29 mayo 2007

'Camino a la Perdición' de Sam Mendes



A Roger Cortés Carrillo,

con mi admiración por el profundo amor

que profesa a sus hijos.


Lo pensé en su momento mientras veía la cinta: ‘el título es incorrecto, esta película debió llamarse Belleza Americana’

Este sí pretende ser un jalón de orejas a todos aquellos cinéfilos que menosprecian al cine norteamericano y que descalifican anticipadamente cuanto título produce ese país. Es cierto que son pocos los directores valiosos que trabajan al margen de esa poderosa industria y que se pueden contar con los dedos de la mano: Jim Jarmush, los Hermanos Cohen, John Sayles y uno que otro que debe estar escapando a mi memoria y es que usualmente estos realizadores consiguen financiar sus proyectos después de pasar por muchas dificultades, de hacer verdadera labor de convencimiento a diversos productores para poder ver realizadas sus muy personales obsesiones.

Pero, ¿qué pasa cuando esta industria ‘elige’ a un buen director y lo provee de cuantos recursos se dispongan otorgándole total libertad creativa y rodeándolo de los mejores profesionales en las distintas áreas artísticas que implican el rodaje de una cinta? los resultados pueden ser deslumbrantes. Créanme que en esta situación son todavía menos los afortunados y entre ellos se encuentran entre otros, Tim Burton, Darren Aronosfky y el recién llegado, Sam Mendes.

Este último, afamado y respetado director de teatro, se hizo del rogar durante mucho tiempo para dar el salto de plasmar su oficio al celuloide y cuando por fin se animó, lo hizo por supuesto, de una manera brillante debutando en 1999 y ganando el Oscar al Mejor Director por Belleza Americana, el aclamado y multipremiado film protagonizado por Kevin Spacey y Annette Bening. Esposo de Kate Winslet (Titánic) y con una impresionante carrera como director teatral, Mendes goza de la admiración de una de las voces fuertes de Hollywood: Steven Spielberg.

Así, la productora de Spielberg, Dreamworks, lo trajo de regreso con Camino a La Perdición, una película de hermosa factura, espléndidas actuaciones y una cautivante historia, elementos que hacía tiempo no disfrutaba en una cinta estadounidense. La película es una gran muestra de lo que el cine de ese país puede ofrecer al mundo cuando se lo propone.

Camino a La Perdición, entreteje en su título dos significados que convergen en la trama. La Perdición como un lugar físico, al que se dirige Michael Sullivan huyendo con su hijo, pero… también implica el infierno y el drama que vivirá el personaje de Tom Hanks derivado del oficio al que se dedica.

Vayamos por partes. En los créditos iniciales se puede leer que la historia es la adaptación de la novela gráfica (término que no es más que una derivación de los cómics o historietas, dirigida a aquellos que buscan relatos más complejos) “Road To Perdition”, escrita por Max Allan Collins e ilustrada por Richard Piers Rayner. El primero, escribió durante décadas capítulos de cómics como Dick Tracy y Batman, entre otras historias de detectives (Eliot Ness, por ejemplo).

"Road to Perdition" apareció en 1998 como la primera parte de una trilogía y fue el productor Dean Zanuck quien tuvo el primer contacto con esta novela que narra una historia ubicada en los turbulentos años 30, años de la gran Depresión americana…época de gángsters.

Es la historia de Michael Sullivan (o El Ángel de la Muerte, según la propia historieta aunque es un detalle que nunca nos mencionan en la cinta), un matón a sueldo interpretado por Tom Hanks, al servicio de una poderosa banda irlandesa lidereada por John Rooney, personaje actuado soberbiamente por Paul Newman.

Sullivan posee una personalidad sombría, su pequeña familia la componen su esposa Annie y sus dos hijos: Michael y Peter. El mayor de ellos, Michael, se siente intrigado por desconocer el oficio de su padre. Sólo sabe que sale por las noches, que trabaja para el Sr. Rooney y que le guarda un profundo respeto, perceptible porque cuando está cerca de él, el silencio que impera entre ambos es casi sepulcral.

Es esa curiosidad la que, durante una noche lluviosa, provoca que el pequeño Michael se esconda en el auto en el que viaja su padre y observe por sí mismo el oficio que éste ejerce.

El Ángel de la Muerte, es frío a la hora de matar, hábil y certero. Por el arrebato del hijo de John Rooney (Connor Rooney, un siniestro Daniel Craigh) que mata a uno de los enemigos de su padre, no le queda más remedio a Michael Sullivan que intervenir en la masacre. Toda la escena es vista por el niño quien es descubierto instantes después y quien, a partir de entonces, deberá ser liquidado para no poner en peligro la seguridad de la poderosa familia Rooney.

Michael Sullivan ha mantenido en secreto su profesión. Es el favorito de John Rooney a quien debe todo lo que tiene. El viejo Rooney adora a los hijos de Michael, pero desprecia todo lo que su propio hijo Connor, hace. La cinta es principalmente una historia de amor filial; la compleja y por momentos brutal relación de John Rooney con su hijo Connor, contrasta con la que mantiene Michael y su vástago. "Michael Sullivan se considera en camino al infierno y ahora está luchando por el alma de su hijo”, apuntó Sam Mendes.

Así, en medio de traiciones y asesinatos dolorosos, Michael Sullivan se ve obligado a enfrentar a la peligrosa familia Connor tratando de salvar a su hijo, mientras huye con él a La Perdición, el sitio en el que habrá de refugiarse mientras organiza su venganza.

El actor Stanley Tucci (El diablo viste a la moda), quien generalmente se mueve en los terrenos de la comedia, sorprende en el papel del socio de John Rooney. Vestido impecablemente y con una frialdad fársica, trata de proteger a John contratando a Harlen Maguire, un fotógrafo que tiene como segundo oficio el ser un asesino a sueldo.

