11 enero 2007

Glorioso Distrito Federal


Me encuentro sentado en el aeropuerto del Distrito Federal. Mi amigo Xico (de quién ya les platicaré un día de estos), me aventó a la terminal aérea un poco antes de lo necesario pero es algo que agradezco. Quise darme un tiempo antes de regresar a Cancún para escribir sobre un hecho que experimenté en esta metrópoli (razón de mi ausencia del blog en estos últimos 5 días), así que les cuento.

El viaje fue por causas de trabajo. Hay toda una maraña que desenredar en la oficina que involucra a personal de ambas empresas y era necesaria mi presencia acá. Pero me di un tiempo para convivir con Felipe (de quien ya les he platicado antes) y Norma, su esposa. Ambos derrochan habilidad de buenos anfitriones y siempre que me invitan a hospedarme en su casa, me hacen sentir más que halagado.

Así las cosas, a la mañana siguiente de mi llegada, Norma me invitó a tomar café en su acogedora cocina. Encuentro reconfortante platicar con ella pues me parece que tiene una actitud ante la vida bastante esperanzadora y por ende contagiante. Hablamos de todo un poco, de cosas superficiales, interesantes y chuscas (Zipolite, Norma, Zipolite…). En determinado momento y al calor del delicioso café que estaba degustando, me contó los planes que tiene con Felipe a largo plazo. Me dijo que su idea de pasar la vejez, es comprar un terreno en Puerto Escondido, hacerse de una casita, construir bungalows para renta, y junto a Felipe, administrar el negocio.

Ante esta confesión, mi apertura fue inmediata. Le externé una preocupación que me ronda desde hace algunos años. Dado que no me casaré, ni tendré hijos, le dije que me inquietaba mi vejez. ¿Dónde acabaré mis días? ¿Estaré solo? ¿Quién me va a cuidar cuando yo ya no pueda y tenga que depender de alguien? Y es que obviamente no puedo ni debo hacerme a la idea de que algún sobrino ó alguna de mis hermanas tenga que hacerse cargo de mí.

La respuesta de Norma jamás me la esperé: “te vienes con nosotros a Puerto Escondido”
Solo atiné a decir: “¿Si verdad?”
Me contestó con serena certeza: “¡Claro!”

Confieso que con cierta incredulidad le seguí el juego y le dije: “Uy si, ya me imagino yo llegando a Puerto Escondido diciéndoles: Pues Normis, aquí me tienen…¿a ver que van a hacer?”
Palabras más, palabras menos, me respondió que “sería Bienvenido”

Sentí una emoción en el estómago y en un descuido, casi se me salen las de San Pedro.

Al día siguiente -por la noche- le platiqué la anécdota a Miguel Cane en una reunión que tuvimos. Al respecto me comentó que en su caso ya tiene compromiso con una amiga para pasar la vejez juntos, ayudándose… percibí que Miguel al menos en ese aspecto, está tranquilo.

Tengo casi 35 años…y dada mi condición, me preocupa mi vejez. No es algo que me obsesione ni pienso en ello todo el tiempo, pero cuando llego a hacerlo, me lo planteo seriamente. La vida puede dar muchas vueltas. No sé si el resto de mis días los pasaré al lado de alguien, tampoco guardo muchas esperanzas al respecto y no es pesimismo, es realismo. Y es que derivado del abandono que sufrí recientemente, mi percepción acerca de lo que implica la compañía de alguien ha cambiado. Nacemos solos y morimos solos. Esa es la verdad.

Comprendí que la persona que llegue a estar a mi lado, es susceptible de irse en cualquier momento, tal vez y como me sucedió a mi, cuando menos me lo espere. Así que aunque no quiera pensar en mi futuro, siento que debo hacerlo. He dado ya el primer paso para quitarle –mínimamente- lo incierto a esa etapa de mi vida. Aunque no quiero reconocerlo, creo que acabo de engancharme a la que seguramente será la casa en la que pasaré mi vejez. Siempre deseé fosilizarme en una gran casa y aunque lo que acabo de conseguir no es más que la sombra de lo que hubiese deseado, algo dentro de mí me dice que será mi única y última casa.

Hoy camino al aeropuerto, me di cuenta de lo enorme que es el DF y de lo pequeños que podemos llegar a ser en esta urbe. Gente aquí, allá…en sus autos, en el metro, en aviones…caminando, vagando, platicando, cenando. Por un instante y casi llegando al aeropuerto, mi mente se desprendió de mi cuerpo, salió del auto elevándose sobre el cielo y casi pude percibir mi diminuta figura mezclada con la de todos los demás. Soy sólo una persona mas dentro de este enorme rompecabezas y aún con todo esto, mis preocupaciones, como la de mi futura vejez, parecen ser más grandes que mi silueta vista desde el cielo. Por eso llamo “glorioso” al Distrito Federal, su enormidad me incita a la introspección y eso no es cualquier cosa.

