28 septiembre 2007

Sesión de cine familiar: HOSTAL


Pudo más la obsesión que observo en un singular personaje de sobrenombre “Paxton”, que mi resistencia a ver lo que una mente perturbada (y claramente no irreal) pudo imaginar y que plasmó inquietantemente en la pantalla Eli Roth en esa película llamada Hostal y que por fin –después de muchos pretextos y barreras autoimpuestas- terminé viendo.

Desde su estreno, me había estado resistiendo a verla. Leer que había desmayos, gente vomitando y saliéndose del cine no me provocaron mayor deseo de pararme en las salas, ni me movieron el morbo, ni nada. Salió en DVD y tampoco me llamó la atención rentarla. Y es que mi justificación iba porque después de haber visto Audition de Takashi Miike ó hasta esa barbaridad (que a muchos no incomoda y agrada) llamada Saw (James Wan, 2004), pensé que el cine no tenía ya nada que ofrecerme en ese género; claro, hablando de ejemplos recientes porque si nos remitimos a Tobe Hooper y su Texas Chain Saw Massacre, pasando por todo la filmografía existente de asesinos seriales y gore al por mayor, el antecedente se incrementa y en consecuencia encontrar algo nuevo bajo el sol es tarea casi imposible.

Pero ver tanta devoción en el blog “Paxton at the Movies” hacia la cinta de Roth (el director) causó que en una ida a Costco (y en paquete doble aderezado con ‘El Exorcismo de Emily Rose’, 2005) la comprara y que terminara viéndola en fin de semana acompañado de la familia comiendo ‘palomitas de maíz’, que incluía entre otras sagradas figuras, a mi madre sentada en primera fila lo cuál me preocupaba bastante pues si hay algo que a mi progenitora le disgusta sobremanera son las escenas de sexo (siempre termina diciendo: “sí claro, si eso les gusta ver, ¡les fascina!”), ensangrentados y por supuesto, las cosas de ciencia ficción y/o fantasía pues piensa que le quieren tomar el pelo jeje. El caso es que a la par de la preocupación por tener tan amplio y heterogéneo público sentía una especie de ansiedad por esperar que la experiencia no terminara en un tremendo fiasco churrero que me hiciera suspender la función a la mitad de la cinta ó antes.

Lo interesante del asunto es que aunque uno siente que la anécdota ya está más que contada, la experiencia se vuelve mórbidamente ‘atrapante’ y pasada la primera media hora casi no hay momento de respiro, lo cuál me parece sumamente meritorio. La historia, que obviamente ustedes ya conocen porque seguramente vieron en su momento la película, es sobre tres jóvenes norteamericanos (bueno dos, pero se agrega un tercero) que viajan a Europa en plan de placer y claro, a la búsqueda de experiencias sexuales que hagan que valga la pena el viajecito. Pero se topan con una organización que se dedica a vender la posibilidad de torturar a los incautos que llegan a caer en sus redes, cobrando por ello cantidades estratosféricas a algunos millonarios que por lo visto ya no tienen en que gastar su dinero y que quieren experimentar emociones nuevas aunque para ello le provoquen el más terrible de los sufrimientos y la muerte a las víctimas, que usualmente son extranjeros a los que muy difícilmente alguien buscará.
2

Reconozcamos que más allá de los méritos cinematográficos de la cinta (que tampoco son tantos y más bien yo diría que es una cinta regular), su efectividad radica en todo lo que puede generar en los espectadores. Los que veíamos Hostal en casa, pasamos del estupor inicial que da la inquietud de saber que lo se verá nos escandalizará en determinado momento (es decir: ¡a ver a que hora!) a las expresiones de sorpresa, agobio y gritos de “¡ay dios mío!” (algunos lo decíamos en inglés por aquello de practicarlo jiji) cuando empezaban las torturas, los bisturizasos a los pies, taladrazos, machetazos y balazos.

