Mi vida ha dado un giro trascendental. Ocurrió algo en ella en el mes de enero y lo que llevo de febrero que ha modificado sustancialmente mi forma de ser, principalmente en lo laboral. He librado una batalla, cruenta, desgastante y que ha movido toda mi estructura emocional y espiritual. He llorado, he sacado fuerza donde nunca creí tener obligándome a replantearme muchas cosas.
Y nadie mejor que Gandalf en esta secuencia para ilustrar lo que he pasado. Bendito Dios, aprendemos de estas experiencias. Hoy puedo decir que estoy regresando del mismísimo infierno.
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Dios existe. Créanme.
Ya les contaré.
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