Maguire va tras Sullivan y es entonces cuando comienza una espléndida mezcla de road movie con cine negro de los años 40, con lo que la cinta se inscribe en la línea de títulos como Los Intocables (1987) de Brian de Palma o la magnífica El Padrino (1972) de Francis F. Coppola.

Maguire es especialista en fotografiar muertos; en ocasiones llega en el momento justo de la lenta agonía de las víctimas, paga para estar sólo con ellas e indiferentemente, termina de matarlas; coloca su cámara fotográfica y plasma el tétrico momento en su negativo.

Jude Law está excepcional como este obsesivo rastreador que acecha a su presa sigilosamente; prácticamente calvo y con una palidez similar a la de los muertos que fotografía, Law construye un ser complejo capaz de mostrar una actitud cálida en un momento y al siguiente disparar a sangre fría, con esa misión que planea llevar hasta sus últimas consecuencias.

¿Y Tom Hanks? No sé, pero presiento que a pesar de haber hecho una labor actoral sobresaliente, el perfil del Angel de la Muerte que muchos conocen de la novela original, requería por lo menos de alguien con otras características físicas. Aunque está visto que estos actores que ya empezaban a encasillarse en cierto tipo de papeles, están lidiando por encontrar personajes totalmente diferentes a los que usualmente han interpretado (el caso de Robin Williams es muy notorio con su reciente participación en Insomnia y One Hour Photo, por ejemplo). Pero Hanks tiene los medios y las influencias para hacerse de un papel que huela a Oscar, así que era inminente su participación en esta cinta

Caso contrario al de Paul Newman, cuya personalidad hace las veces de una variante de Al Capone. Newman es un actor con cualidades infinitas que todavía tiene mucho que mostrar; ese Oscar que ganó por El Color del Dinero está muy bien respaldado.

Con gran economía de movimientos de cámara, Mendes va penetrando en la personalidad de cada uno de los personajes de la historia y es posible incluso empezar a identificar algunas situaciones que el director utiliza para retratar mejor la psicología y el momento que atraviesan los protagonistas.

Por ejemplo: el uso de la mesa familiar, lo vimos en Belleza Americana y lo volvemos a presenciar en Camino a La Perdición, como el lugar donde mejor captamos los espectadores, esos complejos lazos afectivos que existen entre los personajes principales.

A diferencia de Belleza Americana, en donde vemos –mientras comen- a Annette Bening luchar por el poder con su esposo (el personaje de Kevin Spacey); en Camino a La Perdición vemos que Michael Sullivan, su callada esposa Annie (una irreconocible y madura Jennifer Jason Leigh) y sus dos hijos sólo intercambian miradas, la segunda con actitud pasiva sirviendo la cena y los niños observando al padre con sumo respeto.

La importancia de la lluvia. En Belleza Americana sirvió como preámbulo al diálogo climático sostenido entre los personajes interpretados por Kevin Spacey y Chris Cooper, el estricto militar retirado que cree que su hijo es homosexual. En Camino a La Perdición, una intensa lluvia es el elemento fundamental que sugiere y da fuerza a la idea de que la vida del personaje de Paul Newman ha llegado a su fin; es en medio de la lluvia también, en el que el pequeño Michael observa a su padre matando.

También como en su debut, Mendes volvió a trabajar con Conrad L. Hall, un extraordinario mago de la luz que logra imágenes de una magnífica belleza visual que provocan un deleite que no termina de asimilarse sino hasta finalizada la proyección...magia pura. Hay especialmente una secuencia que deslumbra: la llegada de Michael Sullivan a la esplendorosa y creciente ciudad de Chicago, con sus edificios y amplias avenidas, atestadas de autos de la época; logrando una ambientación e imágenes realmente impresionantes.

El compositor Thomas Newman, a quien recordamos por sus realizaciones para Sueño de Fuga y Milagros Inesperados, ha compuesto el que considero su mejor trabajo musical a la fecha. Los momentos importantes de la cinta, están matizados por un acompañamiento exquisito con reminiscencias de música irlandesa, tenue pero contundente y totalmente acorde a la atmósfera de la cinta.

La imagen del niño que reflexiona y madura frente al apacible y extenso mar, en un claro homenaje al poético final de Los 400 Golpes de Francois Truffaut, nos confirma que Sam Mendes es uno de los mejores directores de la nueva camada norteamericana (es inglés de nacimiento pero toda su carrera cinematográfica la está desarrollando en Estados Unidos) y demuestra que sabe cómo hacer cine, aunque esta sea su segunda cinta.

Si no la han visto, réntenla y confíen -de vez en cuando- en lo que el cine norteamericano artísticamente nos puede ofrecer; Camino a la Perdición es una buena muestra.

23 mayo 2007

¿Cómo te digo?


Hoy me ocurrió algo que lejos de hacerme sentir mal, me hizo sentir muy bien. Tengo un amigo que desde hace un par de semanas ha andado algo decaído. Al contrario de la etapa por la que él atraviesa, yo me he empezado a sentir mucho mejor. Comienzo a no extrañar y sí a disfrutar más los momentos con las personas que permanecen en mi vida. Mis momentos de depresión han disminuido considerablemente y empieza pues a aparecer en mi cabeza la idea de que pareciera que al fin he soltado un hilo que no me dejaba tranquilo. En consecuencia, me he sentido más confiado en poder ayudar a mi amigo a salir del bache (¡imaginen si los dos estuviésemos en igualdad de circunstancias!) aún cuando no soy ni ‘doctor psiquiatra’ ni la madurez con pies y manos (estamos claros).