Porque obviamente que el morbo de toda la concurrencia estaba presente y fue entonces cuando comprendí qué era lo que provocaba ese fanatismo de mi cuate Paxton: un carnicero destazando cuerpos en un cuartucho con singular alegría que hace recordar a Mónica Cervera en una secuencia de 'El Crimen Ferpecto' de Alex de la Iglesia ó al carnicero creación de Jeunet y Caro en la francesa ‘Delicatessen’ (1991), mutilados, dedos que una víctima (el tal Paxton, que no es más que el personaje héroe de la cinta) intenta recuperar del suelo sin que lo vean, y sangre, mucha sangre regada por todos lados (cuál “El Descenso” de Neil Marshall), todo con un aire de fascinación desagradable (sic) ante la que uno no puede permanecer inmóvil.

2

Pero más allá del asunto sangriento, grande fue mi sorpresa al ver reacciones de mi hermana o de mi madre gritando cosas como: “Uy, yo le hubiese dado otro mazaso en la cabeza a ese desgraciado” WTF!! Ó “¡¡¡si, sí, que le corte la cabeza o ya que le dispare!!!” y que me cae de nuevo el veinte: Hostal tiene cualidades catárticas, la sensibilidad de los espectadores se pone al límite y puede, en determinado momento, provocar estas expresiones liberadoras de deseos (obviamente irreales) tan profundos cuando se observa como esos seres de mente retorcida reciben su castigo.
2
Finalmente la experiencia (que no es para nada ‘familiar’ como lo sugiere el título del post) es bastante buena pues aunque Hostal no ofrece nada nuevo en el género es increíble como una cinta de este calibre puede liberar cosas que seguramente no diríamos en la vida real y en nuestros cinco sentidos… ¿o sí?
2

27 septiembre 2007

Echándole maicito al blog: ¿Me quieres?...yo no



¡Gente!

Perdonando la ausencia pues muchas cosas me están ocurriendo en la vida real que me mantienen alejado del blog. Desconozco si todavía exista un alma por estos lugares pero bueno, para los poquitos que se asomen por esta especie de barco fantasma (que no Nave Abismal) les agradezco sinceramente la visita así que, aquí voy de nuevo con algo que ocurre constantemente pero de lo que no existe tratado que inspeccione hasta el mínimo detalle los orígenes de semejante situación (obviamente mi texto, menos jiji) y me refiero a esa especie del clásico trenecito que se forma cuando resulta que alguien está enamorado platónicamente de nosotros y nosotros (cuales tercos y seres poco pensantes) estamos clavados de otra persona que usualmente no mereciera nuestra atención y que para variarle al asunto, no le interesamos en lo más mínimo...

Algo así me pasa últimamente y a ratos no sé como reaccionar. Una persona, amistad muy cercana, me ha repetido en varias ocasiones que soy una especie de amor platónico. Me siento incómodo porque yo no puedo verle más que como la amistad que es, y si me voy al fondo hasta siento a veces una especie de hermandad. No existe de parte mía la mínima atracción sexual, tampoco el gusto físico, sé que es una gran persona aunque con muchas broncas personales, de billete, existenciales (¡mira quién habla!) de enfermedades que aparecen y desaparecen sin dejar rastro pero que le complican enormemente su deambular por este mundo y tengo que reconocer que en algún ejercicio mental que hice, siento que una relación así sería el caos –por ambas partes- pues yo no podría vivir con alguien que me produjera preocupaciones al por mayor. Adicional a esta amistad y en un lapso de 1 año y medio más o menos, han expresado su interés en mí, personas que me caen excelentemente pero que no me han despertado la hormona ni me han movido el tapete más que para eso, pura y llana amistad.

