Uno no imagina así a los super héroes... (poner pausa al reproductor TuneFeed)
31 marzo 2007
Polvos de otros blogs: He-Man y 'What's going on?'
Uno no imagina así a los super héroes... (poner pausa al reproductor TuneFeed)
30 marzo 2007
Tiempo al tiempo: 'Minority Report'
La más famosa de sus novelas fue llevada a la pantalla bajo el nombre de Blade Runner, me refiero a "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?). El director inglés Ridley Scott nos transportó a la ciudad de los Ángeles en el año 2019, en una de las muestras de barroquismo visual más impresionantes que se hayan practicado en la historia del cine, dotando incluso a su cinta de una profundidad temática superior a la de la novela que le dio origen. Legiones de seguidores y fanáticos de esa historia, han hecho de la película objeto de culto con sitios en internet plagados de información y discusiones interminables en un suceso que se antoja difícil de igualar. Y es que no es posible desconectarnos por completo de Blade Runner para abordar Minority Report. La historia de PKD llevada a la pantalla, se trata de un cuento corto publicado en 1957 dentro de una compilación llamada El Hombre del Pasado (The Variable Man), cuando Philip K. Dick contaba apenas con 29 años de edad.
Sentencia Previa se ubica en el año 2054. El mundo que nos muestra Steven Spielberg en esta cinta no es tan decadente ni desesperanzador como el que nos mostró Scott en Blade Runner, pero en su trama se conservan algunas ideas plasmadas en esa historia situada en el 2019, entre otras, la predominancia de la publicidad en la vida privada de las personas, la avanzada tecnología para identificar a los humanos y un impresionante desarrollo de los medios de transportación y telecomunicación. Cuentan que el director se asesoró con 23 futuristas para enriquecer su realización; quienes sugieren por ejemplo, que los alimentos serán cultivados genéticamente y que el promedio de vida para el ser humano será de 150 años, aproximadamente, entre otros avances. Varios de estos aspectos los vemos en Minority Report, complementando una historia que gira alrededor de un sofisticado sistema para acabar con el crimen y la delincuencia…antes de que estos se cometan.
PreCrime es el nombre de la subdivisión policíaca en donde, con la ayuda de tres videntes –llamados Pre-cogs- y mediante un complejo proceso de reordenación de imágenes capturadas del subconsciente de éstos, se logra determinar la hora y el lugar exacto en el que se cometerán los asesinatos y otros delitos graves en contra de –fíjense, ¡que curioso!- los norteamericanos. En la mayoría de los casos las visiones de los pre-cogs coinciden, pero en el supuesto de que una de ellas no lo hiciera, esa tercer visión se conoce y archiva con el nombre de reporte minoritario, de ahí el título original de la cinta.
La forma de clasificar la información generada por el sistema es espectacular: los trozos de imágenes capturados de las premoniciones de los videntes, en apariencia carentes de lógica o sentido, son ordenados por los agentes de PreCrime en una labor titánica que sugiere una destreza e inteligencia sin igual, y que no termina sino hasta dar con la ubicación exacta del lugar en el que se cometerá el asesinato y la identificación perfecta del perpetrador. Lógicamente la premisa de la cinta tiene connotaciones moralistas y juega con la fascinante posibilidad de manipular a voluntad el futuro. Cuestionamos -como espectadores- ese sistema que se anticipa a aprehender a alguien que todavía no ha cometido un delito (aún cuando las visiones de los pre-cogs nunca fallan), pues de esa forma se nulifica la posibilidad en tiempo real de un cambio de decisión en los futuros delincuentes que invariablemente son recluidos en una especie de incubadoras… de por vida.
Al frente de semejante labor, uno de los nombres más poderosos de Hollywood: Tom Cruise, quien encarna al oficial John Anderton, un experto en el sistema Precrime y uno de sus más fervientes defensores, que se convierte sorpresivamente en el cazador cazado, cuando el sistema lo señala como el próximo asesino de un desconocido. Cruise, sin duda, está en uno de los mejores trabajos de su carrera, casi a la altura de la calidad lograda en la cinta de Paul T. Anderson Magnolia y probablemente de Risky Bussines en 1983. Alejado de poses, Cruise trata de llamar nuestra atención con una expresividad en el rostro que pocas veces le hemos visto, además de hacer gala de una destreza física que le permite no tener que recurrir a dobles en la gran mayoría de las secuencias de acción.
Comienza entonces una carrera contra el tiempo aún cuando Anderton no ha cometido crimen alguno siendo en los detalles que rodean la huída de Cruise donde Spielberg se luce: la persecución por policías ataviados con cohetes en la espalda para desplazarse en el aire; las 'arañas' electrónicas arrojadas en un edificio que escanean la pupila para identificar al fugitivo; la emocionante carrera del protagonista saltando audazmente entre autos para dejarnos sin respiro y esa espectacular panorámica de una autopista con veloces autos programados que se desplazan con la perfección de las notas de una gran sinfonía; todo impecable. Anderton busca probar su inocencia y aunque el evento sucederá en la hora marcada, logra allegarse de información importante relacionada con su caso y de los posibles responsables de la odisea por la que atraviesa. No todos los sistemas son perfectos y existe la posibilidad de que una de las pre-cogs guarde en su subconsciente el informe minoritario que pueda liberarlo del asesinato que se le atribuirá.