Regreso: decía que me he sentido bien con una declaración que iba en el siguiente tenor: “David, a veces no me gusta contarte ciertas cosas porque imagino que en lugar de brindarme tu apoyo sin reproches ó choros, comenzarás una letanía y la verdad prefiero evitar eso…” (palabras más, palabras menos –tampoco soy grabadora ni prodigio de memoria-). Vuelvo a regresar: Hace tiempo cuando todavía no me percataba de muchas cosas (sí, sí...que andaba yo como veletita) caí en la mediocre forma de ser de darle su palmadita a la gente que se me acercaba con broncas personales aún cuando yo me daba cuenta que estaban mal. Buscaba mil y una justificaciones a sus actitudes ó al problema que me planteaban, todo con el fin de hacerles sentir acompañados, que alguien los escuchaba y los comprendía en su dolor y acciones. Era una especie de paño de lágrimas…en resumen, un mudo interlocutor (sí, mudo…porque repetir lo que el otro piensa, realmente no implica mayor participación de mi parte). Esas conversaciones se limitaban a: “si, mju…ahh entiendo, ok… te comprendo…no estés triste, ya pasará…no hiciste mal…después de la tormenta viene la calma…pues se lo buscó, no tienes porque sentirte así…” y estarán ustedes de acuerdo que aunque placentero para el del problema escuchar cosas así, no se estaba atacando realmente la bronca de fondo.

Ya no lo hago ó al menos, trato de ya no hacerlo. Ahora podré parecer un poco duro con lo que le sugiera o diga a la persona, pero trato de ser realista, coherente y objetivo con mi forma de pensar y le manifiesto lo que muy sincera y honestamente pienso al respecto de lo que me está contando, siempre sin poses y mucho menos aires de superioridad (si algo me fastidia la existencia es percibir eso en alguien).

Posiblemente este amigo ya no me busque mucho para que le sobe la espalda ó lo apapache y le diga todo lo que yo acostumbraba hacer antes (incluso, antes de conocerle). Prefiero el camino de que sienta el ánimo de buscarme porque piensa que puedo realmente ayudarlo compartiéndole mi opinión sobre lo que le ocurre aún cuando lo que le diga suene realmente duro ó difícil de asimilar (y conste que es sólo mi opinión). Le he dicho que está en toda la libertad de tomar o no en cuenta lo que le digo pues sabemos todos de antemano que la decisión –influenciada o no- finalmente será suya y él deberá acatar las consecuencias de esas decisiones.

Recordé que Madonna (quién pareciera se ha vuelto sabia con el pasar de los años), en el documental “I’m going to tell you a secret” relataba que llegó un punto en que se dio cuenta de que Guy Ritchie (su futuro ex-marido) no era –ni por mucho- su amor ideal, pero también se dio cuenta de que era el único que la hacía ver sus propios defectos y que eso era importante para ella. En mi caso, puedo brindar un abrazo sincero, guardar silencio si el ánimo lo amerita, pero al mismo tiempo estoy valorando que alguien me señale mis errores (con crítica constructiva) y trato de hacerlo a su vez con mi gente cercana. Esto tiene que ser bueno y no implica (para nada) la carencia de cariño para con ellos. Me siento contento porque sé que ayudo más así que siendo como era.

16 mayo 2007

ERASURE en México… ¡por fin!


Alguien ha escuchado mis plegarias. Los sueños se cumplen…Erasure por fin se presentará en México y yo estoy feliz. Les comenté que moría por estar en alguno de sus conciertos. Vienen al Distrito Federal (Teatro Metropolitan, 16 de Julio) y a Monterrey (Arena Mty, 19 de julio) como parte de su 2007 World Tour y presentando su nuevo disco "Light at the End of the World". Los boletos ya están a la venta en ticketmaster y seguro estaré en primeras filas. Quiero desatarme, cantar, gritar, reír y seguramente llorar en el evento…ya saben: fan que es uno. Iba a decir que después de estar ahí, podría morir tranquilo, pero todavía hay asuntos pendientes que atender (Chavela, Tiersen y todas mis cosas inconclusas). El caso es que empezaré el conteo regresivo perdonando de antemano mis excesos, ustedes comprenden, ¿verdad?

Van pues para empezar a entrar en ambiente, muestras de fans que me encontré en youtube.com y con ello hacer que la espera no desespere.
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Obviamente sobra decir que están ustedes invitados a hacerme compañía en esa noche tan especial. Manden correo para coordinar movimiento (aquí haciéndola de iluso pensando que alguien se va a apuntar).
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¡Venga Erasure!



Fans de Erasure en Brasil
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Alguien que no está perdido en un mundo perdido



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Algunos que sí



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Este sí es de antología...gulp!
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En la cocina... (esta canción me encanta)

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¿Quién dijo que los niños no...?

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15 mayo 2007

Lista de cosas inconclusas


Me causa curiosidad ver listas de cosas que gustan, que no gustan, que desea uno hacer, de pendientes, etc. En estos últimos días y a punto de cumplir 35 años, me he puesto a analizar lo que soy actualmente con todo y pajas mentales y recordé que hace algunas semanas, lancé al aire la inquietud de preguntar: “¿si nos hemos convertido en quién soñábamos cuando niños?”; en mi caso, aunque la respuesta no es del todo satisfactoria, tampoco es tan negativa, y estuve tratando de indagar qué es aquello que no me permite sentirme plenamente satisfecho y me encontré que gran parte de ello recaía en cosas que he dejado de hacer y el motivo es casi siempre la baja fuerza de voluntad ó interés (si quisiera no oírme tan duro conmigo mismo -consuelo de tontos-) y he aquí una pequeña muestra de esto que les hablo (mi top ten) derivado de un momento de lucidez que tuve:

El ejercicio físico. He entrado a gimnasios y con la misma entereza y fuerza de voluntad con que lo he hecho, me he salido. Me he paseado en al menos unos 5 gyms y los periodos de estadía son variables: una semana, dos, tres meses…cuatro y párenle de contar. Regreso cuando me siento gordo ó ando en depresiones sentimentales jaja. Ahorita por ejemplo, estoy tirando al bote de basura alrededor de 400 pesos mensuales metido en un club deportivo al que voy muy, pero muy esporádicamente.

