08 agosto 2007

Mi Teoría de la Relatividad

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Destino: Fuerza o causa desconocida
y superior al género humano
que se supone controla
y dirige inexorablemente
todo lo que va a ocurrir, e incluso
la existencia de las personas
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Después de sesudas sesiones de pensamiento filosófico profundo (les digo que esto de venir al DF, afecta), he llegado a la conclusión de que no existe el destino. Me cae: No existe. Todo lo que hacemos, cuanto hacemos, decidimos y queremos, es un acto plenamente consciente y ejercido por nosotros mismos. Donde estamos, si escribo esto ahorita en el aeropuerto, si platico con mi ex por el messenger, si decido correr (no el caerme, que ahí más bien es un paso en falso, traición motora de mi obeso cuerpo) en la zona hotelera, dormirme temprano, estudiar una carrera, irme al cine, leer, ver una película, ir de visita a casa de mi madre ó hermana, ir a cenar algo con uno de mis mejores amigos, convocar a una reunión, hora y momento. En fin, todo es una serie interminable de decisiones que se toman momento a momento, algunas mejor pensadas que otras, algunas tomadas a la ligera, algunas acompañadas de sentimiento y emoción o carentes de ello; todo pues puede ser tan relativo e importante como uno lo considere ó le asigne prioridad.

Si acaso el destino existiese, éste estaría manipulado pero sobre todo determinado por otras personas. Si conduzco mi vehículo a determinada velocidad es una decisión tomada por mí, pero si alguien viene y choca conmigo, esa acción (consciente o no, que no destino) de la otra persona, afecta mi vida ó un momento de ella y probablemente esto es lo único que podría yo catalogar lejanamente como destino (pero ni así eh?).

Podría pensar que el destino determina el enamoramiento, pero ya ni ese sentimiento me suena susceptible de caer en ese término. Leyendo un ‘libro de recetas amorosas’ (saludos al sur del Sur), se me quedó muy grabado algo en lo que empiezo a coincidir: existe el verbo “amar” que en términos reales es una especie de esfuerzo continuo y consciente de dar lo mejor de nosotros a otra persona, de quererla y ver por su bienestar en todos los aspectos.

Ese libro decía: “Provoca el amar a la persona, aún cuando percibas que ya no sientes algo por ella, si trabajas con la idea fija de que sí lo es (la persona amada) y comienzas a modificar actitudes y tu forma de interactuar y tatuarlo en tu mente siempre de manera positiva y de buen ánimo, seguramente volverás a encontrarla atractiva y sin darte cuenta estarás ejerciendo el verbo AMAR” con lo que concluyo que como una acción plenamente consciente, se aleja irremediablemente de la palabra destino.

Aunque suene a fumada mental, rollo sin relevancia, en mi caso se convirtió en una especie de iluminación de proporciones monumentales (parecía yo Buda). Tal vez suene carente de romanticismo y algunos dirán: “pues sí, pero el hecho de haberte topado con ESA persona en esa esquina y en esa hora y con la que pasas ahora tu vida, es producto del destino” pero NO, porque al final pude no haber hecho nada por mucho que me gustase la persona, hacer caso omiso de la cosquilla y despedirme con un levantamiento de ceja y nada más. De hecho, siento que así me la he ido llevando estos últimos meses, haciendo NADA cada que detecto que alguien me mira de manera no usual (jiji).

Cosas como “el amor te llegará cuando menos lo esperes”, “tocará a tu puerta aun cuando no lo busques” me suenan totalmente ficticios. Ni madres, si uno no sostiene la mirada, o no cierras el ojo, ó no te levantas a saludar y decir buenas noches, olvídate de conseguir compañía sea de amistad, de una noche ó de pareja para toda la vida.

El caso es que somos entes individualistas (sic), que a veces caemos en lo que otros deciden por nosotros, por nuestras actividades, de hacerlas a un lado sólo por tratar de estar bien con algún ser querido, sacrificando muchas veces nuestros propios intereses (si es que hemos reparado en determinarlos, que esa es otra historia). El decidir (ejemplo) vivir en una ciudad determinada, el decir: aquí viviré y moriré es una decisión unilateral que uno toma y en el que el factor destino no se encuentra presente. Hay pues que decidir que hacer con nuestras vidas, hacia donde queremos ir, estar ó hacer; cosa nada sencilla porque para estas cuestiones estamos irremediablemente SOLOS y la idea es que ese conjunto de decisiones nos lleven en determinado momento a voltear atrás y decir: “creo que no lo hice nada mal” y no “el destino quiso que así fuera”, pues ahí corremos peligro latente de mediocridad.