Pero en Minority Report no sólo aparece Tom Cruise, también vemos el desempeño de Colin Farrell (cuyo personaje Danny Witwer, le quedó grande), el agente que investiga que todo marche bien en Precrime y que inicia la persecución a Anderton; Farrell era todavía muy joven y la inexperiencia histriónica se deja ver por momentos; en cambio Max Von Sydow (como el director de PreCrime, Lamar Burgess) siempre será una presencia imponente que eleva el nivel actoral de una cinta, por algo era uno de los actores favoritos de Ingmar Bergman y cuenta con una impresionante carrera internacional. Especial atención a la misteriosa pre-cog Agatha, personificada por Samantha Morton quién con esta cinta alcanza gran notoriedad y fue su trampolín para después protagonizar cintas como In America y Código 46.
Es de admirar también el trabajo del fotógrafo Janusz Kaminski, quien crea texturas y atmósferas claramente influenciadas por la corriente llamada film noir, caracterizada básicamente por la abundancia de escenas nocturnas, tanto interiores como exteriores, con sets que sugieren un realismo sórdido e iluminación generadora de sombras que acentúan un ambiente fatalista. Les sugiero poner especial atención a las impecables imágenes y hologramas del sistema de Precrime; al tratamiento de la publicidad, cuidada hasta en los mínimos detalles (varias compañías aprovecharon para lanzar productos, el caso del perfume Bvlgary es muy notorio), sofisticados automóviles, etc. que pareciera forman parte de un gran comercial en varias secuencias de la cinta y que enfatizan la premisa de que la publicidad será pieza fundamental en el futuro; en todo lo anterior se percibe la mano experta y elegante de Kaminski, habitual colaborador de Spielberg.
"Spielberg quiere ponerse serio", comentaron mis amistades cuando vieron la cinta y aunque lo logra con creces, todavía le notamos algunas dificultades para desconectarse de una industria acostumbrada a finales complacientes y algunos otros convencionalismos (ver el tratamiento del drama de Anderton por la pérdida de su hijo y el resquebrajamiento de su entorno familiar) de los que no puede apartarse. En ocasiones también pareciera que son los poco logrados momentos de humor los que afectan negativamente la cinta, pues uno piensa 'Philip K. Dick, ciencia ficción, videntes…asesinatos y ¿risa?' (recordar las escenas en las que Cruise pierde uno de sus ojos por la alcantarilla o cuando no acierta a tomar los alimentos en buen estado dentro del refrigerador, entre varias situaciones más)…no, algo no encaja entonces dentro del contexto, haciendo que el asunto pierda por instantes seriedad y que no podamos más que traer a la mente de nuevo el nombre del director: Steven Spielberg, con toda la ambigüedad que esto implica…'Ay Spielberg, Spielberg...'
Realizó al hilo tres buenos intentos de quitarse ese pesado lastre, el primero y mejor de todos fue sin duda La lista de Schindler, después lo intentó con A.I. Inteligencia Artificial y aunque no corrió con suerte ante la crítica especializada, lo cierto es que su versión del cuento de Brian Aldiss fue un buen logro; finalmente volvió a intentarlo con Minority Report. Insisto, probablemente Spielberg no se atreve a desairar a la industria que tanto le ha dado, pero lo cierto es que si desea que el cinéfilo especializado, escéptico y exigente que todavía no le brinda su confianza caiga rendido a sus pies, tendrá que mostrarse frío (como el Kubrick que tanto admira) a la hora de abordar este tipo de historias sin otorgar concesiones de ninguna índole. El tiempo dirá si Minority Report se convierte en un nuevo clásico, similar a la laureada Blade Runner, yo…todavía tengo mis dudas.
28 marzo 2007
365
¿Y tú?
23 marzo 2007
Al rescate del olvido: 'Antarctica'
De entre mi mini colección de discos de Vangelis, hay uno que siempre me ha intrigado por el perfecto sonido que contiene, su nombre: Antarctica. Este trabajo es para mí, uno de los puntos altos en la discografía del músico griego, básicamente por la limpieza de esa música generada por sintetizadores mezclada con algunos otros instrumentos electrónicos. Y es que además de la pulcritud en las mezclas, las notas contienen un sentimiento al que difícilmente uno puede abstraerse, convirtiéndose fácilmente en música evocadora de imágenes.
La música de Antarctica fue realizada posteriormente a la banda sonora más famosa que ha compuesto Vangelis para el cine: Blade Runner. Los sonidos de hecho son similares, pero cada soundtrack se ajusta al espacio y tiempo para el que fue creado, En Blade Runner por ejemplo, Vangelis contribuyó con sus composiciones a la atmósfera obscura y desesperanzadora de la megalópolis en que se convierte la ciudad de Los Ángeles; en cambio su colaboración musical para Antarctica con percusiones que sugieren ecos y sonidos distantes de teclados que dan la idea de grandes espacios deshabitados, producen el efecto contrario pues las situaciones límite que retrata el film son mágicamente contrastadas con una música que genera esperanza y ánimo de supervivencia en el agreste y gélido ambiente de la antártida.
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Pero la intención del comentario es profundizar un poco más en Antarctica, la película. Es muy difícil conseguirla, pero pudo más mi inquietud por oír la famosa música de Vangelis acompañando imágenes qué lo que los diálogos me pudiesen decir, por lo que al ver la cinta, la experiencia se convirtió en un extraño ejercicio, sin subtítulos y hablada en japonés -el idioma original en el que fue filmada- fue como asistir a un concierto exclusivamente para la vista y el oído. Para mi sorpresa, los diálogos son mínimos y las imágenes hablan por sí solas y queda de manifiesto desde el inicio, la genialidad de Vangelis como pieza fundamental para convertir la película en un impresionante paseo por este deshabitado e inhóspito lugar.
