.Me despedí de mi hermana en el aeropuerto diciéndole que me encanta su familia, que la quiero y que cuenta conmigo. Es la primera vez que se lo digo con tal apasionamiento que se me quebró la voz y se me hizo un nudo en la garganta. El tiempo pasa y ya no me es posible verla con la frecuencia de antes. Si bien me va, esto sucederá cada año, pero el tiempo, insisto, continúa pasando y ¿por qué no decirlo? haciendo mella en nosotros, empezando por el físico que ya no es el de antes pues por mínimo que sea el cambio, tener 37 y ella 36 por supuesto que en algo nos afecta.
Pero me sentí nómada porque dentro de todo me sentí solo. Un simple observador que ve como la vida brota y toma curso a su alrededor, con su familia, como mirando algo que me fue negado o tal vez que me he autoimpuesto estúpidamente: una suerte de soledad de la que he dotado a mi vida y que me condena (a veces pienso que como un vampiro) a ser, repito, un observador pasivo de eventos, personas y sus lazos.
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La abracé muy fuerte en la despedida y mientras caminaba hacia la sala de espera, rogué por ser notado, rogué porque alguien me viera y que tuviera el ánimo y ganas de acercárseme para darse cuenta que soy un ser extraordinario y con una necesidad imperiosa de amar y ser amado.
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Pero nada de eso sucede.
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La gente a mi alrededor abraza a su familia, niños jugando videojuegos, un joven que duerme plácidamente como si no le importara perder el avión, pero dentro de todo, vida, mucha vida y compañías.
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Y volteo a ver el teclado y por primera vez me siento un limosnero de amor, por cursi, triste y exagerado que se escuche.
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Y mientras pienso en el cada vez más lejano “ya llegará” trato de hacer planes de regreso a la escuela, al trabajo, a casa y posiblemente pensar en el nuevo viaje que haré en fechas santas, sólo para sentirme de nuevo el nómada entre personas que me quieren y de las que me despediré llegado el momento.
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Creo que si me concientizo de esta forma de vida, tal vez no me duela tanto…como ahorita. Debo hacerlo. Tengo que...
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Mientras tanto, el maldito nudo en la garganta no se va (malditas fechas).