Aprender a nadar. Siempre que platico que soy acapulqueño, que vivo en Cancún y que no sé nadar, me convierto en la botana. Es de pena ajena, verdaderamente. Lo más que llego a argumentar es que sé nadar como los perritos, vamos… ¡que no me ahogo! Desde hace tiempo estoy con que tomaré clases ah! pero, como este detalle me lleva al punto anterior de que no he ejercitado mi cuerpo, me dará pena aventarme cual vil ballena a la alberca y enseñar mis lonjas, por lo que…de momento y hasta no ponerme más o menos decente a la vista, las clases de nado quedan otra vez: pendientes.

Aprender a bailar. No bailo ni los ojos y he pasado por momentos realmente bochornosos al grado de quedarme sentado en la pista con la terca mujer que intentó quedar bien con los demás sacándome a la fuerza a bailar. Nací con dos pies izquierdos. Hace algunos meses y a raíz de una depresión medio heavy por la que pasé, me metí a una escuela cubana de salsa. La experiencia, por decir lo menos, fue traumática. Para empezar, el primer día me encontré que uno de los alumnos es proveedor de la empresa para la que trabajo…Agh! ¡me lleva la que me trajo! (Cancún todavía es pequeño) y encima…es experto bailarín. Me metieron a ‘ejercitarme’ con los avanzados del turno anterior a mover cadera, brazos, pasitos que tenía que ejecutar con sólo ver y pues no, así no juego. Fui a lo sumo dos semanas. Me salí porque nos meten a todos a ser involuntariamente humillados con los avanzados y especialmente yo, que casi lloré de la desesperación en alguna clase por sentir que todos estaban aprendiendo menos yo. Como a la semana me encontré a una compañera de trabajo de mi madre, pensé: ‘que bien que no entran pájaros aquí de lo contrario alguno ya me hubiese aventado alguna viscosidad’. El acabose llegó cuando un compañerito se me quedó observando mientras intentaba sacar un pasito y me dijo: “¿no te sale verdad?”, con sonrisa helada, lo mandé a volar internamente y de viva voz le dije: ‘¡no!’ Se queda pues como proyecto pendiente hasta que encuentre un lugar en donde si me dediquen un tiempo de manera individual.
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El inglés. Mismo caso que el gym. El nivel máximo al que he llegado es a 5º nivel. La última escuela: Interlingua. Lo entiendo mejor de lo que lo hablo. Capto perfecto lo que me están diciendo y/o lo que esté leyendo, pero si me ponen a entablar una conversación, con una palabrita que mi cabecita no encuentre, se me cuatrapea todo. Aún con toda su importancia, es el pendiente que menos tengo en mente en este momento por sacar adelante. Triste mi caso.
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Estudiar algún posgrado. Una Maestría no me vendría mal. Finanzas tal vez. Le tengo ganas. Ya anduve negociando en la empresa que me pagaran el curso en alguna universidad pero se hicieron ojo de hormiga argumentando que mejor me metiera a algún diplomado o cursos varios que sirvan a la actividad de la empresa. Si algo tengo seguro por hacer este año es esto y ya ahí, es muy difícil que desista. Digo, tengo la experiencia de haber terminado mi carrera y sé como me manejo en estos menesteres, si cumplo pues.
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Un curso de fotografía. Pues les cuento que a raíz de haberme metido a bañar en Xel ha con una cámara digital de bolsillo (una bonita Canon Powershot SD630) y haber visto que empezaba a agarrarle el gusto y el modo, tenía que comprarme algo mejor para la siguiente ocasión. Después de mucho batallar en páginas de internet y viendo ‘reviews’ y comparativos además de mis posibilidades económicas, me decidí por una reflex digital para aficionados (Canon Rebel Xti). La camarita es una maravilla (ya les traeré muestras) lo que no es una maravilla soy yo, que de 30 disparos sólo una foto merece más o menos la pena y me doy cuenta que hago lo que hacen todos: los clásicos y populares ángulos y poses de la gente, terrible en verdad. Y decía que esto es de mis nuevos pendientes porque desde que compré la anterior, me dije que me metería a aprender. Ustedes no saben (bueno, sí) pero el uso de la luz es preponderante para determinar si una foto puede llegar a ser una obra maestra o pasar como la peor de las fotografías. Ya estoy investigando cursos, aunque en Cancún es bastante complicado encontrar algo al respecto. Y este punto es a muy corto plazo.

Ahorrar. Como pueden ver, me encanta andar de derrochador (y aquí Paco mueve negativamente la cabeza) y no tengo un peso ahorrado -sólo lo de mi afore jaja- (entre gyms a los que no asisto, cámaras nuevas y dvd's sin abrir…). Siempre argumento que soy feliz así, comprándome lo que me gusta en el momento que lo deseo sin pensármelo dos veces y siempre, de acuerdo a mis posibilidades. Tal vez derivado de esta situación y teniendo a media familia (y una que otra amistad molona –saludos Daniel-) diciéndome siempre que ahorre, es que me aventé al vacío endeudándome con una propiedad. Una casa que me gusta bastante pero en la que pasaré 25 años de mi vida pagando. Dicen que no hay mejor inversión que un inmueble y aunque parezca que no, tan fuerte me ha caído el 20 ahora en mis 30’s que el haberme metido a tal compromiso, ha hecho que todos mis derroches anteriores se estén minimizando considerablemente.