Antarctica está basada en un suceso real ocurrido a una expedición en el año de 1958, cuando en el mundo iba en aumento la fiebre por conquistar y explorar terrenos hasta entonces desconocidos. Filmada en un tono semidocumental, la cinta narra el abandono a su suerte de una manada de huskis (perros del polo utilizados principalmente para jalar trineos) por un grupo de científicos en una estación de investigación japonesa en la antártida.
Desde el principio del film, es evidente la gran ayuda que estos animales son capaces de proporcionar a los humanos. Los científicos Ushioda (Ken Takakura) y Ochi (Tsunehiko Watase), se adentran en la antártida en uno de los viajes de exploración dejando en la estación a sus compañeros.
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Pero el viaje de regreso se complica y es entonces cuando se aprecia la fidelidad de los perros, su fuerza y el impresionante instinto que poseen para encontrar el camino a la estación aún en condiciones en los que la nieve y el viento imposibilitan el avance. El clima no perdona y el frío cala a niveles tales que los exploradores deben cubrir ojos y rostro para evitar el congelamiento, mientras comienzan a ser visibles algunas quemaduras en la piel.
Las inclemencias del tiempo no cesan y durante una gran tormenta los científicos deben abandonar la estación en un gran barco rompehielos que los rescata. Sin oportunidad de reaccionar, Ushioda y Ochi (quienes mantenían un lazo afectivo con la manada de huskis) se enfrentan al problema de no encontrar cabida para los perros en el barco y se ven obligados a abandonarlos encadenados a la intemperie y sin alimento.
La odisea comienza aquí, pues el instinto de supervivencia de estos animales es muy fuerte y hacen hasta lo imposible por soltarse y escapar. Algunos lo logran en un doloroso y largo proceso, pero los que no corren con suerte, comienzan a morir congelados. La originalmente numerosa manada que logró zafarse de las cadenas, comienza la búsqueda de alimento en un infinito desierto blanco que provoca que esta tarea se vuelva por demás desesperanzadora y fatigante. Poco a poco el grupo empezará a disminuir en número de integrantes. El hambre los obligará a aprender a cazar, raspar la nieve en busca de peces atrapados en el hielo, enfrentarse en grupo a leones marinos ó incluso al ataque de orcas en algunas de las secuencias más espectaculares de la película, esto sin contar la gran cantidad de peligros a los que se exponen en una superficie terrestre siempre cambiante.
Es el realismo de las imágenes al que nos vemos enfrentados los espectadores que nos deja un sentimiento de angustia intensa. Vemos a estos animales que heridos o hambrientos, mueren ó desaparecen entre los cuarteados bloques de hielo en prolongadas secuencias sin cortes, duras y sin concesiones. Es clara la intención del realizador: nos va preparando el camino para un final tan entrañable como emotivo, ya que al tiempo que vemos estas imágenes desgarradoras, sigue al par de científicos y su vida en ciudad quienes con profunda nostalgia se muestran inquietos por no saber lo ocurrido a sus fieles animales, convirtiéndose este motivo en deseo permanente de regresar a la antártida. Lo logran 6 meses después, pero lo que encuentran es devastador.
Tsunehiko Watase
Antarctica tuvo gran resonancia en Japón y se convirtió en un impresionante éxito de taquilla; gran cantidad de artículos promocionales fueron puestos a la venta, largas filas en los lugares en los que se exhibió la cinta culminaron en la obtención de varios premios y nominaciones en prestigiados festivales de cine de la época.
Créanme que esa frase de “el perro es el mejor amigo del hombre”, fue llevada al cine decorosamente con Antarctica. Contrario a lo ocurrido en el remake que realizó Disney recientemente (Rescate en la Antártida - Eight Below, que carece del encanto y fuerza del original japonés que nos ocupa), el film de Kurohara está dirigido claramente al espectador adulto, por el realismo de las imágenes y la cruda violencia gráfica en pantalla.
22 marzo 2007
“Su pecado es ser bella”
19 marzo 2007
Esas 'malas' influencias...
Michael Nyman
Este fin de semana por ejemplo, no dejé de pensar en Paco Peña. Mi amigo Daniel me confesó que no había visto El Señor de los Anillos completa, sólo la última parte y poco fue lo que entendió. Eché mano de las versiones extendidas que tengo por ahí y me dispuse a disfrutar nuevamente -con él- la trilogía. Aunque he visto las películas en al menos 3 ocasiones, siguen emocionándome…
Leonard Cohen con Everybody Knows
Y es que todo esto viene a colación porque ayer me puse como loco a buscar en centro comerciales “Six Feet Under” la serie de televisión de HBO. Había leído sendos textos de Mario en su blog y de Senses & Nonsenses acerca de la serie que realmente me intrigaron. Casi termino la primera temporada y ya ando en la mira para buscar la segunda. Todo un universo de pensamientos y planteamientos que directa o indirectamente he terminado teniendo en mi vida cotidiana. La serie es estupenda y pensé nuevamente en estas -para nada malas- influencias que estoy empezando a tener a estas alturas del partido y que sin duda enriquecen mi pensamiento o cultura…y eso no es cosa sencilla.
