06 junio 2007

Rollo velado: 'Retratos de una Obsesión'


Bonito póster, ¿no?...bueno, pues hoy quiero iniciar alertándolos sobre la publicidad engañosa de algunas películas, pero sobre todo ojo, hay que estar bien atentos y no dejarnos influir demasiado por esa práctica en la portadilla ó mejor llamado “arte” de los DVD´s, videocasetes y pósters publicitarios, consistente en consignar frases de críticos de cine famosos como Roger Ebert del Chicago Sun Times o Harlan Jackson del USA Today (es el caso de One Hour Photo, por ejemplo) alusivas a lo que ellos apreciaron de la película en cuestión y que los publicistas, tramposamente, seleccionaron como los mejores comentarios vertidos sobre la misma aunque en el resto de la crítica se acaben la película.

Aunque al final la publicidad fue, en este caso, efectiva: renté en DVD Retratos de una Obsesión / One Hour Photo con Robin Williams, impulsado por ese elegante cartel en donde vemos al actor analizando un negativo con pulcritud y sumo cuidado, casi con habilidad de cirujano. Las frases que se aprecian en el póster como 'La mejor hora de Robin Williams' o 'una obsesionante actuación de Robin Williams' me causaron una inquietud muy grande por ver cómo este maduro actor, trataba de quitarse de encima, esa pesada carga de comediante; intento que inició con su interpretación de un asesino en Insomnia, la cinta del inglés Christopher Nolan (Batman Begins).

La trama sonaba interesante: un empleado de un laboratorio de revelados fotográficos, solitario, amable, dedicado -y obviamente medio psicópata- ha trabajado durante casi 11 años en el mismo sitio y entre sus clientes favoritos ha encontrado a los que él considera integran la familia perfecta; los Yorkin, quienes como buena familia de clase acomodada tiene sus problemas, aunque las apariencias apunten lo contrario. Una hermosa casa, interiores bellamente decorados, muebles y fotografías; muchas fotografías de los mejores momentos que han vivido… fotos que en su mayoría fueron reveladas por Sy en el laboratorio de SavMart y de las que se ha hecho sus propias copias, atesorándolas casi como si se trataran de su propia familia.

Seymour Parrish –o Sy para futuras referencias actuado por Robin Williams- es el típico hombre cuarentón que parece no tener relaciones sexuales desde hace años, que llega a su apartamento (bien por ese decorado minimalista muy adecuado para resaltar la soledad que padece), ve la televisión, da de comer a un ratón (el cliché de los solitarios, recordemos Monsieur Hire de Patrice Leconte), que mientras toma su café, se queda a mitad de la cocina sumido en pensamientos, palpando su soledad y profundizando en esa obsesión que ha desarrollado por la familia Yorkin, integrada por la actriz Connie Nielsen (mucho más bella en Gladiador), el francés Michael Vartan (el mismo de Jamás Besada con Drew Barrymore) y el pequeño –pésimo actor, por cierto- Dylan Smith.

De premisa igualmente interesante es el drama familiar de los Yorkin, en el que pesa más la apariencia de ser una familia feliz (como la que se ve en las fotografías) que los problemas tan fuertes de dinero e infidelidad en los que anda metido el esposo; premisa que pierde fuerza con su tratamiento en pantalla y porque, hay que reconocer que el realizador no es precisamente lo que se dice un gran director de actores.

Y sí, es muy bonito el diseño de producción, elegante, dentro de lo minimalista es vistoso, hay un acertado manejo de la luz, por ejemplo la utilización de una iluminación en rojo –cuál cuarto de revelado- para acentuar uno de los momentos de crisis emocional de Sy; también hay algunos buenos apuntes que rayan en lo filosófico acerca de lo que puede implicar emocionalmente una fotografía (que van desde frases como 'nadie quiere un recuerdo de un mal momento', hasta el innecesario dato informativo de porque se les llama 'instantáneas'), la espléndida ambientación del supermercado SavMart que hasta pareciera se pueden oler las mercancías, juguetes y demás artículos en venta, sentir el aire acondicionado, el incesante devenir de la gente…

Imágenes oníricas –sorpresivas-, como una de Sy en medio de estantes vacíos, espeluznante y que ya verán si es que asisten a verla…claro, se trata de un trabajo de Mark Romanek el responsable de darle este enfoque a la película; director de videoclips de afamados artistas como Madonna o Nine Inch Nails prácticamente ha filmado eso: un gran videoclip con este segundo trabajo para la pantalla grande y va por ahí el principal error de la cinta, pues todo se siente como un bonito empaque con un regalo minúsculo dentro: la trama.