Viajar a Europa. Año con año digo que voy a ir (hablando de ahorrar jaja, creo que debí darle un orden lógico a mi top ten) y como no ahorro pues no salgo ni a la esquina. Me late bastante la idea de ir a España, aunque no me desagradaría lanzarme en un tour de 20 días a las ciudades más representativas del viejo continente (dicen que decir ‘me voy a Europa’ es naco je). Sí, sí…ya sé que como México no hay dos y que hay lugares hermosísimos que conocer, ¡pero-yo-quiero-ir-a-Europa!, espero…un día de estos…ah! porque además tengo que hacer que coincida mi visita en alguna ciudad con algún concierto de Yann Tiersen ó de Erasure, ¡claro está!

Comprarme un auto. Tuve un Fiesta hace años y lo vendí. Ahora no me he visto en la necesidad de comprarme uno porque la empresa me lo ha facilitado, pero es de la empresa. Estoy ayudando a mi madre a pagar uno para ella. De un tiempo a la fecha me remuerde bastante la conciencia el saber que sale tarde de su trabajo y se la pasa esperando taxis y/o camiones (en la lluvia ó el sol pensando mal) y yo muy campante sin pasar por esas penas. A sus casi 54 años aprenderá a manejar y que Dios nos agarre confesados. Pero si, yo no tengo un vehículo propio y veo lejano el tenerlo.

Mi gran pendiente: empezar a procurarme y pensar que soy lo más importante que tengo. De repente me veo supeditado a alguien más tratando de complacer siempre incluso moviendo mis propios planes en pos -repito- de alguien más. Hasta hace poco no me conscientizaba de ello, pero a raíz del post aquel en donde les platicaba estas ‘molestias’ empecé a modificar mi forma de ser. Ya empiezo a decir cosas como: “Me voy al cine… ¿gustas ir?”, en lugar de que alguien venga y me diga: “Oye, como que tengo ganas de ir al cine, ¿vamos no?” (a lo cuál casi siempre respondía que sí) y me cae que son dos cosas totalmente diferentes, sobre todo si mis planes originales no contemplaban ir al cine. Debo pues anteponer mis planes; a ratos parecía que mi existencia estaba como veleta, moviéndose por requerimientos de los demás y no de los míos propios…hasta hoy puedo decir que eso está cambiando.

He terminado, ahora un favor: Absténganse de decir "¿Y donde quedó plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro?"

08 mayo 2007

Polvos de otros blogs: "Crónica de un encueramiento"

Desde que supe lo de la foto de Spencer Tunick en el centro histórico, me quedé pensando en el relajito que se iba a aventar conociendo de antemano la filosofía del mexicano. Vi en las noticias como se desarrolló el evento y prácticamente lo eché al arcón del olvido, hasta hoy que sin querer y googleando en las noticias del sitio pude ‘echarme un clavado’ a las profundidades de todo el acontecimiento, amén de que yo no conocía el trabajo de Tunick. No he parado de reír (aclaro, más por las anécdotas, que por el acto en sí, que merece todo mi respeto). Leer esas instrucciones que les dieron a los valientes compatriotas es de Ripley: “conozcan al vecino”, “agáchense” y el gritillo de “Norberto Rivera, el pueblo se te encuera” es de carcajada plena. Aún con todo, sigo pensando en si yo le hubiese entrado a tan singular aventura. Por lo que leo a continuación, concluyo que no.

Esta narración es de un bloguero que se desnudó en el evento de nombre Héctor Julián Coronado. Su blog se llama
“Libre Pensar” y pues, esperando no se moleste por tomar prestada su anécdota (que además narra de manera interesante y graciosa), aquí se las comparto:
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A las 3:00 sonó la alarma.

- Apúrate que te quedas - me anunció la lupe.

- Vé y me cuentas ¿no? - dije. No por pudor (que no tengo) sino por que nomás había yo dormido 3 horas.

Prevalecieron más mis ganas de encuerarme frente a la catedral que las de seguir jetón y me puse pants y tenis y abordé el coche de la lupe. Después de circular por Tlalpán e Izazaga contemplábamos con desánimo y ojos hinchados de sueño las aceras de Isabel la Católica en las inmediaciones del centro que estaban atascadas de coches estacionados.

- Nos hubiéramos quedado en un hotel en el centro - dijo la lupe.

Pocos metros más adelante hallamos un lugar y dejamos de sentirnos imbéciles.

- Coopere para la vigilancia - nos pidió un vieneviene que se materalizó a nuestro lado al momento de estacionarnos.

Aligerados de 30 pesos caminamos rumbo a 16 de Septiembre y hallamos una fila que terminaba hasta 5 de Febrero y Venustiano Carranza, es decir una fila que le daba media vuelta a la cuadra.

Detrás nuestro se formó una chava junto con varios.

- Nomás nos dejan entrar y nos separamos - anunció pudorosa a sus acompañantes.

Afortunadamente no hubo necesidad de escucharle más perlitas de esas pues la fila comenzó a avanzar y la perdimos. Lo malo es que el avance no era porque los organizadores ya estuvieran dando acceso al zócalo sino porque no sabían qué hacer con tanta gente y decidieron intentar formarnos a todos en 16 de septiembre con resultados caóticos.

Estábamos siendo arreados como borregos cuando de puro churro nos encontramos a Caro y a Guillermo y abandonamos nuestra fila para quedarnos con ellos que estaban más cerca del acceso de 16 septiembre.