Y bueno, hasta aquí DECIDO (como acto plenamente consciente carente de destinez –bonito palabro-) dejarle a mi bastante chafa, inconexa y poco coherente teoría de la relatividad.

11 comentarios:

Miguel Cane dijo...

A ver, Davis...

(suspiro)

¿Y si las DOS cosas existen? Quiero decir, tanto el destino como la acción?

Ojo. A las pruebas me remito.

El destino como tal, omnipotente y ciego, no me parece algo total... pero definitivamente existe una infinita gama de posibilidades que se extienden ante uno. Lo que podríamos llamar teoría de la relatividad.

Pero muchas de esas vías no las elegimos nosotros, se presentan ante nosotros de un modo inesperado y sorprendente, yo personalmente no creo que TODO lo que hacemos lo elegimos. De hecho, eso se me figura (y no lo digo por ti) un poco arrogante. No somos omnipotentes, por muy libres de albedrío que seamos.

Veamos: la carrera que tengo, la verdad es que no la elegí yo. Se presentó la oportunidad. Yo decidí aprovecharla, eso sí, pero no fue algo que buscara de manera determinante.

Otro ejemplo (y hablo de mi experiencia personal porque es la única que tengo a mano para exponerte) es el que yo ahora vivo en Europa.

Sí, me atraía la idea. Pero no lo busqué al principio. Se presentó la oportunidad y heme aquí. Pero hace cinco años, ni siquiera lo contemplaba...

Así que en parte estoy de acuerdo. Uno decide lo que hace... pero uno no decide lo que hacen los demás, ni cómo ésto va a repercutir en las vidas de otros. Y esto, mi querido, es lo que yo interpreto como destino.

Ahora bien, hay decisiones planeadas y precipitadas y ambas pueden tener consecuencias catastróficas. Tú lo has experimentado de segunda, tercera y hasta primera mano.

Por lo mismo, es cierto, tú decides cómo vives y cómo amas. Pero de que existirá siempre el factor azar, chiquito, eso ni lo dudes.

Ahi te dejo de tarea que leas a Paul Auster. Ya verás a lo que me refiero cuando lo hagas.

Abrazos, carnal.
(Y si lo piensas, el que tú y yo seamos amigos se origina del azar, ¿eh? Que hayamos conscientemente cultivado una relación y que yo decidiera por mi motu propio que ésta tuviera ciertos matices bajo ciertas circunstancias -- y no hablo de ti, pero tú me entiendes- sí han sido decisiones propias y personales... pero igual, sin ocasión no hay suceso y sin opciones, no hay decisiones...)

A ver, ¿qué dije?

;)

Anónimo dijo...

Y ahora que digo????????????????????


Jose


PS. David se me hace que necesitas unas vacaciones Muyyyyyy largas.

Bajio te espera. Ya merito. Del 3 al 21 de Octubre. Y no vayas a fallar cabron!. Aya te espero.

Anónimo dijo...

Del 3 al 21 de Octubre me referia al festival Cervantino.

Saludos.

Anónimo dijo...

Davi:
A muchos nos gusta pensar en el destino porque se oie bonito y hace especiales ciertos momentos, eso viéndolo de forma positiva... de forma negativa luego le llamamos castigo divino, jiji.

También hay cosas que parecen premeditadas o planeadas pero no siempre es así. Un día te regalan un auto y después te andas mudando... cosas por el estilo, no sé si me explique.

Pero claro que la mayor parte de la chamba y las reacciones resultantes son producto de nuestras decisiones, sino al 100 al 90% (aprox, jiji).

Saludos y estamos pendientes.

Wiiv

Mario dijo...