Así, tras 11 años de observar en la soledad de su departamento todas las fotografías que ha acumulado de la familia Yorkin hubiese seguido sin mayor problema de no ser por un acontecimiento que afecta –muy poco por cierto- al personaje de Connie Nielsen y es que, todo el meollo de la trama reside en que Sy sólo desea que nada quebrante a esta familia y parece ser capaz de hacer lo necesario para que los rostros que él ha visto durante tanto tiempo en esas fotografías, se sigan conservando así…felices.

Un amigo me comentó muy acertadamente: la frase de esta cinta debería ser…'arriba las manos, ponga su camarita en el suelo y no se mueva…' y es que es cierto, es más el alboroto que crea este señor en su extraña cabeza que lo que realmente ocurre con relación a los demás personajes. La película no ofrece nada nuevo dentro del género de suspenso psicológico, pero si hay algo que se agradece es que los elementos que usualmente nos descubren después de largas vueltas de tuerca, cansadas e inverosímiles, aquí de inmediato nos plantean lo que está por ocurrir y ¡efectivamente sucede!, como esa policía tan eficiente y de la que ya hablamos -que ya quisieran los de Precrime en Minority Report- que prontamente penetra en el apartamento de Sy, ubican eficazmente al pseudo delincuente y ...

Y mejor les platico sobre la música, creada por los mismos que compusieron esa emocionante y trepidante banda sonora utilizada en Corre Lola Corre, prácticamente electrónica (¡cómo me acordé de Trainspotting!) aunque en ciertos momentos lo único que crea tensión es eso… la música.
2

Casi me voy y olvidaba mencionar al elemento fundamental que sostiene a la cinta y es Robin Williams. No es la mínima y poco interesante trama, ni el atractivo diseño visual, ni la acartonada familia Yorkin, ni la ausencia de muertos (spoiler), ni la música lo más valioso de ella; es Robin Williams, quien hace un impecable trabajo a pesar de no contar con los mínimos elementos de donde asirse que le hubiese proporcionado una adecuada historia. Finalmente los espectadores nos quedamos con una sensación similar a la que provoca la frase de Seymour Parrish, quien con tono de niño que acaba de hacer una travesura, dice: 'pero si sólo tomé fotografías…'

8 comentarios:

Miguel Cane dijo...

¿Te digo algo, Davis?

Cuando volví a ver esta pelicula, después de aquél asunto de ya sabes dónde... no pude evitarlo. El personaje de Robin Williams me recordaba totalmente a Le Vetarré.

Uno nunca sabe de dónde va a salir el enfermooooo....

¡Enfermo!


jiji

Abrazos.

Anónimo dijo...

Pues a mi si me gustó. Por eso no me gusta leer críticas de cine. Jijiji

Two thumbs up por la canción de Duran Duran

Abrazos

Anónimo dijo...

La vi, y me gusto.

Pero la vi anticipandome a que lo que habia visto hasta el momento del Sr. Williams me habia sido muy BUENO para mi gusto (La sociedad de los poetas Muertos, Mas alla de los suenos, El Hombre bicentenario, Una senal de esperanza, y Mente indomable)asi que dije Robin....es garantia de una buena actuacion. Pero aunque me gusto su papel en Retratos, la pelicula en si no me lleno y hasta creo que sali desepcionado de sala de cine.
Como ya he dicho...aveces; Un buen director, un buen actor o acttriz, o todos esos elementos, no son meramente una garantia de que la pelicula es o sera un Hitazo.

Saludos!.

Arkturo dijo...

esa película me provoca tentaciones enormes.

y no sé a que se deba.

