nos suene a lección moralina y Bollaín lo logra de forma sobresaliente. Me gusta mucho la forma en que la directora aborda el tema, consigue proyectarle vitalidad y fuerza sin trampas ni sentimentalismos baratos. En este tenor se agradece que la tonalidad del film no sea explícita gráficamente y que el punto medular de la cinta sea que estamos asistiendo a un periodo de reconstrucción en la relación de este par, no a una fotografía prolongada de la crisis; sin embargo, con un par de secuencias clave lo suficientemente poderosas podemos entender el problema en toda su magnitud sin recurrir al flashback: la co-dependencia, la baja autoestima y la violencia como ejes de toda la narración y en el centro, la labor actoral de una exquisita Laia Marull (tiene años que no veía una actuación tan plena de matices, tan vívida y real) como Pilar y de Luis Tosar (brillante como el frustrado e inseguro esposo) como contraparte. No está de más repetirlo: el trabajo de Laia excede cualquier expectativa, ver sus ojos, el terror que expresa con su cuerpo y manos, deja afectado a cualquiera.
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Ahí está ‘Te doy mis Ojos’ para concederle la oportunidad de ser vista, al menos (y sin querer caer en lección moralina), para recordarnos las trampas del amor o como mencioné alguna vez, los falsos rostros de él.
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08 marzo 2010

‘La Dulce Vida’ de Mike Leigh


Llevo muchas horas pensando en Happy-Go-Lucky de Mike Leigh. No dejo de pensar, con cierta ironía y gracia que cuando empecé a verla, sentí que me habían timado y que la cosa no era para tanto. Y es que ‘La Dulce Vida’ (el título en español) empieza sencillita, sencillita. Uno no se percata de la fuerza del mensaje, simplemente te dedicas a ver las correrías de la protagonista, Poppy (una deslumbrante Sally Hawkins) una maestra de primaria que tiene una peculiar forma de comportarse y que nada parece hacerla enojar encontrando motivo de risa hasta en el robo de su bicicleta. Su desparpajo o relajamiento es tal que uno termina a ratos confundido con esa personalidad y no sabes si detestarla o quererla, pues su conducta se sale de todo lo normal, pareciendo a veces que la cordura no es precisamente una de sus cualidades.
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Es obvio que a su edad (30 años), le han sucedido cosas que pudieran haber minado su forma de ser. El film de hecho parece un extracto de su vida, un periodo corto que se nos muestra en donde vemos que la gente a su alrededor tiene problemas, que tiene actitudes que a nosotros ‘los mortales’ nos son cotidianas. Soltera y sin prospecto en puerta, con un empleo ‘modesto’ y con dinero que seguramente no sobra, Puppy pudiese tener razones suficientes como para guardar una actitud tal vez menos optimista de la vida, pero es todo lo contrario.
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Su vida transcurre entre los niños de la escuela y sus idas a los bares (la borrachera inicial es de antología), las conversaciones con Zoe -su rommie- y sus clases -hilarantes- de flamenco; pero será en sus lecciones de manejo y con su instructor (un amargado que parece no soportar ni su trabajo) con quién se pondrá a prueba toda su personalidad y actitud ante la vida.
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Así es Happy-Go-Lucky, se te va metiendo poco a poco y te vas dando cuenta que a pesar de su apariencia, es una cinta profunda. No hay nada más placentero y gratificante que adivinar las respuestas de un personaje como el de ella. Y no es adivinar como quién sabe lo ‘predecible’ de un cliché. Se trata de haber entendido la psicología con la que fue bordado un personaje, entenderlo y conocerlo. Sally Hawkins hace crecer a Poppy sutilmente y ese crecimiento es tal que conforme avanza el metraje uno puede prácticamente ver a esta chica más bella que al inicio; belleza -en todos sentidos- que por supuesto rinde sus frutos para beneplácito de los que también desean acabar con sensación agradable al ver un film de esta naturaleza.
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Poppy elige ser feliz y percatarnos de ello crea el momento más iluminador de la película de Leigh y el que me tiene todavía pensando, como autómata, sobre la facilidad de lograrlo aunque los vientos soplen en contra y existan personas que simplemente no te quieran ver así.
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01 marzo 2010