Six Feet Under
Con Miguel Cane me ocurre algo muy curioso. Sé lo que le gusta, incluso en alguna ocasión me ha compartido sus recomendaciones pero por alguna extraña razón no termino de encajar. No sé, como que siento que son “sus terrenos” y el mundo de Miguel es especial. Lo vi cuando me recomendó Roxy Music y aunque me gustaron dos o tres canciones, me sentí distante. O cuando me compartió su gusto por la cinta Picnic at Hanging Rock y nuevamente me sentí distante. Incluso reconocí los méritos de El Bebé de Rosemary pero no…algo ocurre. Pero más allá de contagiarme con ello o no, lo que más valoro de todo esto es esa disposición de Miguel para abrirme el panorama. Yo no sabía de Roxy Music, ni de la película de Peter Weir y aunque famosa, no fue sino hasta hace un par de años que pude ver finalmente la película de Polanski.
Hay cosas que seguramente veremos de paso de todo lo que nos recomienden (José Caro, no olvido a Yanni). Habrá algunas que nos queden cercanas, lo realmente importante es que en todo este rejuego, es emocionante ver que alguien se te acerca para conocer tus gustos y aficiones y si pueden, hacerlas suyas ó viceversa. Es una especie de transacción en donde lo que prevalece es la buena onda y el puro y genuino placer ó deseo de enriquecer la vida del otro con nuestros propios descubrimientos; ¿bonito, no?...
15 marzo 2007
Polvos de otros blogs: La Tigresa del Oriente
Como dice la canción “Rectifiquen sus errores“ y pues… que lo disfruten... gulp!.
Ahí me cuentan que piensan…
13 marzo 2007
Más allá de polémicas: 'Malena'
Renato Amoroso
Digamos que este es uno de los principios básicos de la película de Tornatore. Malena de alguna forma está realizada para el lucimiento de su actriz protagónica, Mónica Bellucci, quien al pasearse por la plaza principal del pueblo de Castelcuto en Sicilia, despierta envidia de mujeres y el deseo de hombres. Toda la historia es seguida y narrada a los espectadores, por un niño de 13 años: Renato Amoroso, quien experimentará –al conocer a Malena-, un proceso de madurez y terminará enamorándose platónicamente de la mujer de la que todos hablan.
El director italiano Giussepe Tornatore partió de la adaptación de un cuento corto escrito por el guionista Luciano Vincenzoni. Vincenzoni (quién escribiera algunos guiones para Sergio Leone) concibió esta historia en base a sus recuerdos de una mujer que altera (con su presencia y estilo de vida) totalmente a un pueblo italiano durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Por qué revisitar Malena? A manera de preámbulo les cuento que derivado de comentarios intercambiados hace ya algunos meses con Francisco Peña, le sostuve que Malena no terminaba de gustarme. No era una cinta que yo recordara especialmente o que incluso, tuviese el deseo de tenerla dentro de mi colección. En esas conversaciones, le comentaba a Paco que no sabía exactamente qué era lo que no me gustaba de la cinta. En una respuesta posterior, mi interlocutor me hizo un comentario que me produjo el efecto inverso por el que supongo Peña me lo había efectuado, diciéndome algo parecido a “bueno…no todo el mundo va por la vida justificando porqué le gusta ó no, algo…” Fue entonces cuando tuve la necesidad de indagar el porqué de mi (aparentemente) injustificada percepción de la película.
Volví a verla dos veces más a partir del intercambio de ideas con Paco Peña. La primera de ellas, como un simple espectador que sólo sigue el desarrollo de la cinta, con la inocencia e intención de creer lo que se observa en la pantalla. Pero en la segunda vista puse especial atención a los aspectos técnicos y de realización de la misma, digamos que, con cierto sentido crítico.
Como tal, el resultado que encontré fue interesante: Malena, como simple espectador, es una ‘buena película’ (así, como se dice comúnmente cuando salimos del cine), Mónica Bellucci es impresionantemente bella (con cabello negro o rojizo), la trama es a ratos divertida y en otros angustiante, pero no es una cinta que sienta el deseo de volver a ver una y otra vez, como me ocurre con muchas otras.
Como espectador, me gustó la música de Ennio Morricone, me agradó bastante la actuación del adolescente que hizo de Renato Amoroso (Giuseppe Sulfaro), me disgustó sobremanera el episodio del casi linchamiento de Malena por las mujeres del pueblo (lo sufrí, en pocas palabras), me cayeron mal los familiares de Renato y no soporté tanto recreamiento de las fantasías de Renato con Malena, disfruté los paisajes y tomas panorámicas del pueblo de Castelcuto y me molestó la nula cercanía de Renato con Malena durante toda la cinta.
Pero con ojo crítico fue otro el resultado:
Malena muestra a un director que conoce su trabajo. Tornatore se nota experimentado, y hoy por hoy es considerado el mejor y más famoso director italiano de la actualidad y esa fama no es gratuita. Desde el primer momento en el que aparece Malena caminando al inicio de la cinta, se percibe a un director maduro que sabe cómo plantar a sus personajes y la manera de acercarlos al espectador.
Malena camina al compás de la bella música de Ennio Morricone, mientras es observada por los jovencitos sentados a un lado del camino, entre los cuáles se encuentra Renato. El desplazamiento de cámara es elegante, preciso…y de alguna forma se convierte en cómplice de Mónica Bellucci, pues es fiel a su belleza, magnificándola, casi adorándola... durante toda la película. Malena camina cabizbaja, con la mirada al suelo, casi sin percatarse de que está siendo minuciosamente observada por los lugareños.
