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09 diciembre 2007

Después de la tempestad...Lalo


A veces, estando dentro de un huracán de emociones, puedes encontrarte tal vez, dentro del ojo del huracán, que contrario a lo que usualmente se piensa al mencionar ese concepto (según las noticias, estar “en el ojo del huracán” implica ser el centro de atención por algún escándalo a nuestro alrededor) también puede asimilarse a un momento de calma total, de relajamiento o tranquilidad.

Y esto viene a colación porque hace ya un par de meses que conocí fortuitamente (jugarretas de la red) a un nuevo amigo. Se llama Lalo, vive en el D.F. y se ha convertido en una especie de solaz; una suerte de lugar de paz que con su sola conversación (generalmente a larga distancia) me puede provocar un momento genuino de bienestar emocional.

Esto, claro está, ya se lo he dicho. Hay una especie de sincronía conversacional que hace que, los 30 ó 40 minutos que usualmente me regala, sean satisfactorios y de buen cotorreo.

Que si la serie de televisión, que si su trabajo, que si el mío, que si se va de viaje, que si se va de antro, que si Abercrombie Kids, que si el tráfico, que si su delgadez y mi sobrepeso, que si esa noche tendré compañía, que si el idioma inglés ó el portugués, que si la máquina contactadora, que si los dvd’s, que si el libro, que si hace falta alguien a nuestro lado…

Oyéndolo, me doy cuenta de la gran similitud de condiciones en las que nos desenvolvemos: ambos profesionistas, con puestos y funciones demandantes, deseos de superación, cierta estabilidad económica, aficionados a la fotografía, rodeados de amigos pero al mismo tiempo, solos, sentimentalmente hablando.

No sé cuando le vuelva a ver. Posiblemente hasta el año entrante. Hoy quise escribir para decirle que muchas gracias por su desinteresada amistad, por llamarme de cuando en cuando, por ser buen escucha y por esa rara habilidad que posee de cambiarme el estado de ánimo. Sé que tarde o temprano encontrará a un ser que lo valore en su justa medida y que lo haga sentir acompañado, cruzo los dedos por ello pues es un tipazo.

P.D. Muchas Felicidades en tu cumple, Lalo.
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08 marzo 2007

Querido Amigo:


Desde hace tiempo he querido, como tu amigo que soy, conscientizarte de muchas cosas; es sólo que me preocupa la delgadez de la línea que separa tus momentos de felicidad y los de tristeza. Sé que has estado solo mucho tiempo, que ocurrieron sucesos en tu vida que han resultado en una soledad no deseada.

Te confieso que te observé detenidamente en tu última visita a esta tu casa. Descubrí detalles de tu personalidad en los que no había reparado y que son relevantes. Me angustié porque no pude hacer gran cosa por ayudarte, en parte por mi desconocimiento sobre qué hacer y por otro lado porque hay algo en ti que me impide acercarme demasiado. Tal vez sea que tengo miedo a involucrarme más de lo que mi sensibilidad permite y que en lugar de apoyarte, terminemos siendo dos los afectados.

Pero me doy cuenta de que algo se puede hacer y de momento no se me ocurre más que escribir aquí lo que siento y que en persona te he dicho en un par de ocasiones:

Sal de ese pueblo. Necesitas convivir con gente nueva. Abrir posibilidades. He visto como te acercas a las personas y consigues lo que yo no he podido: una cita, aunque sea para ir a bailar. No te desanimes si alguien te batea. Es posible que ese aura de pesimismo que te rodea, sea un punto a atacar para que la gente te vea de otra forma y se anime a acercarse en otro plano. Te noté particularmente molesto en varias ocasiones. En los restaurantes; en el auto al no abrirse la puerta, aún con mi petición de esperar a que yo abriera. A veces sueltas comentarios ásperos, que desestabilizan el ambiente y lo peor, lo contagia, poniendo de malas a todos.

Y si decides no salirte de ese lugar, al menos vende tu casa. ¡Hazlo ya! Utiliza el dinero para comprar algo nuevo, un apartamento, aunque sea pequeño, pero nuevo. Que entre la luz por todos lados, que huela a nuevo, que puedas decorar a gusto, que te sea confortable, que en lugar de hundirte, te levante el ánimo, que te sientas orgulloso de compartir con tus seres queridos, amigos y familiares que lleguen a visitarte.