Después de varias arreadas confusas más entramos con el formato firmado en alto al zócalo. Frente al hotel de la Ciudad de México había muchos que ya estaban sentados en la calle y nos unimos a ellos. Eran apenas las 5 de la mañana.

Transcurrieron los minutos. A veces pasaban unos policías imperturbables a los gritos: ¡que esos también se encueren! A ratos varios coreaban o México o goyas a la Universidad. Vimos pasar a otros policías e internarse entre la aglomeración para sacar a uno que después supimos que estaba borracho. En el cielo pasó dos veces el mismo helicóptero.

Los altavoces tronaban a veces con indicaciones de Spencer Tunick traducidas por sus achichintles. Decían lo mismo que ya habíamos recibido por mail. Hasta que empezó a clarear pasadas las 6:00 nos avisaron que nos íbamos a encuerar, "pero que todavía no, pero que ya mero, pero que todavía no". Con esa promesa ambigua nos pusimos de pie. Al cabo, nos informaron que íbamos a dejar nuestra ropa justo donde estábamos parados y que íbamos a posar en la plancha del zócalo, cada uno acomodado en un área delimitada por los cuadros de la plancha. Después de las tres tomas (la de pie, acostados y hechos bolita en posición fetal), íbamos a caminar por la avenida 20 de noviembre donde nos harían otra toma. La última toma iba a ser una sorpresa. Amanecía.

- Vayan conociendo a su vecino - recomendaron.

Poco después de esas indicaciones Tunick contó hasta 3 para que nos encuéraramos. Nos empelotamos con entusiasmo y pusimos nuestras prendas en las bolsas que llevábamos para el efecto. Todo en camaradería, relajo y una súbita conciencia de que el suelo estaba bien pinche frío. En el hotel frente a nosotros había inquilinos que nos estaban contemplando. Comenzamos a gritar que se encueraran y dos de ellos se solidarizaron con nosotros. Aplaudimos. Gritamos que se aventaran de cabeza por su ventana pero eso ya no lo hicieron.

Las advertencias previas de gente mocha y pendeja que circulaban por internet de que ello se convertiría en una bacanal eran infundadas. A todos les importaba un balde de pura reata si el de al lado era un tripíe humano o si la de enfrente tenía trasero de aspirina. Todos estábamos cómodos y dispuestísimos a posar en pelotas.

Caminamos hacia el zócalo. A la altura de 20 de noviembre cerca del arroyo vehicular encontramos dónde acomodarnos. La primera toma la hicimos de pie mirando hacia el lado opuesto al Palacio Nacional después de que batallaron un rato en acomodarnos para que el zócalo se viera uniformemente ocupado de empelotados de todas las complexiones.

Ese rato lo ocupamos varios para temblar de frío. A mí casi se me caen no las pelotas pero si las orejas. Cuando cambiaron la lona que decía A por una que decía B nos sentamos en el suelo. Agradecí mi trasero peludo. El audio estaba del nabo. No entendíamos lo que nos decía Tunick pero después de un rato sus achichintles nos explicaron que había que acostarse con la cabeza (la de los sesos) apuntando hacia el asta. Permanecimos así un rato titiritando de frío viendo un cielo límpido mientras nuestras espaldas y culos calentaban el suelo hasta que escuchamos que la toma ya se había efectuado. Me levanté y alcancé a ver el zócalo alfombrado de carne.

Los que íbamos en pareja nos sacudimos mutuamente la mugre del centro histórico pegada a nuestras nalgas y espaldas. Estando en eso cambiaron la lona que decía B por una con una C. Hubo confusión sobre hacia donde había que apuntar el trasero. Nos dijeron que había que apuntarlo hacia el lado opuesto a la catedral. Mientras esperábamos en posición fetal a que terminara esta toma alguien hacía observaciones profundas:

- Nunca había visto tan de cerca las piedras del zócalo.

Los aplausos que daban los que estaban más cerca de Tunick al terminar cada toma nos indicaron que ya habíamos terminado ahí. Me levante adolorido de rodillas y pies. Tomé de la mano a la lupe y comenzamos a avanzar por 20 de noviembre. La ventaja de haber quedado a la altura de 20 de noviembre es que fuimos de los primeros en avanzar por esa calle y a la altura de las oficinas del GDF nos dimos vuelta y pudimos ver el zócalo lleno de empelotados caminando. Impresionante.

Por 20 de noviembre avanzamos y en el trayecto saludábamos a los de las calles transversales que se asomaban para ver el paso de varios miles de encuerados. A los policías y a los del staff de Tunick les gritábamos que también se encueraran pero nomás se reían y se mordían la trenza. Uno que nos veía desde el techo de un puesto de períodicos se bajó, se encueró y se unió al contingente entre aplausos.

- ¡Voto x voto! ¡Casilla x casilla! - gritamos en franco chacoteo (para el fruncimiento de más de algún despistado que crea que el IFE hace un buen trabajo).

Llegamos casi hasta la altura de Mesones, frente al Hospital de Jesús desde cuyas puertas nos miraban varias enfermeras, médicos e intendentes.

- Se les van a morir los pacientes - les advertimos.

Después de unos minutos llegó un barbón del staff de Tunick a informarnos que la pose consistía en mirar de pie hacía el sur. En su entusiasmo por ir a avisar lo mismo a otros casi se mata subiéndose a la banqueta.

Al terminar esa toma regresamos al zócalo. Nos anunciaron que la última toma de Tunick consistiría en una con puras mujeres mientras los hombres nos íbamos a vestir. Caro y la lupe se fueron a seguir posando mientras Guillermo y yo nos abrimos paso para llegar al sitio donde dejamos nuestras bolsas de ropa esperando que siguieran donde las dejamos.Ya vestidos esperamos a Caro y a la lupe. Mientras, los que estaban aplastados en el mirador del hotel de Mexico, mirando en lontananza a las chavas, recibieron senda carrilla de unos que estaban cerca de nosotros.