Me gusta mucho algo que escribió Naguib Mahfuz en "El Cairo nuevo" sobre el destino: "La sociedad con la que soñamos no estaría exenta de conflicto, porque el conflicto es motor del cambio, pero si eliminaría situaciones que en el momento presente observamos como golpes de destino"... Como dices, el azar acaba teniendo la última palabra la mayoría de las veces, aunque no nos queramos dar cuenta. Lo único que está en nuestras manos es asumir la idea de que somos nosotros los que tenemos el control. Así la cruda moral por no hacer lo que debías o por hacer aquello que verdaderamente no querías hacer, no parece tan severa... Escribes del destino, de cómo uno necesita actuar si quiere un poco de compañía, y luego pones a Mastretta de fondo. Creo que tengo que actuar, y hacer una llamada que tengo pendiente. Para mi, hoy fuiste motivo de inspiración... Un abrazo

Anónimo dijo...

Qué choro mareado lo del destino no es así?... Me gusta lo que explica Mr. Cane y estoy de acuerdo con él y también con lo que al final de cuentas lograr decir aquí.

Paso al rato a tu officelandia.

CIAO

C

Anónimo dijo...

Ah, sí... Yo creo que algo hay de azar, y que después sí, lo que cada uno haga con lo que el azar le pone adelante, es voluntad pura.

Cultivar cualquier relación, ya sea de amistad o de amor, es en mucha medida voluntad.

Pero que hay azar, claro que lo hay. Qué más azar quieren (además del que Miguel plantea con respecto a tu amistad con él) que un día, acá tan lejos, yo haya hecho clic en un grupo, lo que bastante tiempo después deriva en un viaje, conocer a dos de ustedes (sin contar a quien me recibió en su casa) y sentir más cerca a este M. David? Más azar que ese primer clic, nada!

Un beso, gente.
P.

Nyman dijo...

Canito (y de paso PATY)

Lo que mencionas es más bien EL AZAR, que no es destino. Uno sublima el AZAR, lo idealizamos y decimos que ‘el destino’ nos puso a la persona ó situación en nuestro camino ya cuando nos percatamos que la persona en cuestión vale mucho la pena pero…y si hay otra persona que valga más (la pena) que ésta y que nunca conoceremos? ¿Por qué ‘el destino’ no actúa?...

Creo que más allá de arrogancia al argumentar que nosotros decidimos lo que ocurre en cada momento de nuestras vidas, es quitarle un poco de fantasía al asunto sin querer parecer omnipotente ni nada por el estilo. Fíjate que a raíz de estas discersiones como que me conscientizo de que ‘hay que actuar’ y no esperar a que ocurran las cosas.
.
Te mando abrazos Miguel carentes de ‘destino’ jiji).

P.D. Buscaré a Paul Auster.

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JOSE:
Sí, ya quiero vacaciones. Pero difícilmente saldré de aquí hasta noviembre. Y lo más seguro es que sea hasta la última semana de diciembre.

Y seguirá esperando Bajío jajaja.
Abrazos José.

P.D. ¿Sabes si viene Nyman al Cervantino? jajaja (sueño guajiro)

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Wii,

Sí. Nos gusta pensar en el destino, yo mismo lo defendía.

Pero fue hasta que alguien me dijo algo como: “se me cruzó el destino” en que me puse a pensar realmente en el peso de ese concepto como tal. Y llegué a la conclusión del ‘libre albedrío’, como también he llegado a la conclusión del verbo ‘amar’ como una acción consciente y motorizada por nuestra voluntad, más allá de fantasías idílicas.

Tiempo al tiempo, Wii… un mes, no más.

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Mario,

Me quedo con tu frase de “…Así la cruda moral por no hacer lo que debías o por hacer aquello que verdaderamente no querías hacer, no parece tan severa...”

A eso me refiero cuando digo que se puede caer en la mediocridad confiando en ‘el destino’.

Hay pues que actuar Mario, para que esto que tiene cara de ‘destino’ no lo sea tanto y en cambio sea un mérito nuestro, de nuestra voluntad.

Aunque pensándolo bien, recordé una frase que me hizo el día hace ya varios meses, cuando recién abrí el blog: “que buena suerte fue haberte encontrado hoy”…con lo que concluyo que si ‘el destino’ nos puede hacer el momento, bienvenido sea.

De nuevo abrazos, Mario.


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CP

No creas que me desagrada lo que dice Cane. Tal vez debiera yo regresar ‘al buen camino’ y pensar como él, como tú; pero tal vez algo de ‘desasosiego’ se ha metido en mi cabeza para hacerme pensar cosas como ésta. Pero aún con desasosiego, le veo lógica a mi descubrimiento.