'Euforia' de Iván Vyrypaev


De inicio tuve que poner 'pausa'. Me incorporé en mi cama y prendí la computadora casi al filo de la medianoche porque sentí que las ideas se me iban a escapar si no las plasmaba con rapidez. Apenas el minuto 24 y me siento extasiado por lo que he visto. Se trata de EUFORIA, del director ruso Iván Vyrypaev. Jamás había oído hablar de ella; la encontré en un estante de la conocida tienda de discos con logo metálico y me llamó la atención por el póster que la ilustra. Un par de rostros casi fantasmales tendidos en la arena -con rictus de placer culpable- y un poco de investigación en la red, hicieron el resto.

De primera impresión, la banda sonora consigue darle un aire peculiar al film. Tomas aéreas que quitan el aliento y que el director utiliza magistralmente para marcar tiempos con fundidos contínuos que consiguen proyectar una atmósfera de locura en una estepa siberiana que parece no tener fin. Caminos bifurcados con una cámara panorámica que avanza frenética hacia la nada pero que en su inesperado regreso nos planta en escena a los pocos personajes que pueblan la historia de una forma por demás original.
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¿Cómo luchar contra esa euforia que produce el enamoramiento? la euforia que supone además una mujer prohibida y es que los protagonistas no saben que hacer con la emoción desconocida que los embarga. Apenas es posible escuchar frases sueltas que intentan darnos idea de lo que ocurre a este par de inexpertos amorosos con preguntas como "¿por qué me miraste aquella noche?" sin que existan respuestas contundentes, mostrando un fundido que mas tarde, ambos se consumen en silencio. ¿Qué hacer cuando la euforia te ciega dejando en segundo plano todo lo que eras y hacías?
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Un ambiente enrarecido: una desconocida sentada al borde del camino con rostro de satisfacción por su reciente dosis sexual con un hombre infiel; el sonido de las moscas y un perro que destroza los dedos de una niña, son sólo las viñetas que parecen danzar alrededor de los enamorados enloqueciendo la espera de un tiempo que se antoja lento y que está enmarcado por atardeceres rojizos como preámbulo de alguna tragedia que se anuncia ocurrirá.
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Ese cine ruso, lleno de simbolismos que recuerda fácilmente algunas obras de Tarkovski; a ratos percibimos el ensamblado teatral del que no puede abstraerse pareciendo éste el punto más débil del film que sin embargo logra salir avante por la belleza visual que se plasma en cada fotograma y por la fuerza de la narrativa elegida por Vyrypaev: gran economía de diálogos pero con un tratamiento de la imagen que nada le pide a las palabras para lograr transmitir los tormentosos sentimientos que anidan en los personajes principales.
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Para los que quieran un referente de la poesía visual que podrían encontrar, tal vez les sugeriría remitirse a lo logrado por Carlos Reygadas en ‘Luz Silenciosa’, verán algo de la tragedia que permea a ‘Elvira Madigan’ (film sueco de Bo Widerberg con el que ‘Euforia’ guarda más puntos de contacto de los que uno esperaría) o mejor aún, un cierto aire de la atmósfera lograda por el también ruso Elem Klimov con su ‘Ven y Mira’, proporciones y temáticas debidamente guardadas.
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'Euforia' es una extraña alegoría de esos viejos conocidos Romeo y Julieta con una nota musical inquietante y que provee al film de personalidad y atmósfera generando que el interés nunca se pierda. A ratos sorprende la rigurosidad técnica del novel director aunque hacia al final subyace la conocida sensación de que el ejercicio podría haber sido más profundo de lo que resultó; aún con ello el film es conmovedor y de manufactura notable; hay que verlo.
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28 diciembre 2009

'Posesión' de Neil LaBute


A Paco Peña, por ser luz guía
en las intrincadas laderas
del cine y la literatura.
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Siempre he pensado que las películas basadas en una novela exitosa y especialmente premiada, tienen el plus -de inicio- de poder apoyarse en una historia que ha sido redactada con cierto cuidado, con detalles redondeados y en donde a veces es posible encontrar verdaderas hazañas de investigación histórica y la película 'Posesión' puede presumir de ello principalmente porque se percibe, poderosa e indiscutiblemente, una gran novela detrás.