Bajo este perfil, Mónica Bellucci desarrolla un trabajo que por ser sutil no es valorado en su justa dimensión. Prácticamente sin diálogos que impliquen un arriesgado trabajo actoral por parte de la actriz, Bellucci se convierte en una especie de traductor corporal, pues es con su cuerpo, actitudes físicas o gestos como finalmente nos descubre la personalidad de la Malena de Tornatore: enigmática, sensual, con un dejo de tristeza y una soledad que la acompaña.
Pocas veces he presenciado cintas en las que un prestigiado director no resiste la tentación de ‘apapachar’ a su bella protagonista llenándola de close ups o de acercamientos continuos de cámara en aras de hacer evidente ese rasgo de su personalidad: la belleza. Lo vi por ejemplo en El marido de la peluquera cuando Patrice Leconte se da vuelo mostrando la sensual belleza de la actriz Anna Galiena. Pero en Malena está justificado el tratamiento visual del personaje y es que sabemos de antemano qué derivado de la belleza física de esta mujer, se provocan una serie de sucesos no muy gratos en Castelcuto. “Su pecado es ser bella” dice el abogado que la defiende en un injustificado juicio y Tornatore se encarga de hacérnoslo ver en cada secuencia en la que aparece la Bellucci.
¿Es por ello que se percibe superficial el tratamiento del personaje de Malena dentro de la cinta? Es muy posible. Y no solamente Malena sale perjudicada, sino la gran mayoría de los personajes de la cinta: Los familiares de Renato por ejemplo, son caricaturizados hasta conseguir hacerlos casi insoportables al espectador, pero en el entendido de que esto se logra básicamente por la sobreactuación de los mismos y por la gratuidad de las situaciones que ellos escenifican, percibiéndose esto también en los pretendientes de Malena, aquellos que sólo buscan hacerla suya.
Observando la cinta, se pueden también percibir dos miradas a la historia. No me atrevo a asegurar que así haya sido planeado por el director porque sería muy aventurado de mi parte, así que sólo me limitaré a subrayarlo y me refiero al tratamiento inicial y el giro que se maneja en la óptica planteada prácticamente a la mitad de la cinta…y es notorio con Renato.
Renato inicia la cinta con el diálogo en off que aparece al principio de este texto. Es una forma de compenetrar al espectador y hacerlo partícipe de la historia que está narrando, algo similar a que un conocido venga y nos cuente algo que le haya ocurrido. Este tratamiento lo practicó Tornatore exitosamente en la aclamada Cinema Paradiso.
Bajo este esquema es que nos enteramos de la devoción que el jovencito le profesa a Malena, sus fantasías sexuales (repito: creo que son excesivas y redundantes esas escenificaciones con parejas clásicas de la cinematografía, aunque se entiende que Tornatore decidió hacer un minihomenaje al cine dentro del cine, otra vez –en lo personal, me coartan la visión de la cinta y me distancian-), las cartas que le redacta, sus peticiones al santo del pueblo, etc. Pero a la mitad de la cinta es muy marcado el distanciamiento que como espectadores percibimos en Renato, pues Tornatore ahora se limita a mostrarnos la realidad social de Malena (quién se encuentra sin conseguir trabajo para finalmente terminar prostituyéndose) quedando la mirada cómplice de Renato relegada a un segundo plano, es decir, el recurso narrativo original queda disminuido (casi olvidado) en importancia o es sustituido por uno más plano ó inesperado.
¿Qué ocurre con este tratamiento en los espectadores? Un distanciamiento que provoca que la cinta se perciba en cierto momento lo suficientemente fría como para desmotivar el interés inicial de verla.
Y para muestra, el momento del cuasi linchamiento de Malena por las mujeres del pueblo.
Pienso que (repito, con ojo crítico) hay revisar la duración de ciertas secuencias. Es arriesgado manejar un planteamiento del personaje principal (la mujer sola y bella, que no cruza palabra con nadie, que cuida a su anciano padre y que le es fiel al esposo en batalla) y después sentir la saña –prolongada- del director mostrando a su personaje principal (me refiero a Malena) siendo destruído; esto no implica de ninguna manera que yo piense que el evento no podría ocurrir -aclaro-, pero considero que hay formas de mostrar ciertas situaciones sin arriesgar la intensidad dramática y más aún, sin arriesgarse a alejar al espectador de lo que le estamos contando por ese cambio de tono tan marcado en la narración de la historia.
¿Qué decir de la fotografía de Lajos Koltai (La leyenda de 1900 y Cuando un hombre ama a una mujer)? Tonalidades naranja delinean las imágenes de Malena Scordia y el pueblo de Castelcuto, con lo que la película se convierte en un gran recuerdo vívido y de sueño a la vez. El estilo y diseño visual es espléndido (ojo –por ejemplo- a los cambios de color en vestuario de la protagonista, así como la recreación de la Sicilia de los años 40, es magnífica) y se convierte en uno de los puntos altos de la cinta.
Como realizador, Giussepe Tornatore puede sentirse orgulloso de su película (el guión es otro boleto), su trabajo ‘artesanal’ es sobresaliente y como lo mencionamos en un principio, se percibe una madurez excepcional que ya se vislumbraba desde Cinema Paradiso y que en Malena se confirma.