Referente a lo de Dancer in The Dark solo puedo decirte, que ahora mi vida tiene la aptitud de Selma, que en vez de vivir en un musical, vive en un drama-comedia con estilo dogma, que me hace sentir más vivo en que nunca.

cuando terminó la película, no paré de llorar junto a mi madre, y sabes ella comenzaba a decirme el por qué de mi llanto, y justo eso comenzé a pensar, ¿El por qué lloro?, ni yo mismo sabía, eran de esos llantos en donde el simple hecho de entender la idea del una pelí, le gana a la película en general.

ahora casi todo en mi aptitud cambió.

Impresionante y poderosa!!

Anónimo dijo...

Cane,

Acuerdate que Le Vetarré más bien era una especie de John Lihtgow en aquella película de Brian de Palma llamada "Demente", ya ves que aquí explora sus múltiples personalides. No me extrañaría que una de ella, la homofóbica, sea en donde Lithgow se pone peluca que aplicaría perfecto en el caso de el Vetamax jajajaja...

Cuidese

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Ben,

La canción de Duran Duran la traje en su momento muy metida en la cabeza. La olvidé muchos años y apenas (con la maravilla de la red) la recordé de improviso y la recuperé. Es padre, no?

Saludos Ben Ebert

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JOSE,

Pues me da gusto coincidir en opinión. Supongo que no te diste cuenta de ello verdad? Con eso de que esos choros que me aviento los lees nomás de pasada...

Abrazos Caro.

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R2D2...Digo, Arktur!

¿Sabes que Bjork dijo que no volvería a actuar después de haberse desgastado anímicamente al hacer el papel de Selma?

Yo también, al igual que tú, no pude contener las lágrimas. Son pocas las películas que me hacen literalmente sollozar. Muchas me sacan la lágrima, me provocan nudos en la garganta, pero ya sollozar es otro boleto.

Dancer me provocó eso...el sollozo.

A veces pienso que a Von Trier le gusta echarle no solo limón a la herida, sino además alcohol, chile piquín, abre la herida con enormes pinzas, explora hasta el fondo, mueve hacia un lado y el otro y después, se aleja chiflando, dejando al herido (nosotros) sumidos en la más profunda tristeza...

Es experto en ello.

Gracias por compartir lo ocurrido cuando la viste.

Saludos a Misantla.

Anónimo dijo...

Cof, cof.

Le Vetarré = Paul Lazzaro.

(Bueno, más bien cada quien citando a quien cree que se parece el imbecil senil en cine).

Anónimo dijo...

David: te diré que cuando la vi no me disgustó del todo, pese a ver lo que tú decías, de que la trama es chiquititititititiiiiita. Flojita, flojita, y el final más flojito aún.

Me gustó mucho Robin Williams, creo que vale la pena que siga intentando sacarse la etiqueta de "purayexclusivamentecomediante". Lo otro que me gustó es cómo muestran a Sy "desapareciendo" en su entorno: en su departamento, todo color arena, por así llamarle, él está vestido al tono; en el supermercado, con su uniforme, también desaparece (hace mucho que la vi, pero creo recordar una escena de él sentado con un chaleco azul... puede ser?).

A lo que sí me dio que pensar es que a ese tipo de persona que nos atiende, tendemos a no mirarlos, no prestarles atención. Son invisibles... A partir de ahí (por si las moscas, je) dan ganas de prestar más atención...

Besos!
P.

Anónimo dijo...

Paty,

Ciertísimo! Ese detalle de que Sy es casi invisible a los demás (no lo notan) es acertado. De ahi deriva parte de esa soledad que transmite y hasta cierto punto de amargura. Y sí, existe esa escena con el chaleco azul.

Robin Williams es bueno...aunque ya le he perdido mucho la pista, supongo porque las pelis que ha hecho últimamente no me han emocionado mayor cosa.

Pero hay varias cintas que cinéfilos de antaño recuerdan contínuamente de él: La sociedad de los poetas muertos, Good morning America, Papá por siempre...

Igual y en un chico rato de estos Tarantino lo rescata y le revive la carrera jajajaja.

Saludos hasta el sur del sur.