Pero tengo mi guardadito pues por otra parte deambulo entre otras aguas, igualmente turbulentas o peor. Por un lado, esa relación de índole prioritariamente sexual (que ya ha disminuido sustancialmente derivado de muchas cosas que no viene al caso mencionar) y por el otro, un amor platónico del que curiosamente ya no espero nada a pesar de mantener una especie de contacto frecuente y que reconozco me produce un nervio el verle (similar al que provocan esos amores que se tienen en la niñez o juventud) así como una variante de ansiedad por saber -en el fondo- que difícilmente llegaremos a estar juntos y ya no digo pronto, sino en una buena cantidad de años (si es que el famoso destino hiciera su labor).

Y hago énfasis en el primer caso que es puramente sexual porque me he dado cuenta que el día (como mencioné en otro post y que esto ya parece refrito) tiene 24 horas y que (como me dijo una psicóloga) el sexo -si bien nos va- es de media hora por lo que no es posible pasarla mal o regular las otras 23.5, siendo más que obvio que una relación así no me conviene. Alguien muy querido me comentó recientemente una frase que bien pudiera aplicarse a este caso que menciono y que a la letra dice: “vives un matrimonio sin la parte divertida… ¡que horror!”; lo cuál me ha llevado a concluir en varias ocasiones que efectivamente: le importo verdaderamente lo que un pepino ¡nada!

El segundo interés, mucho más importante para mi que el primero (dadas las características) reconoce muy posiblemente la importancia de las otras 23.5 horas de convivencia. Naturalmente yo no dejo de lado el asunto sexual que ¡ah como lo he mejorado! (jaja, si no me echo mis flores yo, ¿quién?) pero aquí pareciera le importan más las opiniones de los demás (‘sonaría a burla’ –me ha dicho-), promesas de amor eterno –previamente realizadas- a la par de una autonegación a eso que estoy seguro le mueve internamente algunas emociones y que resultan en respuestas como “elijo no elegir”, que para variar y como dije unos párrafos arriba, no representan ninguna sorpresa para mi, derivado de la plena convicción que tengo de que no esperar nada; resultando que también me esté dando atole con el dedo jaja, es decir y de nuevo ¡nada!

Conclusión: Pareciera que tenemos (no todos, aclaro) una especie de disposición a involucrarnos con personas que no nos valoran en nuestra justa medida (¡esa autoestima!, dirán algunos), que nos hacen sufrir (aunque no queramos percatarnos de ello), que hacemos a un lado a aquellas que nos quieren pero que tal vez no nos ofrecen un mínimo de emoción aunque sean eso, excelentes personas ó perfectos partidos; esto es como encontrar aburridas a aquellas que son las ideales y no sé porqué en mi caso, creo que tiene mucho que ver con no desear –inconscientemente- encontrarme a alguien exactamente igual (de bueno, en todos los sentidos jaja) que yo que pudiese provocar una especie de flojera permanente y por ende a que más temprano que tarde, la relación se vaya al carajo. Por ello siempre he argumentado que prefiero ver 'el vaso medio lleno' tomando como positivo el hecho de encontrarme con alguien que decía ser muy distinto a mí y hoy, al paso de un buen tiempo y después de conocer a varias personas, sigo pensando lo mismo.
2
Finalmente y como le dije a la psicóloga (obvio, después de estas cuestiones que me atormentan tuve que visitar una jaja) ya nomás sueño con encontrarme algún día a alguien que aparezca de entre la neblina, que se me quede viendo fija, obsesiva y amorosamente y me diga: “David… ¿dónde has estado todo este tiempo?”…ensoñador ¿no? y miren que de Tilda Swinton no tengo nada.
2

11 septiembre 2007

El Cine hecho canción...