Existe el riesgo casi inherente de que al traspasar a la pantalla un gran libro (como es este caso) de que los resultados que se logren, no serán satisfactorios para el exigente lector o conocedor de la obra literaria y está claro también que solamente los verdaderos genios de la realización podrían lograr superar lo escrito, ya sea aportando nuevos elementos puramente cinematográficos o implantando una visión complementaria (no peleada) con la historia original.


Pero para entrar en materia, hay que retroceder un poco. Se han hecho dos adaptaciones para la pantalla grande de novelas de la escritora inglesa Antonia Susan Byatt. En 1995 se realizó 'Ángeles e Insectos' basada en su libro 'Morpho Eugenia', una interesante metáfora sobre una familia aristócrata de la Inglaterra victoriana estelarizada por Kristin Scott Thomas y Mark Rylance. El film, que pasó prácticamente sin pena ni gloria, comparaba curiosa e inteligentemente, las costumbres de la familia protagonista con las de los insectos (objetos de estudio del personaje de Rylance).

La segunda adaptación, es la que nos ocupa: 'Posesión', la novela con la que Byatt ganó el premio Booker en 1990 y relata la historia de dos investigadores contemporáneos que están a la búsqueda de elementos que permitan sacar a la luz, una relación sentimental que aparentemente existió entre dos connotados poetas de la época victoriana y que el mundo desconoce.

Los escritores (ficticios, hay que decirlo) Randolph Henry Ash y Christabel LaMotte fueron, según lo sugieren las pistas, algo más que simples conocidos. Es por ello que Roland Michell (Aaron Eckhart) al descubrir en una biblioteca unas cartas escritas por Ash LaMotte, busca la ayuda de Maud Bailey (Gwyneth Paltrow) -quien conoce muy bien la historia de la poetisa- para intentar desentrañar el misterio. Poco a poco, al ir encontrando cartas y poemas escritos entre estos dos amantes, Maud y Roland exploran también sus sentimientos, provocándose finalmente que el amor surja entre ellos.

Técnicamente en el film hay una lógica separación visual muy marcada entre las dos épocas (contemporánea y victoriana) que se están representando; este tratamiento hace suponer que los vínculos narrativos entre los cuatro personajes se antojen inexistentes; pero es con el avance del metraje donde se acentúa esa unión, al grado de convertirse en inquietante la transición o traslape entre ambas etapas, que a veces ocurre prácticamente de un segundo a otro (Guillermo del Toro lo hizo con maestría en ‘El Laberinto del Fauno’). Y esto es muy notorio en un par de secuencias pues Maud y Roland, en su afán de llegar hasta el fondo de lo ocurrido, deciden visitar los lugares en donde habitaron Randolph Henry Ash y su contemporánea Christabel LaMotte, situación que facilita el ir recreando paralelamente la historia de los poetas.

‘Posesión’ –el film- también tiene sus errores de ambientación y esto se nota en el mundo de los escritores, sintiéndose plástico y superficial, pues no lograron darle vitalidad y coherencia al ambiente victoriano. Y es que es muy extraño porque todo parece estar ahí, el vestuario de la época, la arquitectura, los objetos; sin embargo, ayuda más el exquisito trabajo de la actriz Jennifer Ehle en su papel de la poetisa LaMotte para hacernos sentir inmersos en esos años, que todos los utensilios colocados en escena.

Y es que Ehle, con su rostro de porcelana, sus finas maneras, su elegante caminar y la ambigüedad que proyecta personificando a Christabel LaMotte, se roba la película. La actriz, con un gran parecido físico a Meryl Streep (algunos recordarán el clásico 'La amante del teniente francés' al lado de Jeremy Irons), logra proyectar sensualidad e inteligencia inquietantes, cualidades con las que logra atrapar al escritor Randolph H. Ash poniendo de cabeza su mundo, quién aún siendo casado y ella con una amante (la pintora Blanche Glover), decide dejarse llevar por la pasión que está experimentando.