- Pinches mirones. De perdida encuérense. Putos.

- Si les faltan huevos bajen y aquí les damos.

Después de un rato comenzaron a llegar las chavas a vestirse. Caro y la lupe arribaron y se vistieron mientras comentaban la malviajada que se habían puesto unas viejas cuando estaban posando por que algunos hombres ya vestidos se acercaron a ver qué hacían. Dice la lupe que Tunick batalló para hacer esa foto por el arguende de varias chavas "que se sentían ultrajadas en su intimidad". No fue el caso ni de Caro ni de la lupe que terminaron contentas de haber participado.Y ya. Nos fuímos a mear y a desayunar al Coyote Hambriento (abundante y barato a esa hora). Lejos de la multitud del centro.

Pd1. Un guey con cámara que estaba entre los que esperábamos a las chavas se puso a fotografiar a las primeras que llegaron a vestirse. Las reacciones que provocó consistieron en un empujón, 700 mentadas de madre y quizá se tenga que conseguir una cámara nueva.

pd2. Ya me latió esto de encuerarme en el centro histórico. Me dan ganas de hacer lo mismo en el mirador del Monumento a la Revolución.

07 mayo 2007

La relevancia de lo sencillo: Zhang Yimou

'Un largo y doloroso camino'

- ¿Lloras? – pregunté a mi hermana.
- Sí – respondió.
-¿Sabes que director hizo esta película? – contesté.
- No.
- Es de Zhang Yimou, el mismo que hizo ‘El Camino a casa’ y ‘Ni uno menos’. Es experto en hacer llorar, como puedes ver. – Le dije.
- Sí, eso veo – me dijo, mientras se dibujaba una tímida sonrisa en su rostro.

Y es que, me precio de no cocerme al primer hervor en esto de que una película me haga llorar. Incluso, en el caso del cine de Yimou siempre estoy a la expectativa de ver, en qué momento ó secuencia, este estupendo director hará esta jugarreta que me provocará la lágrima e insisto, sabiéndolo de antemano, siempre lo logra. Su penúltima cinta ‘Un largo y doloroso camino’ no es la excepción.

Todos sabemos que Yimou ha tomado a partir de ‘Héroe’ dos vertientes en sus realizaciones: el cine intimista y el de las grandes superproducciones. Hay entre sus adeptos una polaridad muy marcada entre quienes gustan del primer estilo y a los que les atrae el segundo. Yo estoy en el punto medio: me gusta el Yimou que se da el lujo de entrarle a ambas vertientes, las disfruto por igual aunque no dejo de reconocer que siendo sentimental –como soy-, posiblemente me produzca mayor placer ‘emocional’ y estén mejor instalados en mi memoria los emotivos momentos de sus películas ‘sencillas’; aunque no desdeño los logros visuales de ‘Héroe’ ó ‘La casa de las dagas voladoras’ que sí me han quitado el aliento. Es más, ahora y después de haber visto ‘Un largo y doloroso camino’, espero con ansias ‘La Maldición de la Flor Dorada’ que ha generado en el mundo sentimientos encontrados pero personalmente confío en que Yimou saldrá de nuevo bien librado.

'La maldiciòn de la flor dorada'


Pero califiqué de ‘sencillas’ sus películas más intimistas porque están plagadas de situaciones que por ser cotidianas, no les damos el justo valor. Yimou si lo hace en sus cintas, es uno de sus sellos distintivos y lo que provoca la mirada nostálgica de quienes asistimos a ver sus filmes. La vasija rota en la que Ziyi Zhang le lleva alimento a su amor platónico (el maestro) en ‘El Camino a Casa’, los gises de colores que hay que cuidar en ‘Ni uno menos’, la flauta que desaparece el amo de Gong Li en ‘La Linterna Roja’ ó el silbato con el que despide un niño a Ken Takakura en ‘Un largo y doloroso camino’, todos elementos sencillos que son dotados de gran carga emotiva en las historias que nos cuenta.

En el caso de esta última, Yimou trabaja con esa leyenda del cine japonés, Ken Takakura (Antarctica, Lluvia Negra), que personifica a un padre japonés cuya relación con su hijo (adulto) se rompió diez años atrás. Podríamos decir que gran parte de la premisa principal es la imposibilidad de la comunicación y cómo afecta la vida de los protagonistas. Es la actualidad y este padre intenta reconciliarse con su hijo enfermo, quién lo rechaza sin darle la mínima oportunidad de verlo. La nuera, le entrega al papá un video en donde el hijo (Kenichi, gran admirador de la cultura china, en especial de la ópera tradicional) intentó que un artista de ópera cantara sin conseguirlo. Gouichi (Takakura) encuentra en esta anécdota, el pretexto para intentar reconciliarse con su hijo: buscar a ese cantante y filmarlo cantando y decide ir a buscarlo a China, encontrándose con demasiadas complicaciones (empezando por el idioma) para lograrlo.


Todas las anécdotas del filme funcionan como alegoría de la incomunicación. Gouichi, con voz en off, explica lo difícil que es para él reestablecer la comunicación con su hijo (a quien nunca vemos pues su importancia radica en ser una especie de pivote que desatará toda la travesía del título). Ya en China, necesita el apoyo de una traductora que lo conduzca hasta el cantante (ahora preso). Un guía de turistas (Lingo) hace las veces de conexión entre Gouichi y los altos mandos de los que se requiere autorización para grabar al artista. El drama personal de éste último que obliga a Gouichi a buscar al pequeño hijo del cantante (que no conoce) en un lejano pueblo; la eventual desaparición de ambos en una zona montañosa con cuyo acercamiento (dadas las circunstancias) Gouichi pareciera redimirse pues no recuerda haber sentido el deseo de proteger tanto a su hijo como a este pequeño desconocido y hoy lo hace. Todo pues, reforzando la premisa principal.