Yo mismo he imaginado como debes sentirte en esa casa en la que apenas entra la luz y en la que el polvo todo lo inunda. Te imagino recostado mucho tiempo viendo las horas pasar y pienso que eso puede cambiar. Tu cuerpo a ratos te da muestras de que es necesario un cambio de vida con esos malestares que hacen presencia de la nada y que se esfuman en un cerrar y abrir de ojos.

Necesitas ocuparte. Sé que el estado de ánimo no es satisfactorio, que te baja las armas, demasiado tiempo libre no es lo mejor para una persona solitaria. Busca un empleo que te ocupe entre semana, tal vez estudiar cómputo ó una carrera técnica que te permita mejorar tus ingresos y nivel de vida posteriormente.

Habla con tu familia, del apoyo que necesitas, que no sólo te vean con signo de pesos. Es importante que ellos se conscienticen de que al menos en estos momentos, tú también necesitas de su cariño y compañía. Si los amigos están lejos, hay que acercarse a la familia. El lazo es indisoluble y siento que al menos tus hermanos reaccionarían si se dieran perfecta cuenta de lo que te pasa… Me ha cruzado la idea de contactarlos para hacerles ver que necesitas sus cariños y abrazos, pero no quiero entorpecer algo que por propia naturaleza debiese ocurrir.

Siento, mi amigo, que es hora de que actúes. No dejes pasar más el tiempo. Saca fuerza y ánimo de donde sea necesario y toma cartas en el asunto. Sé que estás consciente de que este movimiento lo tienes que hacer tú, nadie más. Nada me dará más gusto que ver que tu vida da un giro, al menos de inicio modificando el ambiente en el que vives. Por lo demás, la persona llegará cuando menos te lo esperes…no te obsesiones con la idea, sólo sé paciente. Habemos muchos que te queremos y sabes que si en cualquier etapa de este cambio requieres nuestro apoyo, ahí estaremos.

Sé que te das cuenta, pero por si quedaba la duda, nos preocupas y queremos verte feliz.

04 enero 2007

Con Paty “Navidad” por favor…

Felipe, Margarita, Paty y yo

Me lleno de alegría sólo de pensar en escribir sobre ella y no me refiero a la actríz que personifica a Alicia en La Bella más Fea, sino a mi amiga Paty Hernández. Debo decir que me embargan sentimientos de especial agradecimiento y cariño y les cuento: Cuando la conocí, hacia el año 1994 (12 años ya) Paty era la clásica secre a la que media empresa detesta. Mi amigo (y compañero de la facultad) Felipe y yo, recién habíamos entrado a trabajar (a mitad de carrera de Contaduría) a este pequeño despacho de contadores en donde nos pagaban 5,000 mensuales: 4,250 en conocimientos y 750 pesos en dinero (Dios mío, ¡que recuerdos!)

Pero vuelvo a Paty; ella y su gran amiga y compañera Margarita (otra personita a quién estimo mucho) eran -por llamarlas tiernamente- "las villanas de la película". Ambas comían juntas, platicaban entre ellas, convivían…eran casi inseparables. La “maldad” de ambas residía básicamente en dos cosas: el poder decir NO cuando algo no les parecía (detallito que pocos toleran) y pecar en extremo de sinceras. Además y como aderezando esta especie de “poder” de Paty, de ella dependía el pago de la nómina, el control del fondo de ahorro (léase préstamos) y en algunas ocasiones, la captura de información que se volvía repentinamente urgente para los que ahí trabajábamos. pronto, Paty y Margarita prácticamente nos tenían dependiendo de su estado de ánimo sin que pudiésemos realmente chistar.

Pero el trato conmigo fue distinto. Con el paso del tiempo he llegado a pensar que lo que las acercó a mi fueron las condiciones en las que yo vivía en México en mi etapa de estudiante. Prácticamente viví solo en un apartamento, con mi familia lejos y se daban perfecta cuenta del esfuerzo que implica trabajar y estudiar, ver qué y donde comer y si se está enfermo arreglárselas como se pueda. Es así como empecé a percibir de entrada una desinteresada ayuda de parte de Paty para conmigo; si se me había acabado el dinero uno ó dos días antes del pago de nómina, Paty trataba de sacarme lo antes posible mi cheque. Si por alguna razón solicitaba yo un préstamo, no tenía que hacer antesala de días para que me lo otorgara y si algunas veces llegaba sin alimento en el estómago, me facilitaba el escaparme ó me traía la torta o la quesadilla.