Jennifer Ehle y Jeremy Northam
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La dupla contemporánea (Paltrow y Eckhart) se sienten tibios en escena y definitivamente creo que el film no forma parte de los trabajos memorables de Gwyneth. Me quedé con la idea de un error del guión al delinear su personaje como una mujer dulce y a veces coqueta pues leí que en la novela, su personaje Maud Bailey es fría y distante y no es lo que vemos en la cinta. No hay pues gran diferencia en matices actorales con la Paltrow de ‘Posesión’ y la que vimos en 'Si yo hubiera' (Sliding Doors) o 'El talentoso Sr. Ripley' del desaparecido Anthony Minghella. Sin duda, un personaje más en la línea del que creó para 'Grandes Esperanzas' (hostil y calculadora) de Alfonso Cuarón hubiese dado mejores resultados. Aaron Eckhart por su parte, a quien recordamos por su papel en 'Erin Brockovich' y colaborador habitual de LaBute, realiza un sencillo trabajo actoral con la carga a cuestas de la endeble línea narrativa que une su personaje al de Gwyneth. Esto no parece ser un error, pues únicamente se ciñen al hecho de que la novela da mayor prioridad e importancia a la historia de los poetas Christabel LaMotte y Randolph Henry Ash (Jeremy Northam) que a la dupla contemporánea.
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Neil LaBute

La cinta es un homenaje a la Poesía, a la escritura; los pensamientos que Maud y Roland van leyendo durante toda la historia son exquisitos, aunque para los que no hemos leído la novela, puede parecer un recurso excesivo la cantidad de poemas que se transcriben y seguramente algunos de ellos no encuentran eco en nosotros porque no tenemos el antecedente de la situación que se está contando (es decir, no se ve en pantalla -¿error de adaptación?-), que seguramente el lector del libro sí conoce; aunque cabe la posibilidad de que la transcripción funja como mero dato ilustrativo y nada más.

Y es que hay una sensación muy grande de que el director LaBute solo está ilustrando lo que el texto dice. No sabría decir si experimentar esta percepción sea benéfica para el espectador (creo que no), pero es claro que es una fuerte indicación de posibles errores en la adaptación de la novela al guión cinematográfico.

Pero hay momentos poéticos que si emocionan y que hacen valer la pena el boleto siendo uno de ellos el suicidio de Blanche -la amante de LaMotte-, pleno de desesperanza y tristeza. Es incluso posible deleitarse con la bella fotografía que logra Jean Yves-Scoffier, que en ciertas imágenes nos hace recordar otro estupendo trabajo fotográfico pero realizado por el australiano Stuart Dryburgh con ‘El Piano’ de Jane Campion; hay que poner especial atención a las imágenes del mar y de ese lago en donde Blanche (Lena Headey) se suicida pues son extraordinarias.

Y hablando de medias tintas, otro que se queda a medio camino es Gabriel Yared con su banda sonora. Hay muchas coincidencias con obras anteriores como ‘El Amante’ de Jean Jacques Annaud y posiblemente de ‘El Paciente Inglés’ pero definitivamente no alcanza esos niveles de calidad. Sin embargo, a pesar de ser casi imperceptible su trabajo musical, sí es posible identificar las bases creadas para ilustrar y diferenciar cada época del film poniendo especial empeño en la partitura clásica (que incluye violínes, teclados y piano) para la etapa victoriana. Pero a pesar de este acierto, la música de 'Posesión', prácticamente puede pasar desapercibida ya que queda reducida a mero acompañamiento de imágenes y aunque es identificable el estilo de Yared, no deja de ser convencional.