Este texto, más allá de cualquier polémica, sólo tiene como fin el buscar dentro de MI percepción, las causas del porque no terminaba de gustarme del todo la cinta; concluyo que aún dentro de mi visión de espectador inocente, Malena ha provocado que mire hacia los otros aspectos, los del papel y la realización; aspectos que a la larga pueden también producir el gozo o disgusto por una cinta; y que en el caso de la cinta de Tornatore, sean sólo detalles los que inquieten mi visión.
09 marzo 2007
Hoy no presto DVDs, mañana SÍ
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NO PRESTO DVD’S.
DESPUES DE LEER ESTO, PIENSA DOS VECES SI AÚN CON ELLO DESEAS QUE TE PRESTE UNA PELICULA. EN CASO DE YO ACCEDER (SEGURAMENTE SERÁ CON TODO EL DOLOR DE MI CORAZÓN), TIENES QUE CONSIDERAR QUE LA VAS A CUIDAR COMO LA NIÑA DE TUS OJOS (O MÁS), QUE NO LE DEJARAS TUS HUELLAS DIGITALES IMPRESAS, Y QUE EN CASO DE SUCEDER ELLO, NO LA LIMPIARÁS CON CUALQUIER LIQUIDO QUE PUEDA DAÑAR EL DISCO.
EN CASO DE HABER CONSEGUIDO LLEVARTE EL DVD A CASA, NO LO MANTENGAS MUCHO TIEMPO FUERA DE LA MIA, VE LA PELICULA Y DEVUÉLVEMELA A LA BREVEDAD. NO LE PRESTES LA CAJA A NIÑOS Y MENOS PRESTES TU A LA VEZ LA PELICULA A OTRA PERSONA QUE NO TIENE NI IDEA DE ESTE REGLAMENTO.
NO CREAS QUE POR HABER CONSEGUIDO EL YO PRESTARTE UNA PELICULA Y LA HAYAS CUIDADO, SE VOLVERÁ COSTUMBRE O SERÁ MAS SENCILLO PARA MI PRESTARTE OTRA NUEVAMENTE. SI DESPUES DE LEER ESTO CONSIDERAS MENOS PROBLEMÁTICO PEDIR, VUELVE A PENSARTELO.
SI QUIERES HACERME REALMENTE FELIZ, VEN MEJOR A MI CASA Y JUNTOS DISFRUTEMOS EL SEPTIMO ARTE. CUALQUIER PELICULA QUE TE INTERESE DE MI COLECCIÓN ES SUSCEPTIBLE DE SER VISTA Y LO MEJOR, SIN COSTO ALGUNO Y PUEDE QUE HASTA CON PALOMITAS INCLUIDAS.
Me preocupa la percepción de mis amistades con algo así (obviamente le exageré en algunos puntos jaja) pero siento que si se percataran de lo que de repente llega a co$tar conseguir un DVD, no habría tanto problema. Y es curioso, si detecto que la persona en cuestión es cinéfila como yo, los suelto sin pensármelo dos veces.
Igual y un día de estos, me termino de animar…
08 marzo 2007
Querido Amigo:
Te confieso que te observé detenidamente en tu última visita a esta tu casa. Descubrí detalles de tu personalidad en los que no había reparado y que son relevantes. Me angustié porque no pude hacer gran cosa por ayudarte, en parte por mi desconocimiento sobre qué hacer y por otro lado porque hay algo en ti que me impide acercarme demasiado. Tal vez sea que tengo miedo a involucrarme más de lo que mi sensibilidad permite y que en lugar de apoyarte, terminemos siendo dos los afectados.
Pero me doy cuenta de que algo se puede hacer y de momento no se me ocurre más que escribir aquí lo que siento y que en persona te he dicho en un par de ocasiones:
Sal de ese pueblo. Necesitas convivir con gente nueva. Abrir posibilidades. He visto como te acercas a las personas y consigues lo que yo no he podido: una cita, aunque sea para ir a bailar. No te desanimes si alguien te batea. Es posible que ese aura de pesimismo que te rodea, sea un punto a atacar para que la gente te vea de otra forma y se anime a acercarse en otro plano. Te noté particularmente molesto en varias ocasiones. En los restaurantes; en el auto al no abrirse la puerta, aún con mi petición de esperar a que yo abriera. A veces sueltas comentarios ásperos, que desestabilizan el ambiente y lo peor, lo contagia, poniendo de malas a todos.
Y si decides no salirte de ese lugar, al menos vende tu casa. ¡Hazlo ya! Utiliza el dinero para comprar algo nuevo, un apartamento, aunque sea pequeño, pero nuevo. Que entre la luz por todos lados, que huela a nuevo, que puedas decorar a gusto, que te sea confortable, que en lugar de hundirte, te levante el ánimo, que te sientas orgulloso de compartir con tus seres queridos, amigos y familiares que lleguen a visitarte.
Yo mismo he imaginado como debes sentirte en esa casa en la que apenas entra la luz y en la que el polvo todo lo inunda. Te imagino recostado mucho tiempo viendo las horas pasar y pienso que eso puede cambiar. Tu cuerpo a ratos te da muestras de que es necesario un cambio de vida con esos malestares que hacen presencia de la nada y que se esfuman en un cerrar y abrir de ojos.
Necesitas ocuparte. Sé que el estado de ánimo no es satisfactorio, que te baja las armas, demasiado tiempo libre no es lo mejor para una persona solitaria. Busca un empleo que te ocupe entre semana, tal vez estudiar cómputo ó una carrera técnica que te permita mejorar tus ingresos y nivel de vida posteriormente.
