
A veces, estando dentro de un huracán de emociones, puedes encontrarte tal vez, dentro del ojo del huracán, que contrario a lo que usualmente se piensa al mencionar ese concepto (según las noticias, estar “en el ojo del huracán” implica ser el centro de atención por algún escándalo a nuestro alrededor) también puede asimilarse a un momento de calma total, de relajamiento o tranquilidad.
Y esto viene a colación porque hace ya un par de meses que conocí fortuitamente (jugarretas de la red) a un nuevo amigo. Se llama Lalo, vive en el D.F. y se ha convertido en una especie de solaz; una suerte de lugar de paz que con su sola conversación (generalmente a larga distancia) me puede provocar un momento genuino de bienestar emocional.
Esto, claro está, ya se lo he dicho. Hay una especie de sincronía conversacional que hace que, los 30 ó 40 minutos que usualmente me regala, sean satisfactorios y de buen cotorreo.
Que si la serie de televisión, que si su trabajo, que si el mío, que si se va de viaje, que si se va de antro, que si Abercrombie Kids, que si el tráfico, que si su delgadez y mi sobrepeso, que si esa noche tendré compañía, que si el idioma inglés ó el portugués, que si la máquina contactadora, que si los dvd’s, que si el libro, que si hace falta alguien a nuestro lado…
Oyéndolo, me doy cuenta de la gran similitud de condiciones en las que nos desenvolvemos: ambos profesionistas, con puestos y funciones demandantes, deseos de superación, cierta estabilidad económica, aficionados a la fotografía, rodeados de amigos pero al mismo tiempo, solos, sentimentalmente hablando.
No sé cuando le vuelva a ver. Posiblemente hasta el año entrante. Hoy quise escribir para decirle que muchas gracias por su desinteresada amistad, por llamarme de cuando en cuando, por ser buen escucha y por esa rara habilidad que posee de cambiarme el estado de ánimo. Sé que tarde o temprano encontrará a un ser que lo valore en su justa medida y que lo haga sentir acompañado, cruzo los dedos por ello pues es un tipazo.
P.D. Muchas Felicidades en tu cumple, Lalo.
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