Me quedo finalmente con la inquietud de leer la novela. Es evidente porque se siente, que la novela de A.S. Byatt tiene muchísima más fuerza emocional y riqueza histórica. Es evidente también que hay un gran libro detrás; creo que este es el gran mérito del director Neil LaBute en el film: el haber logrado hipnotizarme para salir corriendo a buscar 'Possession' (el libro) y así enterarme, con lujo de detalles (que no encontré en pantalla), de todo lo que acontece con esta gran historia de amor.
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24 noviembre 2009

'Luna Nueva' de Chris Weitz


La premisa de que el Cine siempre estará en deuda con la literatura es de todos conocida. Es raro encontrarse con trabajos fílmicos que le hagan justicia al libro del que preceden y con esto casi puedo adivinar el pensamiento de quienes me leen donde aparecen títulos como Blade Runner, 2001 Odisea del Espacio, El Señor de los Anillos, etc. como los ejemplos más afortunados (algunos dirán que incluso superando a los libros, como el caso de la película de Ridley Scott). Del otro lado de la moneda, hay infinidad de fallidas adaptaciones y en los que irremediablemente solemos exclamar: “¡es mejor el libro!” y la lista -que omito consignar por falta de espacio-, sería interminable.
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Hay sin embargo, algo en lo que no había reparado sino hasta estar viendo ‘Luna Nueva’, la segunda entrega de la saga ‘Crepúsculo’ (vehículo que sin duda hará de Stephanie Meyer la nueva millonaria de las letras) y es una suerte de rayos X que traspasan al libro, lo exhiben y evidencian dejando entrever la pobreza de situaciones maquiladas por su autora que seguramente en el papel se pueden realzar o ‘maquillar’ pero que al traspasar a la pantalla no dan el ancho emocional por mucha realización que el director le invierta al asunto.
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Trabajo fotográfico del español Javier Aguirresarobe
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Y me causa extrañeza encontrarme con este vértice porque hace algunos años me sorprendió descubrir el lado opuesto de esta misma situación. Viendo ‘Posesión’ (la película de Neil LaBute realizada de manera correcta pero fría, sin pasión) dejaba entrever -sin haber leído una sola línea del libro-, que la novela homónima de Antonia Susan Byatt escondía entre sus páginas una superioridad narrativa y de contenido poco usual. La sugerencia llegaba por todos lados, pues la cinta me gritaba la riqueza de historia que seguramente se había quedado en el limbo por no tener el director la habilidad de proyectarlo.
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Así que casi pude imaginar el rostro de Meyer viendo como en su ‘Luna Nueva’ sus personajes danzaban en escenarios y situaciones poco creíbles (jóvenes musculosos semidesnudos corriendo por los bosques ante la mirada indiferente de la gente del pueblo como si se tratase de algo habitual); incongruentes, como la violenta pelea entre Jacob transformado en lobo y otro de su jauría a causa de Bella para instantes después ser los grandes amigos de siempre -sentí de verdad que me tomaron el pelo- y la celebración en Europa de una fiesta antivampírica multitudinaria y ¿que creen? en el edificio de al lado con trono y ajuar, la plana mayor de ellos aquí llamados los Volturi. Imaginé pues a la escritora deseosa de salir de la sala a darle delete a ciertas partes de su texto para reescribir giros más emocionantes en su segundo tomo y poder estar al nivel de todo lo que está generando su saga, empezando con noticias de récords de audiencia y el título de bestseller etiquetado en sus libros.
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‘Luna Nueva’ es el melodrama casero, sin duda con mayor presupuesto que Crepúsculo (la primera entrega) y se nota; con una actriz que tiene potencial (Kristen Stewart), otro al que le faltan registros actorales (Robert Pattinson) y uno nuevo que provocó las mayores exclamaciones de la muchachada por la facilidad para quitarse la ropa (Taylor Lautner); efectos visuales regulares, pero con un trabajo fotográfico sobresaliente. Un film que a mi parecer -y aunque suene gracioso- tiene sus mayores puntos en la selección de canciones donde desfilan The Killers, Thom Yorke y una chica nórdica de nombre Lykke Li que con su rola Possibility le da la oportunidad al director Chris Weitz (con mejor desempeño en 'About a Boy') de explorar su vena poética en una secuencia bien lograda en el bosque. ¿Qué más? Ah sí, la banda sonora de Alexandre Desplat se me hizo totalmente artesanal y de encargo y ya como conclusión (demasiados bytes dedicado al film, la verdad) el curioso comentario de mi acompañante que dejó entrever que 'por la cantidad de gente asistiendo al cine, la película tenía que ser buena'. Nada más alejado de la realidad.

