04 enero 2007

Patrice Chéreau y su "Intimidad"


Una pareja de desconocidos se citan los miércoles en el apartamento de él. Tienen relaciones sexuales y todo parece funcionar con cierta normalidad hasta que llega el día en el que él, decide seguir a esa misteriosa mujer de la que no conoce ni el nombre. La novela de Hanif Kureishi Intimidad, publicada en Gran Bretaña en 1998 y un cuento corto llamado Nightlight, son el punto de partida para que Patrice Chéreau, el reconocido cineasta francés, nos entregue esta realización, una ambiciosa coproducción entre Alemania, Francia, España e Inglaterra.

Sin duda alguna la cinta más conocida de Chéreau es La Reina Margot (1994), basada en hechos reales ocurridos en la turbulenta Francia del siglo XVI y que fuera protagonizada por Isabelle Adjani y Vincent Perez. En esta ocasión, el director recurrió a la obra de uno de los escritores de mayor importancia en la narrativa inglesa actual, Hanif Kureishi, de quien ya teníamos antecedente por otro notable título: Mi bella lavandería, la exitosa novela llevada a la pantalla grande por su coterráneo, el cineasta Stephen Frears; el mismo de Relaciones Peligrosas y recientemente La Reina con Helen Mirren.

Al ver Intimidad, nos remitimos invariablemente a otra gran cinta, El último tango en París de Bernardo Bertolucci. En efecto, el director italiano ya nos había mostrado a una pareja de amantes que se encuentran para tener sexo en un oscuro cuarto de hotel. Sin embargo, a diferencia de esa película, Chéreau dota de cierta actualidad a la premisa y le da otro enfoque: presenta al sexo como la máscara que sus personajes utilizan para ocultar la a veces dañina influencia -en este caso-, del concepto "familia" con todos los convencionalismos que esta conlleva.

Jay es un hombre melancólico que trabaja en un bar y que gusta de escuchar música mientras toma o fuma algún cigarrillo. Para saber más de su pasado, el director recurre a flashbacks y es así como nos enteramos que Jay estuvo casado y que tuvo dos hijos. Cierto día decidió abandonar a su familia para irse con su amante y no volver más.

Por su parte Claire, es la enigmática mujer que lo visita semanalmente. Nunca sabemos como fue que se contactaron; sólo que está ahí, un día a la semana con este hombre. Baja de un taxi que la ha traído desde el otro extremo de la ciudad solamente para encontrarse con Jay; entra al apartamento, se desvisten, se tiran al suelo y tienen sexo. Los momentos de placer se suceden en un impresionante silencio, roto solamente por los jadeos y fuertes respiraciones. Los amantes prácticamente no se hablan; pesa más en ellos la necesidad por lo físico que por las palabras o por lo menos, eso es lo que parece en un principio.


Un encuentro posterior será decisivo en el giro que tomará la historia. Jay la observa después del acto, como quien observa a un ser extraño y se inquieta. Claire despierta, se incorpora, se viste y se retira dejando sin querer la puerta de la habitación abierta, como en una sutil invitación para seguirla y él se decide a hacerlo, en un extraño y fascinante juego del gato y el ratón; es así como Jay descubre la doble vida que lleva Claire.

Chéreau nos atrapa desde el primer momento porque sus escenas de sexo no están 'cuidadas' como generalmente se acostumbra en este tipo de realizaciones; es decir, su lente se mueve con libertad sobre los cuerpos de los protagonistas sin los desvanecimientos típicos de imagen, sin cortes ni fundidos. El sexo se muestra tal como es y me parece que eso logra llevar a la cinta a muy buenos niveles de coherencia y credibilidad.

Pero Intimidad no es una película de sexo, aunque incluya escenas explícitas que, dicho sea de paso, van desde la práctica de sexo oral, mostrar intencionalmente los genitales y ver una erección por parte del protagonista. En realidad lo que pesa más es el trasfondo, el cómo ambos personajes escudándose en el sexo, sobrellevan su soledad; uno cortando de tajo sus relaciones familiares y el otro conservándolas, pero tomándose la libertad de disfrutar con un extraño, lo que no encuentra en su matrimonio.