Yo no olvido.

Permanecí en ese despacho alrededor de 4 años. Paty en cambio, lleva media vida trabajando ahí (le digo que ya es parte del activo fijo) y no le veo el ánimo de querer cambiar de empleo. Esto le redunda en algunos privilegios por la antigüedad que se ha labrado (ella sabe muy bien cuáles son) y entiendo perfecto la tranquilidad que le brindan en esta etapa de su vida. Sé que ha visto pasar por ahí a mucha gente, sobre todo estudiantes que aprenden lo que tienen que aprender y emprenden vuelo, como yo.

Mientras estuve ahí, mi convivencia con Paty fue muy agradable. Nos íbamos juntos a comer, nos aventábamos largas conversaciones y sabrosos chismes del despacho jaja. Como joven ejemplar que yo me consideraba, no tomaba ni fumaba pero recuerdo perfecto a Paty cargándome con mi amigo Felipe cuando en alguna fiesta de fin de año me llegué a marear lo suficiente con 4 ó 5 cervezas: “estoy consciente, sé lo que estoy diciendo” balbuceaba quien esto escribe mientras era llevado casi a rastras a la cama, al tiempo que me percataba, en mi patético vaivén, que Paty moría de la risa. Su desenfadada sinceridad también me provocó mi primer trauma en la moda pues cuando empecé a usar traje, decidí comprarme una corbata roja, su comentario no pudo ser más sutil: “esa corbata te aprieta”. Pensando yo que debía aflojarla un poco me llevé las manos al cuello y me aclaró: “no, David, te aprieta…te ves más moreno, pues” jajaja, hoy lo recuerdo y me boto de la risa, sin embargo ya no uso corbatas rojas, querida Paty y no es reproche. Así que me convertí orgullosamente en “su niño” y digo orgullosamente porque Paty siempre me dijo que ella no era de tener muchas amistades, que eran contadas las personas a las que prodigaba su cariño y amistad, así que me considero un afortunado.

Paty es madre orgullosa. Tiene dos hijos (ya unos flamantes jovencitos, por cierto), la mayor se llama Carolina y al más peque le apodan de cariño Tachi. La primera, brillante estudiante es fan de El Señor de los Anillos (como yo) y el segundo ya goza de una inusitada fama de mujeriego (al menos eso me contaron). A ambos los volví a ver recientemente a propósito del festejo de 25 años de casados de sus papás (todo un logro) y me dio tremendo gusto ver la unión familiar que se respira.

Con mi salida del despacho y regreso a Cancún en 1998, nuestra comunicación se ha ido haciendo cada vez menos frecuente. Siempre lo atribuyo al trabajo y a la falta de tiempo y de hecho es así, pero además mis continuos despistes hacen que mis buenas intenciones se queden sólo en ello y al final no le he marcado con la frecuencia que desearía.

Pero ella sabe que aquí estoy y yo sé que también cuento con ella.

Hoy le llamé por teléfono. Le deseé un muy feliz 2007. En algún momento de la conversación, me quedé en silencio y le dije: “Emm, Paty…”, me dijo: “¿qué pasó?”, contesté: “No, nada…ya se me olvidó ja!”; pero no hay tal olvido así que aprovecho estas líneas para decirle lo que no le dije hace un rato: Te quiero mucho Paty y espero que todo sea perfecto para ti en este año que comienza al lado de tu hermosa familia. Ojalá algún día me concedas el privilegio de ser tu anfitrión en Cancún para llevarte a pasear y recompensar aunque sea mínimamente con este detalle, todo lo bien que me trataste y el cariño que me prodigas. Brindaré por ti a la distancia el próximo 9 de febrero, fecha en la que celebras tu (por cierto, inminente e irrenunciable) cumpleaños, así que…¡Muchas Felicidades querida Paty!

Atte.

Tu niño.