Tonos ocre y azules claros permean buena parte de la cinta. No hay exceso de paisajes espectaculares (brillan por su ausencia valles llenos de flores que en ‘El camino a casa’ eran un personaje más) plenos de color que de repente han catalogado de manierista a su director; todo muy matizado, sutil…pero siempre sin perder ese encanto visual tan característico del cine de Yimou.



Zhang Yimou

Es curioso que en México aún siendo Zhang Yimou un director ya muy conocido, su cinta haya salido en DVD sin llegar siquiera a exhibirse en corrida comercial. Hay pues que buscarlo y regocijarse con su trabajo. Ahora no resta más que esperar pacientemente ‘La Maldición de la Flor Dorada” con la idea en mente que, el trabajo de Yimou nuevamente, no nos defraudará.
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03 mayo 2007

Desmañanándome conmigo mismo...


Son las tres de la mañana y yo despierto. Tengo una pesadez estomacal que no me deja conciliar el sueño. Cené demasiado. Así que a pensarle un rato para matar el tiempo en lo que mi cerebro manda la orden de cansancio extremo y se me cierren los párpados.

¿Párpados?... ¿quién dijo ‘párpados’? Mmm…'Párpados Azules'. Leí en el blog de Paxton el nombre de esta película. Me metí al sitio oficial y me interesó mucho lo que vi. Y yo que le perdí la fé al cine mexicano hace tiempo. Todavía no llega la peli mexicana que me provoque emoción por verla. Y va para largo…

El blog. Damn it! no he escrito nada. Afloran ideas en los lugares en los que menos tengo herramientas a la mano como para ponerme a desarrollarlas. A veces, cuando estoy en algún restaurante veo gente con sus lap tops, ya sea navegando en internet o escribiendo. Se tardan las horas con un café. Me encantaría tener una compu de esas para ver si cultivo el hábito jeje, pero e$tá difícil. El blog… ¿escribir sobre alguna película?... Nah!... les pondré nuevas canciones en el TuneFeed para que al menos vean movimiento jaja. Canciones en español de cantantes de antaño. Sin dedicatoria (por aquello de evitar colgarse milagritos y que Cane no diga que me veo mal poniendo esas rolas juar juar) nomás por el puro gusto de oírlas nuevamente…

El libro de Cane… ¡chispas! No lo he terminado. Me faltará una decena de hojas… ¿y si me pongo a leerlo ahorita? Agh! está en la otra recámara…mmm mejor me quedo acostado.

Que extraño... algo me despertó y no sé bien pero creo que estuve soñando que era un delfín (mi animal favorito) jaja así de lleno me dormí.

¡Ah que bonito canta Amanda Miguel! jaja como que las etiquetas que les colgamos de repente a los cantantes provocan que olvidemos su arte en sí. Las canciones que compusieron Diego y ella tenían su halo de magnificencia. Eran verdaderos dramones shakesperianos y los acompañamientos musicales de gran orquesta. Esa voz. Amanda canta muy bien. No sé, imagino que si se hubiese manejado de otra forma su carrera hoy sería una leyenda viva. Recuerdo el otro día que la vi en la tele mientras cantaba ‘El me mintió’ y cuando acababa la canción, se planta a quedársele viendo fijamente a la cámara en actitud provocadora…me gusta eso, que interprete sus canciones, que las actúe, que las viva…

¡Chispas! Six Feet Under jeje, le dije a Ben (ja! mis pensamientos nocturnos se circunscriben a la blogósfera!) que desarrollaría la idea de lo que significa para mi que alguien me cocine…y heme aquí de flojonazo, sin hacer nada. Ah si, la serie está relacionada con esto y principalmente Ruth…ya veré que hago el fin de semana…

Chin! No he escrito sobre los blogueros y sus películas favoritas. Cane ya lo hizo pero yo quiero darles otro enfoque…a ver si mañana armo algo sobre eso… ¿mañana? ¡Pero si ya es de madrugada! ¡Ya es mañana!

Damn it!…las 3:46 am y yo sin dormirme. Mañana (que ya es HOY, chingá!) voy a andar con el estómago revuelto y los ojos rojos y cansados…se me hace que el aire acondicionado es lo que está soltando la humedad en la recámara…esas ondas que compré no creo que sirvan de mucho…

Esta pancita guh!…el gym. Tengo que regresar. Pero me harta todo lo que suene a cardiovascular. He podido mantener un cierto peso pero ya comienzo a subir y esto no me gusta nada. Siempre ando diciendo que si alguien viniera y me garantizara por escrito que me voy a poner ‘bien acá’ de cuerpo en tal tiempo, yo si le entraba y me esforzaba y claro… ¡pagaba!

Agh! ¡No le he escrito a Paty, Felipe y Norma! Ya me da pena…es que, en serio…hace tiempo yo pensaba que ¿cómo era posible que alguien no tuviese tiempo para hacer cosas tan elementales? ¡Me he convertido en vivo ejemplo! Dios, siempre ando atareado…que si los pagos de servicios, que si el súper, que si mi hermana viene a la casa, que si hay que llevar de regreso a mi mamá…je, de esto ya escribí en el blog antes…ahí muere…

Wow...el Cane ya en España… ¡que envidia! Esa frase de Mariluz acerca de que “uno tiene que fabricar sus propios sueños” se me hace fenomenal. ¡Es cierto… es cierto!, así que mejor…me fabrico el mío y me duermo de una vez por todas…