Lo anterior puede ser controvertido para el espectador no acostumbrado o que no espera ver tanta libertad en el manejo del aspecto sexual en el desarrollo de la trama. Leí por ejemplo que en Berlín, la cinta provocó que a mitad de la proyección varios espectadores abandonaran la sala y es curioso, pero me atrevería a asegurar que la frase publicitaria que le adicionaron en México al cartel promocional, ayuda a poner sobre aviso a los que opten por verla, ya que por lo menos en las dos ocasiones en las que asistí, nadie se levantó de sus asientos.

Naturalmente el director tuvo que conseguir a dos actores de primer nivel que estuvieran dispuestos a todo para sacar adelante el proyecto y estos roles recayeron en Mark Rylance (Los libros de Próspero) y Kerry Fox (Un ángel en mi mesa), quienes nos brindan actuaciones impecables, sin que disminuya en ningún momento, la intensidad y brillantez de su trabajo.

Dentro de los personajes secundarios cabe destacar la importancia de Ian (Philippe Calvario), el nuevo barman que trabajará bajo las órdenes de Jay. Ian es un joven homosexual que sacudirá a Jay con sus cuestionamientos y que dotará de momentos interesantes a la historia al manejar en sus diálogos, puntos de vista muy objetivos sobre la situación que vive su nuevo jefe. A cambio Jay le hará confesiones que no ha compartido con su amante.

Hay momentos en los que pareciera que todos ocultan algo, una pesada máscara que no permite percibir su interior y es aquí donde cinematográficamente hablando, la cámara de Chéreau adquiere mayor importancia al tornarse nerviosa y con movimiento; el director utiliza principalmente los medium close ups para propiciar un acercamiento espectador-personajes por lo que el aspecto físico se convierte en elemento fundamental para transmitir emociones y en consecuencia, provocar que el espectador trate de descubrir lo que cada uno de los personajes esconde.

La música tiene un lugar especial en la película. Una banda sonora con tonalidades sensuales y románticas en la que encontramos nombres tan importantes como el de David Bowie con "The Motel", Tindersticks y su melancólica apertura con "A Night In" combinándose con la efectividad de Iggy Pop, pasando por la frescura y vitalidad de The Clash, sin olvidar obviamente, los adecuados acordes creados por el compositor Eric Neveux.La película fue galardonada en la edición 2001 del Festival de Berlín con el Oso de Oro a la Mejor Película y el Oso de Plata a la Mejor Actriz, por el espléndido trabajo de Kerry Fox.

Con Intimidad, Patrice Chéreau nos deja ver su impecable oficio al hacer un cine de gran calidad, pues nos muestra un intento por manejar una narrativa sencilla complementado con un estilo sobrio y elegante de realización; indiscutiblemente una gran cinta que no se pueden perder.

2 comentarios:

Miguel Cane dijo...

Querido Davis,

¿sabes algo? Esta es una película que le presté a una cierta gorda amorfa y traumada que tú por desgracia conoces.

Postergó el verla hasta lo imposible y cuando le pregunté si por fin la había visto (ya casi al final de nuestro trato) la cerda esa dijo que "no había podido acabar de verla porque era muy fuerte" y que la terminaría otro día.

Y así, junto con otras cuatro películas, se las quedó para siempre.

¿Califica eso como hurto?
(jejeje)
Para que veas que la gente decente y bien educada también tiene sus perversiones.

Cambiando de tema y dejando de lado a la gente fea, te pregunto:

¿Le pusiste tu zapatito a los Reyes?

Nunca sabes qué podrán traerle a los niños buenos.

Y me queda claro que tú sí eres de esos.

Abrazos, Davis.

Nyman dijo...

Por supuesto que es hurto...jajaja

Y si Canito, puse mi zapato a los Reyes...les pedi viaje a Mèxico el dia sàbado 6 de enero y me lo concedieron. Estarè sab, dom, lun y martes...los dìas habiles en plan de chamba, de los dos primeros, pues a ver que se da y que se hace.

Tamos en touch!