Gracias CP por la plática en mi oficina, fue padre.

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PATY,

Sí, el azar…el azar. Que leyendo el concepto es casi similar al de ‘destino’:

"Causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra..."

Lo que me brinca del concepto es el: ‘supuestamente’ que da para mucha tela de donde cortar.

¿Será que estoy teniendo una visión muy desangelada de la vida?

Pero vamos, que tampoco quiero ser aguafiestas…me agrada la idea de pensar que el azar o destino nos ha reunido a todos aquí.

Abrazos hasta el sur del Sur.

Miguel Cane dijo...

Querido Davis,

Al final e cuentas es tu cabeza y tu visión del mundo. No tienes que pensar como yo ni coo nadie más. Tienes que pensar COMO TÚ.

Lo demás, es lo de menos. Al final de cuentas si lo que piensas ahora tiene fundamento y resulta, pues muy bien y si no funciona, pues no funciona y te darás de tope contra la pared. Y te levantarás y harás otras cosas, igual que todos los demás.

Sí, es el azar... pero azar también es destino y eso es lo que yo pienso, es como lo sagrado y lo profano, uno sin el otro no puede ser. Uno no puede hacer una marranada y quedarse tan tranquilo y "feliz". Eventualmente, te lo cobra el Karma, tarde o temprano: ya sea que de manos a boca te encuentres sin un clavo o se te marchite el pirrín, o te de disentería perpetua. Es lo mismo: una mala obra llama a un mal resultado, y buenas obras, a la larga, son recompensadas, aún si hay veces que no podemos comprender por qué nos pasan ciertas cosas -- vamos, no creo que a nadie le guste que le hagan chingaderas, aunque la otra parte las justifique- ocurren por algo.

O bien, lo pongo en tus términos. Alguien más DECIDE que va a hacer algo que lo va a satisfacer muy rico, aunque perjudique y haga un daño del carajo, a otros, más específicamente, a alguien muy cercano. Perfecto, pues entonces es su decisión. Entonces tú tienes una gama de opciones para DECIDIR qué quieres en consecuencia.

Puedes ELEGIR lo que quieras: llorar, sobarte y levantarte, fingir que no pasa nada o explorar otras muchas posibilidades. Pero la cosa es, alguien DECIDE, pero ya no lo hace por ti. Ahora eres TÚ.

¿Así queda un poco más claro?

Yo merengues
(abrazo)

Anónimo dijo...

Hola David:
Lo que pasa es que si nos ponemos "destinosos" (sí, ya sé que esa palabra no existe... pero va en broma, claro), yo podría responder a esto que escribiste:

y si hay otra persona que valga más (la pena) que ésta y que nunca conoceremos? ¿Por qué ‘el destino’ no actúa?...

diciéndote que justamente, nunca conociste a esa persona porque... ¡no era tu destino conocerla! Estaría pues el destino actuando, sólo que "para otro lado".

Lo que yo creo es que de todos modos, ese "supuestamente" de la definición de azar, también se aplica al destino. Uno puede decir que "supuestamente" determina lo que le pasa a la gente.

Me parece sin embargo, que la cosa pasa por el medio. Es decir, uno no puede descansarse totalmente en el azar o el destino, sin desconocer que los actos de uno tienen consecuencias (hola Miguel, siempre medio copiándote yo...:-D )tanto para uno mismo como para otros.

Es como quien responde a todo (en otro orden, pero vale): "es la voluntad de Dios", y con eso se desliga de cualquier responsabilidad propia: porque Dios, o el destino, o el azar dispusieron por él.

A eso voy con "el medio". A uno se le presentan oportunidades, pero uno decide qué hace con ellas, para bien o para mal. Y que cuando alguien hace mal, eso se le vuelve en contra más tarde o más temprano, no tengo dudas. Hay cierto tipo de "nivelación" para esas situaciones.

No creo que tú tengas una visión desangelada de las cosas. Tenemos períodos de mayor o menor racionalidad (esta sí existirá?), nada más. Y a veces estos acompañan nuestro estado de ánimo... ¿O será que nos hacemos mayores? :-D (No viejos, conste)

Besotes mil, como siempre.
P.

Anónimo dijo...

BIEN LINDO TOODOOOOOOOOO!!!!


Boheme

Yo de cabeza con tantas ideas de ustedes.