9 comentarios:

Miguel Cane dijo...

Querido Davis,

Ya sabes que eres siempre bienvenido.

Y seguro seguiremos viéndonos, aún cuando seamos viejitos.

Te mando un abrazo y mi gratitud.
En mi blog, hay algo para ti.

I am not worthy, I am not worthy.
(Tradúzcase como: "No soy meritorio, no soy meritorio")

Nyman dijo...

Canito, pero por supuesto que ya te leí! =) y hombre, ante tal respuesta al obsequio, ahora he quedado como deudor! =)

Ya te dejaré un comentario por allá pues lograste interesarme en la peli.

Saludote y abrazo fuerte, fuerte.

Anónimo dijo...

Me encontraba navegando entre mil y un blogger y dí con el tuyo, es interesante la retrospección que haces acerca de tu vejez y no quería irme sin decirte lo genial que se me hace tu blogger...

El ser humano es único e irrepetible, maravilloso, ambiocioso, bueno, malo,.... de todos colores, sabores, razas y demas... Nuncas pierdas las esperanzas vas a encontrar a alguien ya lo veras, solo es cuestion de tener un poco de paciencia...

Espero no te moleste mi comentario y si es así :( bueno no te parecio...

atte
Retraido

Anónimo dijo...

Cane (mi amigo) me dijo que este asunto de los blogs puede generar -en algun momento, grandes satisfacciones, y tu comentario mi estimado "Retraido" me hizo la noche.-

No sè como diste con el blog, pero màs allà de eso, yo sòlo espero leerte seguido por acà y poder interactuar contigo.

Saludote!

Anónimo dijo...

Nyman:
No nos cabe la menor duda, que estás pasando por un gran momento literario y te sugeriría que hicieras algo mas allá de tu página.
Creo que es el momento adecuado para que escribieras un libro. Estoy seguro que tendrías lectores empedernidos como estos que te envían un fuerte abrazo y los mejores deseos de que encuentres ¡pronto! a quien te sepa apreciar en todo lo que vales.
Te admiramos sinceramente

Inés y Roger

Anónimo dijo...

Nyman:
Dices "dada mi condición", y hablas de que no te casarás ni tendrás hijos... pero me da por recordarte que los que sí estamos casados a veces no tenemos hijos. Y como bien decías, uno nace solo, y se muere solo.

No es algo que vaya de la mano con "tu condición" el miedo o la preocupación por la vejez. Yo, como lo sabés, estoy casada pero no tengo hijos. No ha sido decisión mía esto último, para peor.

Y me preocupa la vejez, porque aún estando casados y en armonía siempre uno se va antes y nada nos garantiza quién será. No puedo, al igual que tú, pensar en ser una carga para o bien mi ahijada o bien mi sobrino (pobre, tan chiquito...) pero a veces hablamos del tema con una amiga mía.

Decimos que lo que no hicimos de jóvenes lo deberíamos hacer en la vejez: irnos a vivir juntas. Lo cual implica (qué simpáticas nosotras) que damos por descontado que las dos nos quedaremos viudas... con lo que tanta reflexión en el caso de mi amiga y yo termina con risas.

Sea como sea, entibia el alma saber que hay gente que nos dirá "Bienvenido", no es cierto?

Un abrazo, contemplando esa foto del DF nocturno, tan parecida a una que tomé yo hace muy poquito.

Patricia.

Anónimo dijo...

Señor Roger, quién lo lea dirá que me estima demasiado jeje. La verdad a lo que escribo le faltan añoz luz para que pueda tener un mínimo de interés para algún editor...pero sinceramente me halaga mucho lo que me dice y sobre todo veo sinceramente gratificante el ver que se da usted sus vueltas seguido por acá, así que por ello muchas gracias.

Nyman dijo...

Paty,

Tienes toda la razón, realmente no quise circunscribir mi "preocupación" a mi círculo y en ese sentido, tienes razón a que es aplicable a todos: con o sin hijos, casados o no, en algún momento debe surgir la preocupación por el futuro. Y parece mentira, pero como ves, es en estos momentos de extrema preocupación que el ver una mano amiga (que quien sabe si permanecerá ahí con el paso de los años) tendida, provoca cierta tranquilidad...en el presente.

P.D. Por cierto, a reserva de mandarte correo...no tengo ningún problema con mis cuentas de correo, así que escribe con confianza.

Roger Cortes Carrillo dijo...

Nyman:
No tenemos mas que decirte, que vivas el hoy como si fuera el mañana.
Convive mas con tu sobrino consentido y verás que con sus risas y juegos te inyectará una energía tal que no tendrás necesidad de andar "tristeando".
Convive también lo mas que puedas con esa maravillosa mujer que es tu madre. Ella, tan llena de energía, que contagia en grado sumo.
Un fuerte abrazo para ella con motivo de su cumple, de este par de lectores de tu pagína.

Inés y Roger