29 diciembre 2006

Sebastián a.k.a Chevy

Mi sobrino Sebastián está creciendo enormidades, la verdad siento que muy rápidamente. En mayo de 2007 cumplirá 3 añitos. Cuando estaba a punto de nacer, le dije a mi hermana que retrasara su parto hasta finales de mayo pues yo ansiaba que fuese geminiano, igual que un servidor, obviamente no se pudo. No puedo negar que es el sobrino en quién tengo cifradas grandes esperanzas, es el sobrino con el que quiero compartir, ayudarlo a crecer, llevarlo a pasear y divertirnos juntos. Marysol, mi otra hermana, tiene tres hijos: Paulina, Alberto y Eduardo. Casi no he convivido con ellos por vivir en otra ciudad. Sé que me aprecian por lo poco o mucho que mi hermana les haya hablado de mi, pero no dejo de ser el tío que vive lejos y al que prácticamente no ven.

Cuando nació Sebastián sentí una genuina alegría. Mi hermana Mónica, la menor, por fín y después de varios intentos, pudo quedar embarazada, así que el bebé era muy esperado por la familia. Después de una labor de parto un tanto complicada nació el baby. Tanto los familiares de mi cuñado como mi madre y yo, estuvimos observándolo largo tiempo a través del cristal del sitio donde lo pusieron. “¡Qué ojos tiene!” –murmurábamos sorprendidos-. Después pude ver a mi hermana, temblorosa y debilitada pero con una felicidad que la envolvía y no pude contener mis lágrimas por verla realizada en este nuevo aspecto para ella. La ternura que me inspiró fue superior a mis fuerzas y pensé que la vida y mi familia eran maravillosas.


A Chevy lo he bautizado yo así. Y digo que lo he bautizado así, porque aparte de ser su orgulloso padrino de bautizo (junto con mi madre) fui yo quién le asignó esas letras. Mónica asegura que es “Chebi” (sus papás son los que realmente lo llamaron así desde un principio) pero a mi me late más llamarlo en alusión al auto, no me pregunten por qué. Apenas le argumenté a unos amigos que es derivativo de Seba, ChevaChevy, y de aquí no hay quien me saque.


En un principio Chevy era de personalidad extremadamente seria. Yo podía literalmente desbaratarme frente a él y no movía una sola de sus comisuras o bosquejar la mínima sonrisa. Cuando veía yo a otros niños de su edad doblarse de la risa, me daba mucha envidia el que mi pequeño familiar nada más no y tampoco se esforzaba por ser un niño esplendorosamente alegre. Obviamente, a la mínima gracia, toda la familia nos desbaratábamos en carcajadas. Para aderezar, no era un niño que se dejara apapachar. La abuela lo cargaba ó se lo ponía al pecho y de plano a los pocos segundos ya se estaba bajando. Pero esto fue cambiando lentamente y entre otras cosas comenzó a tener actitudes un tanto extrañas que eran como el condimento de las visitas que le hacíamos; se fabricó una risita forzada un tanto siniestra pues cuando terminaba de efectuarla se ponía muy serio, tenía sus temporadas de querer caminar con las rodillas y cosa curiosa, ciertas canciones lo ponían en apariencia triste ó de plano comenzaba a saltar si el ritmo era pegajoso y esto ùltimo en serio que fue algo innato pues que yo sepa a los papás no se les da mucho el baile que digamos.


A sus casi dos años y medio ya empieza a hablar. Obviamente no articula muchas palabras pero cuando hablo con él al teléfono se suelta y bonito. Le encanta ver una y otra vez películas como Monsters Inc, Buscando a Nemo, La era del Hielo, Chiken Little y ahorita trae de batalla a Dora la Exploradora; cosa curiosa, ver a la diva Rocío Jurado en la tele lo deja anonadado. Me da gusto que le encanten las películas animadas (¿a que niño no?) y en la medida de lo posible ahí andaré haciendo presencia para hacer que le guste el cine desde pequeño. Con la convivencia que hemos tenido, ya me identifica como el tío Ivid y a la abuela como Tití. Antes, cuando me caían de visita, a la media hora quería regresarse a casa y hoy ya puedo postularme como niñero candidato si los papás tienen algún compromiso. Me agrada ver que se le puede controlar poniéndole una película en el televisor y realmente no sufro con llantos ni berrinches; como que se porta bien al lado del tío Ivid, lo cuál me llena de una inmensa alegría.



A ver que ocurre con el Chevy y aunque a ratos me gustaría que el tiempo se detuviera con él así de pequeño, lo cierto es que éste pasa muy rápido y casi puedo imaginar al joven en el que se convertirá. Yo sólo aspiro llegar a ser su tío favorito…el más querido.