Realmente pocas canciones logran transmitir con tal fidelidad el sentimiento que puede generar el séptimo arte en un espectador. Creo que Nacho Cano logró capturar la esencia del cine escribiendo una canción que incita verdaderamente a la imaginación (como el cine mismo); letra, voz y sonidos aromáticos que resultan en una delicia para los sentidos…¿no les parece?
2

EL CINE
(Mecano)

La cola de esta noche
no tiene final
dos horas confiando
que no colgarán
dichoso cartelito
de completo está el local.
2
Logré cruzar la puerta
diez duritos van
no me ponga delante
ni tampoco detrás.
Eterno en la pantalla está
el visite nuestro bar.
2
Las luces se apagaron
esto va a empezar,
la chica de la antorcha
ya ocupó su lugar
preludio de que algo
emocionante va a pasar.
2
Sobre la foto fija
de una gran ciudad
los nombres y apellidos
de los que serán
actores, directores, productores y demás.
2
El ruido de las fábricas al despertar
los olores y colores de la gran ciudad
me hicieron sentir que yo estaba allí,
que estaba allí.
2
El cuerpo de esa chica que empezó a temblar
cuando el protagonista la intentó besar
me hicieron sentir que yo estaba allí,
que era feliz.
2
Las primeras escenas de aproximación
consiguen que te metas
en la situación
y poco a poco se va
desarrollando la acción.
2
Parece que se ha producido un apagón
silbidos a cabina
tensa situación
la chica ya estaba desnuda
cuando se cortó.
2
Recuperado el ritmo
ya llegó el final
barullo de murmullos
que preguntan que ¿qué tal?
Y un desfile de zombis
que abandonan el local.
2
Durante una hora y media
pude ser feliz
comiendo chocolate y palomitas de maíz
sintiendo que era yo,
el que besaba a aquella actriz.
2
El ruido de las fábricas al despertar
los olores y colores de la gran ciudad
me hicieron sentir que yo estaba allí,
que estaba allí.
2
El cuerpo de esa chica que empezó a temblar
cuando el protagonista la intentó besar
me hicieron sentir que yo estaba allí,
que era feliz.
2
2


04 septiembre 2007

Mi vida irreal


Ocurre que a ratos creo que mi vida real, está siendo opacada o mejor dicho, absorbida por mi vida cibernética. Continuamente me pregunto que estaría yo haciendo de no pasar tantas horas frente a una computadora. Horas que definitivamente tienen que ver con la oficina, pero también con Internet. El blog, las conversaciones con amistades vía Messenger, contactar personas (asunto del que profundizaré en otra ocasión) vía chats, enterarme de la vida de amigos a través de sus páginas personales, escribir correos a familiares que tiene tiempo no veo, enterarme de la última película de mis directores favoritos, del último CD, de la letra de aquella vieja canción que me recuerda mis años dorados de juventud, ver clips de video de episodios de ‘Los Años Maravillosos’ y demás antigüedades, sexo…

¿Qué estaría yo haciendo si me desenvolviera en la vida real?

Pienso que estaría escribiendo un diario... platicaría largas horas por teléfono, amistades y amigos me escribirían cartas, tomaría un cuaderno y escribiría a mis familiares -en consecuencia tendría que desplazarme en auto o caminar a la oficina de correos-, leer periódicos para ver que estrenaron en cartelera, ir a las tiendas de discos a checar las novedades, buscar entre los cuadernillos de los CD’s la letra de aquella vieja canción que tanto me gusta, buscar en mis VHS esas grabaciones de series de televisión que seguramente no hice y…salir a antros, centros comerciales, bares o restaurantes para conocer a alguien y en el más corto de los planes, conseguir sexo…

Parece que la red ha venido a simplificarme la vida, pero… ¿no les parece inquietante como una cosa ha desplazado –hasta cierto grado- a la otra?

Pero así como he ganado tiempo siento que he perdido algo y no sé bien que es. Tal vez el contacto humano, familiar ó la magia de conocer a alguien sea para amistad o cuestiones amorosas.

Últimamente he tratado de ‘estar más en el mundo real’, ese que detallo aquí arriba, aunque en el fondo siento que lo virtual ya es inherente al mundo en el que vivo y en consecuencia a mi vida.

Pero los abrazos, caricias y besos tienen que ser reales… ¿no les parece?, así que todavía vamos de gane pues no nos perderemos (no tan pronto) en esa todavía incierta alternativa de lo virtual.