Vayamos pues a compenetrarnos con el boom, aunque sea nada más para no sentirnos fuera de este mundo.
.. critica pelicula luna nueva new moon

30 octubre 2009

Programa doble por 'Día de Muertos'

'Bastardos sin Gloria' de Quentin Tarantino
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Vi ‘Bastardos sin Gloria’ y no me gustó. Empieza muy bien hasta que llegamos a la parte del homenaje al cine (dentro del cine). No me molestan para nada las libertades que se toma Tarantino con cambiar la Historia (así, con H mayúscula) de lo ocurrido con Hitler y sus huestes. Tampoco me molesta percibir ya un estilo definido que sin duda se le aplaude. Lo que me molestó a ratos (y aquí voy a parafrasear a un amigo que recién me escribió) es que su película se siente hueca, poco coherente (aún dentro de su irreal y aceptada -por los espectadores- trama) y unas ganas de autocopiarse tremendas.
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Genial a ratos (todas las referencias al spaguetti western), brillante en algunos aspectos (los actores bien dirigidos y la fotografía excelsa), excesiva en otros y es en este punto en particular en donde me atoré: extensos diálogos que hacen peligrar el film pues diluyen la tensión (como que el director sabe que es su sello y lo que le aplaude la fanaticada pero ya se engolosinó), algunos personajes rayan la caricatura (y perdón pero hasta para hacer cine de entretenimiento sin fondo histórico tus personajes deben tener una base que los haga creíbles) y para ejemplo, el mismísimo Hitler, que para ver ‘eso’ que vi, mejor voy y rento ‘Los Productores’ de Mel Brooks en donde lo ridiculizan de forma mucho más que afortunada.
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A ratos sentí enojo, a ratos descubrí que Tarantino se está perfeccionando y que su firma ya se percibe lo cual es sobresaliente (‘Cine de autor’, le llaman algunos) pero por momentos todo me dio una flojera terrible y la duración de la cinta ayuda mucho a esta percepción. En lo personal, me quedo con ‘Kill Bill’ o hasta con ‘Perros de Reserva’. Hay que bajarle al autoelogio, Tarantino y mil disculpas a los críticos que le aplauden esta nueva obra pero para mí no es lo mejor aunque tal vez sí… de lo que está actualmente en cartelera.
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'Brüno' con Sacha Baron Cohen

También fui a ver ‘Brüno’. Una mamarrachada marca ACME que dentro de todo, me mantuvo doblado de la risa. Hay que verla con excesiva mente abierta y tratar de entrar a la lógica del humorismo de Sacha Baron Cohen. Hace tiempo vi ‘Borat’ y me pasó lo mismo. Como que el comediante ya encontró su veta y está explotándola a gusto escandalizando a algunas mentes conservadoras. Me tocó ver la cinta en un cine con 10 personas. Dos de ellas, se salieron no bien comenzó la sesión espiritista (de risa loca al no creer tanta vulgaridad expuesta).
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Ah sí, ¿de qué trata? Pues de un reportero de moda gay (obviamente) con programa en Viena que es expulsado de la élite fashionista por algunos incidentes que ha provocado su desparpajada y escandalizante actitud ante lo cual decide reinventarse y para ello se muda a Estados Unidos buscando el ‘american dream’. Obviamente, el cuate vive en su mundo y en su búsqueda del éxito -que asegura tener cual Midas con todo lo que haga-, va de fracaso en fracaso al tiempo que el film pasa ‘sutilmente’ revista a todas las actitudes en las que caen las celebridades para mantenerse en el top de las revistas de chismes y programas de entretenimiento.
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Crítica certera a los talk shows, a las labores de beneficencia, a la adopción de infantes ‘malawistas’ y hasta una caricatura involuntaria de un tipo (suerte de misionero) que cree poder convertir en heterosexual a un homosexual; apartado que acarrea las situaciones más cómicas de todo el metraje.
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Asqueante, vulgar y sucia para muchos, divertida para los menos (entre los que me cuento), lo cierto es que si no te la tomas a pecho, te das cuenta que en este mundo hay cine de todo tipo, estilos y sabores… y esto, si es que a ‘Brüno’ se le puede llamar Cine.
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Buen fin de semana, feliz puente y sepulcral Día de Muertos.