Habla con tu familia, del apoyo que necesitas, que no sólo te vean con signo de pesos. Es importante que ellos se conscienticen de que al menos en estos momentos, tú también necesitas de su cariño y compañía. Si los amigos están lejos, hay que acercarse a la familia. El lazo es indisoluble y siento que al menos tus hermanos reaccionarían si se dieran perfecta cuenta de lo que te pasa… Me ha cruzado la idea de contactarlos para hacerles ver que necesitas sus cariños y abrazos, pero no quiero entorpecer algo que por propia naturaleza debiese ocurrir.
Siento, mi amigo, que es hora de que actúes. No dejes pasar más el tiempo. Saca fuerza y ánimo de donde sea necesario y toma cartas en el asunto. Sé que estás consciente de que este movimiento lo tienes que hacer tú, nadie más. Nada me dará más gusto que ver que tu vida da un giro, al menos de inicio modificando el ambiente en el que vives. Por lo demás, la persona llegará cuando menos te lo esperes…no te obsesiones con la idea, sólo sé paciente. Habemos muchos que te queremos y sabes que si en cualquier etapa de este cambio requieres nuestro apoyo, ahí estaremos.
Sé que te das cuenta, pero por si quedaba la duda, nos preocupas y queremos verte feliz.
02 marzo 2007
Más de Leconte: 'El Marido de la Peluquera'
Hay que mencionar que no es una película que se encuentre en exhibición actualmente y peor aún, El Marido de la Peluquera no se consigue en México. La distribuidora que comercializó la cinta en su momento quebró y los derechos de distribución quedaron en el aire sin que hasta la fecha exista alguna compañía que pueda comercializarla. Sin embargo, Paramount tiene los derechos en Estados Unidos y la película puede adquirirse en alguna tienda de comercio virtual como Amazon ó dvdgo.com (éste último sitio para quienes decidan traérsela subtitulada en español directamente de España en DVD región 2). Cuando se estrenó en México, fue exhibida en los peores cines y prácticamente nadie se enteró de su proyección.
La historia está narrada de una forma que por las tendencias actuales ha quedado prácticamente en desuso y por ello me parece que la connotación de joya cinematográfica es por demás merecida. El director Patrice Leconte, la realiza dos años después de dirigir la magnífica Monsieur Hire; se trata de una historia mínima de tonalidad optimista, sensiblemente contada y que parte de una anécdota que conserva varias coincidencias narrativas con Monsieur Hire aunque en un plano general, sin ese aura de tragedia y pesimismo de ésta última, logrando un resultado profundamente conmovedor.
La cinta abre con una toma de un inmenso mar y al centro está Antoine; un niño de 9 años bailando graciosamente música árabe. Instantes después, un rostro entrado en años, mira fijamente a la cámara en actitud nostálgica mientras se corta –él mismo- el cabello. Es Antoine (personificado por Jean Rochefort) 40 años después y en medio de flashbacks, lo vemos en su niñez cuando su principal fascinación era ir a la peluquería del pueblo donde la Sra. Shaeffer (una mujer obesa de tintes fellinescos –coincido Mario- que aunque soltera tenía fama de tener varios amantes) atendía únicamente hombres. El gusto del pequeño Antoine por este lugar residía especialmente en los olores que percibía en cuanto atravesaba el umbral, las lociones y perfumes, pero especialmente el aroma femenino de la peluquera. Es en este sitio donde Antoine comienza a descubrir su sexualidad y el que marcará en su mente la obsesiva idea de casarse con la peluquera.
Para Antoine, es todo un viaje delicioso al mundo de los sentidos y aromas. Basta ver en el film como Leconte retrata el proceso del corte del cabello, como si fuese un arte, un ritual al que se le da un énfasis muy profundo en la película, de una actividad especial de contacto físico con otra persona, que puede provocar sensaciones encontradas cuando ésta finaliza. Son esas sensaciones las mismas que Leconte recuerda de su niñez que lo motivaron a llevar a la pantalla esta singular historia.
En una escena familiar en la que el padre de Antoine pregunta a sus hijos ¿qué es lo que quieren ser de grandes?: el mayor responde que quiere ser Ingeniero y cuando toca el turno a Antoine, el niño fascinado y sin pensar en consecuencias, se limita a decir que él sólo quiere ser 'el marido de la peluquera'. Esta promesa que hizo inocentemente en esa reunión familiar provocando el enojo de su padre, se lleva a cabo 40 años después, cuando Antoine conoce a Mathilde.
Y es justo ahí, cuando comienza una de las secuencias más hermosas y memorables de la cinta. Un desplazamiento de cámara que nos va descubriendo poco a poco, con sutileza y encanto, la personalidad de la peluquera interpretada por la actriz italiana Anna Galiena; es Mathilde quien hojeando una revista (un gran close up a su bello rostro nos deja entrever la maestría del cinefotógrafo Eduardo Serra) transmite la fascinación que ejerce sobre Antoine, quien a distancia la observa detenidamente en ese cerrado universo formado por la peluquería. Enmarcando el momento –claro!-, la espléndida música de Michael Nyman, logrando captar y transmitir todo el encanto de la secuencia. Es obvio que Patrice Leconte se regodea con la imagen de Anna Galiena con escenas en cámara lenta donde la vemos desplazarse con su etérea y sensual personalidad y especialmente cuando ella observa a Antoine; este elemento cinematográfico sirve para enfatizar el nexo que existe entre ellos y el momento que están viviendo.
El score principal de Michael Nyman para la cinta, justifica perfecto el porqué Leconte volvió a llamarlo después de haber trabajado con él en Monsieur Hire. La banda sonora incluye temas de corte árabe de diversos compositores y los escritos por el compositor en su habitual línea minimalista caracterizada por su sencillez melódica, delicadeza y espíritu intimista. Nyman participa incidiendo en la ambientación, subrayando los sentimientos de amor que existen entre los protagonistas y enfatizando también los momentos de sensualidad; que ciertamente existe y mucha, desplegada en pantalla.
Son los flashbacks los que muestran cómo se fue originando esta historia de amor. Es así como nos enteramos de cómo Mathilde se hizo de la peluquería: un obsequio de su anterior jefe (el memorable Sr. Agopian) que motivado por el tacto que ella tenía para atender a sus clientes no encuentra mejor candidata para cederle su negocio que ya le pesa por la edad. Hay que remarcar que Anna Galiena está estupenda y no exagero al afirmar que es el mejor papel de toda su carrera, al menos por el que será especialmente recordada; la ví en Jamón Jamón de Bigas Luna y en otras cintas pero nunca con esta personalidad que logra traspasar la pantalla y que hace que su personaje sea absolutamente memorable.
La historia, enmarcada en el melodrama romántico, esquiva los clásicos estereotipos como el del galán con la mujer guapa. Antoine, visiblemente entrado en años, conoce a Mathilde todavía joven y aunque la pareja visualmente podría no funcionar para ciertos estándares a los que nos tienen acostumbrados, creo que es de los detalles más acertados de Leconte para darle más coherencia a la trama. La anécdota de cómo se conocen es sencilla: Antoine (ya adulto) entra a la peluquería a cortarse el pelo y al terminar la sesión sorprende a Mathilde con una pregunta que ha esperado durante 40 años poder realizar:
-¿Se casaría conmigo?
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(Las notas de Nyman de nuevo, con un solo de piano, emotivo y nostálgico, delimitando esta conversación que tienen dos seres maduros y solitarios).
Pero toda película de amor que se precie de ‘real’ no lo sería sin las infaltables (y especialmente en el cine francés) secuencias eróticas que podrían incomodar a más de uno, pero hay que tener presente que lo que estamos presenciando es una relación entre personas maduras. Por ello la cámara de Leconte realiza sorpresivamente tomas sugerentes enfocadas a mostrar la sexualidad de los protagonistas cuyos encuentros se desarrollan siempre en la peluquería. Close ups al pecho de Mathilde, a sus piernas; hay incluso alguna secuencia en la que Antoine la seduce mientras ella corta el cabello a uno de sus clientes.
Cuando se exhibió en Estados Unidos le dieron énfasis al erotismo que contiene, vendiéndose con frases como: ‘Más erótica que una docena de 'Bajos Instintos'’ y ciertamente es erótica pero ese es sólo un aspecto más de la cinta. El enfoque principal es el amor y su consecución, pues después de muchos años de un anhelo que Antoine tuvo en la infancia finalmente lo materializa décadas después.
-¿Se casaría conmigo? - le dice Antoine.
Mathilde no responde, termina su trabajo en silencio y permanece indiferente mientras hace cuentas y contesta: ‘son 35 francos’.
El se disculpa y retira.
Con algunas secuencias de la infancia de Antoine, el director remarca, figurativamente, la premisa principal de la cinta: conseguir a costa de esfuerzo y dedicación, esos sueños que siempre tuvimos.
-"El otro día probablemente usted se estuvo burlando de mí, pero…apreciaría su propuesta si todavía se mantiene en pie y sí… me casaré con usted” -Mi nombre es Mathilde.
La fotografía de Eduardo Serra -¡que belleza!- es como siempre, espléndida y digna de destacarse; está realizada con bases en tonos naranja y un magnífico manejo de la luz. Es esa deslumbrante iluminación que penetra desde el exterior, la que da vida a la peluquería, el reducido espacio en el que los amantes viven su amor y el lugar al que llegan los clientes quienes se convierten en una especie de emisarios con las noticias de lo que acontece en el mundo exterior.
¿Qué ‘pero’ le pongo a la cinta? Una nimiedad derivada de los momentos cómicos y es que por ejemplo, vemos a Antoine conservar el gusto por ejecutar esos exóticos bailes, aunque realmente no tiene ni idea de cómo hacerlo y es este posiblemente, uno de los pequeños detalles poco afortunados de la cinta pues sobreviene la sensación de un exceso de secuencias similares llegando a un punto en el que la gracia tiende a perderse.
-Abrázame Antoine, abrázame tan fuerte que no pueda respirar...tengo miedo de que llegue el día que ya no quieras bailar conmigo. He conocido a otros hombres, pero nadie como tú, abrázame fuerte... (Mathilde)
Y por lógica, conociendo el habitual estilo de Leconte en este tipo de historias, el toque dramático no puede faltar (“pasa en las películas, pasa en la vida real” jeje). El miedo de Mathilde de que eso tan bello que están viviendo desaparezca un día, es el detonante para un sorpresivo desenlace, aunque al final perdura la sensación de que las emociones y el sentimiento de la experiencia, valieron la pena.
Así pues, me quedo con la imagen de Jean Rochefort, sentado en la peluquería, esperando con un cliente a la peluquera, en una de las más bellas cintas que ha realizado Patrice Leconte. El Marido de la Peluquera, es una espléndida fábula sobre un sueño de amor y un precioso ejemplo del cada vez menos realizado 'cine intimista'.